Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

Capítulo 19


viernes, diciembre 12th, 2008

 

La libertad al alcance de la mano

 

Érase una vez un canario que vivía muy ufano en su jaula bajo los cuidados de sus dueños, quienes lo alimentaban a base de alpiste tostado con sabor a miel y topping de chocolate, calentaban con microcalefactor vía USB, hidrataban con agua mineral de Sierra Light, distraían con un columpio ISO-Looping -verificado y testado- e inspiraban con una cadena musical que para sí querría cualquier tunero -de tuning, no de tuna.

Poco a poco nuestro amiguito fue sufriendo los primeros síntomas físicos de su adolescencia, más o menos visibles en su plumaje, y empezó a sentir cierto distanciamiento hacia sus dueños. Ya no eran tan perfectos como cuando se topó con ellos al salir del huevo y le entró el síndrome Calimero. Además, la jaula se le estaba quedando demasiado pequeña para poder moverse a sus anchas.

Total, que un día en el que Doña Pepita iba a cambiarle el agua, le soltó eso de “¡Oye vieja, que si no tienes inconveniente, yo me abro! Que uno ya es mayorcito para estar aquí en este cuartucho de barrotes dándole al piquito para que tú lo flipes con mis sonatas“. A Doña Pepita se le vino abajo el mundo y fue a llamar a Don Pepe. ¡Pepe! Que el canario quiere que le dejemos libre. ¡Ah! Y dice que flipo. Ya le toca mujer. Es ley de vida. Déjale marchar…

Una preciosa mañana de primavera las manos temblorosas de Doña Pepita abrieron la puertecita de la jaula mientras que Don Pepe dejaba la ventana de par en par para facilitarle al canario el vuelo. Adiós Piolín, que te vaya bonito. No olvides escribir y si un día te da por traernos los huevitos para irte al cine con tu periquita, sin problemas.

El canario se lanza por la ventana todo osado. Vértigo, sudor frío, mareo… A los pocos segundos se da cuenta de que la más pequeña corriente en la jaula es un huracán tropical fuera de ella. Tras duros esfuerzos, y un dolor en las alas de aquí te espero, logra estabilizarse. Descansa en un banco y contempla, con una mezcla de alivio y añoranza, su casa. Entonces todo se oscurece. El enorme cabezón de un gato le observa fijamente con ojos golosos. Cuando ya se ve en las fauces del visitante inesperado, logra zafarse en un requiebro involuntario que realiza en plena huida tras golpearse con un árbol. ¡Plonc! Casi se despica.

Una vez recuperado de la impresión, sobre la rama del árbol, comienza a buscar alpiste. Nada. Incluso el agua de los charcos sabe a líquido de frenos. ¡Qué asco! Observa a una paloma llevando una lombriz en el pico mientras que un gorrión porta orgulloso una mosca a medio deglutir. Para su sorpresa el alpiste no crece en los árboles, es más, no hay ni rastro de él. ¿Moscas? ¿Gusanos? ¿Qué tipo de mundo es ese?

La noche va cayendo y lo más similar a un hogar que ha encontrado es una lata de fabada asturiana mohosa y pringosa. Poco a poco se va dando cuenta. Ha confundido libertad con autonomía y todavía no estaba listo para dar el salto. Recuerda con morriña aquel intento frustrado de doña Pepita para que volara por el salón o las veces que ella le contaba lo peligrosa que era la calle. Él pasaba de sermones, le “rayaba” todas aquellas cosas que ahora necesitaría. Así que al día siguiente, helado, hambriento y con el pico mustio regresa a su ventana.

Don Pepe le increpa: La jaula está cerrada, Piolín. ¿No demandabas libertad? Pues, nada. Es que los canarios de hoy en día no sabéis lo que queréis“. Doña Pepita le dice con tono severo: “¿Has vuelto? ¡Te lo dije! No sabes vivir autónomo. Menos mal que aquí siempre tienes una jaula y un cuenco de alpiste. Anda pasa, que si no fuera por nosotros…

Nuestro canario ha vuelto a su rutinaria, aunque segura, vida. Eso sí, se dejó la autoestima en el barrizal.

