Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

Capítulo 18


viernes, diciembre 5th, 2008

 

Drogas (II): Alcohol y tabaco

 

Uno de los mayores miedos que tenemos los educadores y las familias es la aparición de las drogas en el entorno del adolescente. Aunque para algunas personas el alcohol y el tabaco están aceptados en la sociedad, son dos drogas legales que suelen ser las primeras a las que tienen acceso los jóvenes. Existen muchas causas relacionadas con el acercamiento a este problema, entre las que están la necesidad de socialización, la presión del grupo, la exploración del mundo adulto o los modelos de comportamiento que diariamente se ven en la familia, en los medios de comunicación o en la propia calle, que se ofrecen como modelo a seguir. Si los adultos fumamos o bebemos, no debe extrañarnos que ellos lo asuman como un rito más de su iniciación. No olvidemos que los jóvenes son el reflejo del mundo que hemos creado.

El alcohol es la droga que más daño está haciendo en España. No es raro que los adolescentes la vean en casa desde muy pequeños asociada a las celebraciones o a las relaciones sociales, por lo que se acercan a ella sin suponer que puede traerles ningún problema. Además existen muchos tópicos que se escuchan por ahí : “Mejora la actividad sexual“, “Te sientes eufórico“, “Parecerás mayor“, “Ayuda a hacer amigos“, etc. La realidad es bien distinta. El alcohol es una droga depresora del sistema nervioso central y se absorbe por el tubo digestivo, produciendo sueño, sedación e incluso coma, atacando primero a la parte del cerebro responsable del autocontrol. Aunque sus efectos dependen del sexo, la masa corporal o las mezclas, generalmente causa pérdida de memoria, problemas sexuales, enfermedades estómacales o circulatorias entre otras.

Los adolescentes beben buscando un placer que difícilmente van a encontrar, mediante el que tratan de huir de una realidad que no les gusta, mejorar sus relaciones, imitar a los adultos, o seguir la inercia marcada por los líderes del grupo para ser aceptado. “Es que si no bebo me van llamar niñato“. Como además se encuentran en una fase de exploración de sus propios límites, les resulta complicado saber en qué momento están abusando de esa droga legal por lo que están sometidos a varios peligros a corto y a largo plazo, incluyendo los accidentes de tráfico.

Tras el alcohol, la segunda droga más consumida en España es el tabaco. El tabaco es una sustancia estimulante, al contrario de lo que pudiera parecer. Lo que pasa es contiene sustancias como la nicotina que crean una adicción y unos síntomas de abstinecia, y al fumar estos desaparecen, dando la falsa impresión de causar una relajación progresiva. La nicotina es la culpable de esa fidelidad al tabaco, pero junto a ella hay otras 4000 sustancias que pueden ser nocivas para el cuerpo, obtruyendo los vasos sanguíneos, provocando problemas circulatorios así como casi todos los tipos de cánceres conocidos.

Se sabe que 90% de los fumadores se inicia en la adolescencia, por lo que es muy importante la prohibición de la publicidad en televisión, vallas o películas. Nuestros jóvenes ven el tabaco en su entorno y conocen sus consecuencias, sin embargo es difícil para un adolescente imaginar que pueda sucederle algo malo dadas su percepción a corto plazo del tiempo y la salud inherente a su edad. Yo he tenido la experiencia de explicar estos temas en mis tutorías y ver a algún alumno llorar por el recuerdo de un familiar que murió por esta causa. Sin embargo esa experiencia no parece suficiente para prevenir su consumo y te enteras cursos más tarde de que está fumando.

Cuando un adolescente termina su cigarrillo o se bebe su mini de calimocho, comprobará que aquellos efectos de euforia-depresión o de falsa seguridad desaparecen poco a poco, volviendo a su estado habitual. Si en el día a día su autoestima, los reforzamientos positivos, la vida escolar, las relaciones sociales y afectivas son normales, no lo echará de menos. Pero si tiene esas carencias se sentirá de nuevo de regreso a ese mundo de preocupaciones y dudas, por lo que deseará volver a tomar esa droga que le permitía huir de la realidad.

Por eso es muy interesante abordar el problema desde la personalidad del adolescente, entregándole herramientas en forma de habilidades sociales, apoyándole en la construcción de su personalidad y autoafirmación -para no depender del grupo y saber decir “No”-, enseñándole a afrontar los reveses de la vida como un proyecto más y fomentando un comportamiento asertivo equidistante entre la agresividad y la pasividad. En cuanto a la información, sería conveniente que está fluyera en dos aspectos complementarios. Por un lado es necesario explicarle los riesgos del tabaco y del alcohol, haciendo hincapié en aquellos que afectan a lo que más “le duele” -su imagen hacia los demás- ya que, como decía antes, las enfermedades más graves él las percibe como demasiado lejanas en su esquema temporal. ¿Cómo será tu aspecto físico si bebes? Dientes amarillos, mal olor, ojos irritados, etc.

