Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

Nochevieja


domingo, diciembre 30th, 2012

 

Nochevieja

 

Querido diario:

Son las ocho de la tarde. Mamá está con la abuela preparando la cena. Hoy escribo tan temprano porque me han dejado ir a la fiesta. Mi padre me puso un examen –más difícil que los del Chanquete- y saqué un siete. Se puso muy contento y me ha dejado con la condición de que sea responsable y que vuelva con Carmen –la chica que de la panda que vive al lado-. Es mi primera salida a una fiesta que no sea de cumpleaños o en el colegio. Me siento como si tuviera veinte años.  Marta me ha dicho que pase por su habitación que me va a maquillar un poquito. ¡Qué nervios!

 

Ya se escuchan por todo el pueblo los petardos y las risas. Si estuviera en Madrid sólo escucharía coches. Pasado mañana volvemos a casa, que a papá se le acaban los días libres. Tengo ganas de ver a Noelia, para saber si está más tranquila. Le he llamado por teléfono, pero me ha dicho su madre que está castigada. ¿Qué puedo hacer?

Este año que se acaba ha sido demasiado intenso. Ya he pensado mis doce deseos: 1- Encontrar el amor, 2- Aprobar las mates, 3- Que Noelia se mejore, 4- Tener salud, 5- Que Marta apruebe la asignatura pendiente en febrero, 6- Viajar a París “acompañada”, 7- Que a mi familia no le pase nada, 8- Un mundo más justo en el que no haya hambre, 9- Subir la media de mis notas, 10- Cenar con Orlando Bloom, 11- Ir a una discoteca y, por supuesto, 12- No perder ese ángel que dicen que tengo.

 

Hace un rato me he puesto el abrigo y me he asomado al balcón de la casa, desde el que se ven las montañas y el cielo limpio de polución. ¡Qué bonito! Me encanta la noche. Quisiera ser como una de esas estrellas que brillan de alegría porque conocen todos los secretos de las personas que, como yo, le confían sus mayores ilusiones. Hay tanta belleza en la vida…

Se supone que cuando una se va haciendo mayor debe dejar de llorar. Lo malo es que según pasan los años encuentro tantas cosas que me llegan al alma, haciéndome derramar lágrimas de emoción, que me pasaría las horas llorando. Quiero vivir, beber la vida a grandes tragos pero, por otro lado, siento tanto miedo de crecer y dejar a un lado el nido seguro de mi infancia que a veces me siento perdida entre dos mundos.

¡Hasta mañana, estrellas! ¡Feliz año nuevo, querido diario!

(“El diario de Kayleigh” – Descarga:  http://www.antoniojroldan.es/diario.htm )


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