Cuando el adolescente empieza a cuestionar a los adultos que tiene a su alrededor, significa que está comenzando su lentísima emancipación de los padres, los cuales reconocen estos síntomas con una mezcla de añoranza e ilusión. Poco a poco le irán otorgando libertad a ese adolescente que además está poniendo tierra por medio entre él y ellos. No sólo ven como se inicia su independencia, dolorosa e inevitable, sino que además saben que deben colaborar a que esta se lleve a cabo.

La libertad que debe desarrollar el adolescente es un medio para formarse como persona autónoma, capaz de diseñar y llevar a buen término el proyecto de vida que él haya desarrollado desde su educación académica e integral. Al igual que al canario de la historia, hay que enseñarle el valor de las cosas para que comprenda que el primer peaje por su libertad será el esfuerzo. ¿Qué no mantiene limpia su jaula? Pues menos alpiste. ¿Qué el día que toca práctica de vuelo sin paracaídas por el salón este se niega a mover las alas? Pues le depositamos en el suelo y colocamos la jaula en la azotea. ¿Y si llora y patalea? Ya se le pasará cuando tenga hambre y suplique por un curso de vuelo sin motor en fascículos.

A la voluntad le acompañará una adecuada formación intelectual que le permita analizar su propia vida y su entorno con pocos sesgos ideológicos en la mochila que actúen como lastre, conociendo sus propias emociones y motivaciones, y procurando empatizar y aprender de los demás.

El reconocimiento de lo que está bien o mal, a través de los modelos de vida que ha conocido, que no hayan sido inculcados a la fuerza, le ayudará a configurar, con la voluntad y la formación, unos ejes sobre los que dibujar su proyecto de vida. Tan simple y tan complejo a la vez.

 

Aquellos que hayan sido protegidos en la infancia, llegarán a la adolescencia cargados de miedos y carentes de herramientas que le ayuden a ejercer su autonomía. Ser adulto es muy complicado. Por eso los padres y profesores tenemos que ir soltando la cuerda poco a poco para que ellos puedan usar esos destellos de libertad y probarse a sí mismos, ensayando su autonomía, sin olvidar que nuestra obligación es vigilar en la sombra que todo se desarrolle adecuadamente.
Dicho de otra manera: Si al pajarito no le liberamos antes en un jardín bajo nuestra atenta mirada, para que vaya entrenando en un lugar acotado y controlado, mucho me temo que no será capaz de sobrevivir el día que le invitemos a ejercer su libertad.

Antonio Javier Roldán

 

 

La Pavoteca examina a…

 

Marwan

Space: Marwanmúsica

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Recuerdo que entre los 11 y 12 años fue cuando comenzó esta etapa para mí. Recuerdo que allí comencé a tener muchos cambios físicos y de personalidad.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

La percibía de un modo muy recortado. La verdad es que siempre fui una persona muy ingenua y, aunque era muy hablador, no emitía ni muchos juicios ni tenía mucha idea sobre la sociedad. Lo que sí recuerdo es que me impresionaban enormemente algunas cosas como cuando descubrí el racismo o el egoísmo de ciertas personas. Yo siempre reaccioné de un modo violento ante ese tipo de cosa. Un error muy grande por mi parte.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

A mí también hubo un momento en que las consolas me atraían mucho y llegué a comprarme revistas de juegos sin haber llegado a tener nunca una consola. De todos modos, lo que más hice en mi adolescencia fue deporte y salir con los amigos. Me pasaba horas y horas jugando al baloncesto y al fútbol. También iba a pescar con mi padre. Algo que me encantaría es haber leído más libros y mira que mi madre insistía en que lo hiciera.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