Junto a los efectos nocivos de estas drogas no debemos olvidar descubrirle las ventajas de no tomarlos, como el ahorro económico, la no dependencia, la madurez mostrada ante el resto del grupo, la capacidad para rendir en el deporte, la percepción total del entorno que está descubriendo, etc. Por eso es más útil enseñarle a vivir sin muletas desde pequeño que explicarle los problemas derivados de andar por la vida con ellas cuando ya las está usando.

(Para más información puedes visitar la web de la FAD).

Antonio Javier Roldán

 

 

La Pavoteca examina a…

 

Rosa Regás

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

No tengo ni idea, pero supongo que sería hacia los 15 años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Estaba interna en un colegio desde los dos años,(primero en Francia y luego en Barcelona), salíamos muy poco y no conocía a nadie más que a las niñas de mi colegio, así que la sociedad para mí era la familia que el Tribunal de Menores había decidido que fuera la mía, y no me gustaban, la verdad.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Leer y ensayar alguna obra de teatro. Jugar, y redactar una revista de consumo limitadísimo.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

En general buena en el colegio, mala fuera de él. Mi situación familiar no daba para más.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Me importaba, pero no en exceso. Ni entonces ni más tarde creí que las pinturas y los trapos pudieran embellecer a nadie.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Una chica delgada y alta, con el pelo pelirrojo y muchas pecas, largas tranzas y un aire un tanto despreocupado. Me gustaba ser así.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Ninguna de ningún tipo.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Estudiaba bachillerato y hacía la carrera de piano, o sea que mi música era siempre clásica. La que sigo escuchando hoy.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Llegué al colegio a los cinco años hablando sólo francés, luego fui aprendiendo español, catalán e inglés. Pero nunca creí que no me entendieran por culpa del idioma. Estaba convencida que cuando no me entendían era por algo más profundo: éramos distintos o distintas.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Todos: morales, éticos, sentimentales, de convivencia, todos absolutamente todos.

¡Muchas gracias, Rosa!

Materiales recomendados

 

DVD: The Breakfast Club

Cinco adolescentes de una High School americana deben pasar un sábado encerrados en un colegio como castigo por alguna incidencia transcurrida a lo largo de la semana. Aunque es posible que se conocieran de vista es la primera vez que van a convivir juntos, en un edificio desierto bajo la vigilancia de un profesor que se siente escéptico de su profesión y que convierte su desencanto en odio hacia los propios alumnos.

Los cinco jóvenes representan a cinco estereotipos de la adolescencia que pugnan por abrirse camino en una sociedad que les cataloga desde niños. Lo que comienza como un encuentro fortuito entre personas que no tienen nada en común, desemboca en una auténtica terapia de grupo en el que siembran lo que puede ser el inicio de una futura relación.

John es un alumno que proviene de un hogar muy problemático, con pocos horizontes y conflictivo. Desafía constantemente al profesor, hasta que este le dice, de forma cruel, que algún día acabará en la cárcel. Parece ser que su castigo viene motivado por activar la alarma de incendios.

Claire es la “Barbie” del colegio, una niña consentida y mimada. Vive pendiente de su imagen, dispone de dinero y percibe el castigo como una humillación para su reputación. Todo apunta a que hizo novillos para irse de compras.

Andrew es el atleta. La obsesión de su padre es que triunfe como no lo pudo hacer él. Está en el colegio un sábado por gastar una broma humillante y cruel al compañero más débil en el vestuario. Su cuerpo simboliza su fuerza y estatus en el colegio.

Brian es el empollón. Toda su vida se le ha inculcado la perfección académica y marcado un camino del que no puede escapar. Ha sido castigado por traer una pistola de bengalas a clase. Ante los otros dos chicos finge ser más experimentado en temas de su edad, con poca suerte. Durante la charla con sus compañeros demostrará que su vida no es tan perfecta y que se siente muy perdido.

Allison es una marginada en el colegio, de imagen desaliñada y algo siniestra. Durante el castigo sufrirá una transformación a manos de Clair. No parece claro el motivo de su castigo, aunque todo apunta a su facilidad para mentir e imaginar historias.

La película es todo un referente dentro del amplio catálogo de títulos sobre temática adolescente rodados en los años 80. Es todo un ensayo sobre los sueños y frustraciones de la juventud de aquella época.


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