La verdad es que algunas veces era buena y otras menos porque me imponían. Siempre me sentí impresionado con los adultos desde que era muy pequeño. Con mis padres si me comunicaba mucho, siempre fueron muy buenos y comprensivos conmigo y atendieron a mis problemas con mucho cariño.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Sí, me importaba mucho mi aspecto físico. En ese momento comienzan a gustarte las primeras chicas y a tener las primeras novias y todos queríamos estar guapos y ser altos por lo que nos repeinábamos.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Iba siempre repeinadito porque quería estar guapo. Siempre le pedía a mis padres que me compraran unos vaqueros así o asá. No llevaba ninguna estética en especial aunque algunos días llevaba estética rap y otros días me ponía todo arregladito pero nunca una estética en general.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Sí, en el colegio y en otros lugares. Incluso antes de la adolescencia. Nunca me faltó información al respecto.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Siempre he escuchado música muy variada. Escuchaba Europe, Bon Jovi, mucho rap, soul americano, pop-rock y muchos cantautores y la verdad es que sigo escuchando de todo y muchas de las cosas que aún escucho son los discos que escuchaba en mi adolescencia.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Por supuesto que me he sentido un incomprendido. Millones de veces me he sentido incomprendido, insensato, imprudente e inseguro. Con el tiempo es algo que he superado aunque uno siempre tiene algún momento de incomprensión pero dentro de unos límites razonables.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

La madurez viene poco a poco pero sobre todo de los 16 a los 17 noté en mi un cambio muy grande. Vi que comencé a darle una gran importancia a los valores sociales, al compañerismo, a la solidaridad, a la empatía. A mi alrededor veía mucha falta de compañerismo, de amistad verdadera y a mí me afectaba mucho y se empezó a forjar en mí esa búsqueda.

Cuando recibí por correo las respuestas de Marwan para nuestro test, abusando de su cercanía y amabilidad, le pedí permiso para usar una de las canciones de su último disco “Trapecista”. La canción se llama “Adolescente” y la puedes escuchar en el reproductor que está bajo estas líneas.

¡Muchas gracias, Marwan!

 

Materiales recomendados

 

Libro: Adolescentes: “Qué Maravilla”

Eva Bach Corbacho (Manresa, 1963) es licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona. Maestra, formadora de formadores y escritora, es especialista en desarrollo personal, inteligencia emocional, comunicación y relaciones interpersonales. Es diplomada en Pedagogía Sistémica por el Institut Gestalt de Barcelona y el CUDEC de México.

Forma parte del equipo de programa “Emociones y Desarrollo Personal del Profesorado” de Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya, así como del grupo de trabajo en Pedagogía Sistémica del ICE de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Actualmente se dedica a la formación permanente de profesorado, padres y adultos en general e imparte también cursos para empresas. Es profesora en varios postgrados universitarios y asesora pedagógica en diversas instituciones y organismos públicos y privados.

Autora de numerosos artículos y de diversos libros: “Sedúcete para seducir“; “Des-edúcate“, “Lo más cerca posible“; “E-mociones: comunicar y educar a través de la red” y “El divorcio que nos une“.

Pero Eva tiene uno de esos títulos que no se entregan en ninguna facultad, el de madre de dos hijos de 18 y 14 años. Ese doble papel de pedagoga y madre le permite acercarse al mundo de los adolescentes de un modo muy afectivo y enfocado desde la inteligencia emocional. Para Eva los objetivos de este libro son:

1- Recuperar los valores esenciales y atemporales que nos transmitieron nuestros mayores.

2- Tranquilizar a los padres y madres de adolescentes, ofrecerles un pequeño y modesto reconstituyente anímico para que no se culpen y se angustien tanto, y sean capaces un poco más capaces de mirar a sis hijos/as con buenos ojos y con esperanza.

3- Ofrecerles una serie de mensajes claros, valientes y con corazón, para educarlos conjugando el amor y la ternura con las normas y los límites.

Como dice Eva al comienzo del libro, los adolescentes a veces son una maravilla y otras veces decimos que “vaya maravilla”. El libro es una invitación a afrontar la adolescencia con afecto y ternura, sin olvidar los límites y la autoridad. También es una lectura tranquilizadora para aquellos padres que tienen adolescentes en casa.


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