Relatos(di)minuto(s). Número 957. #Virtualescencia. Número 21 -Pues sí, Cristina. Mi familia es muy pobre y por eso no tengo webcam. Espero que te haya gustado la foto que te mandé… -¡Eres muy mono! ¿A qué cole vas? -¡Huy! A un instituto de Mordor. ¡Muy lejos! -Ya. ¿Hay metro?
Relatos(di)minuto(s). Número 956. #Virtualescencia. Número 20 -Cariño, somos unos padres estupendos. Hemos conseguido que nuestro adolescente se quede en casa con nosotros en lugar de estar en la calle de botellón, porros o cualquier otra adicción. -Pues sí… ¡Qué tranquilidad!
Relatos(di)minuto(s). Número 955. #Virtualescencia. Número 19 -No lo entiendo. Juraría que había dejado mis emociones en el corazón, pero no están por aquí. ¿Mamá, has visto mis emociones? -¿A que voy yo y las encuentro? -se escuchó en la lejanía-. ¿Has mirado en el móvil? -No…
Relatos(di)minuto(s). Número 954. #Virtualescencia. Número 18 -¡Parece que llueve! -Pues sí. -Menos mal que nuestros padres nos han enseñado a usar el paraguas. -A veces se rayan un poco pero… está bien. -¡La que está cayendo! ¡Uf! -Si vemos que acaba en tormenta les llamamos.
Relatos(di)minuto(s). Número 953. #Virtualescencia. Número 17 #PadresHelicóptero (III) El helicóptero de tráfico familiar vigilaba, en la sombra, la navegación de su hija durante veinticuatro horas al día. Ella crecía en libertad, pero con límites, sabiendo que ellos estaban ahí.
Relatos(di)minuto(s). Número 944. #Virtualescencia. Número 8 Unos años antes Vanesa dormía abrazada a su osito “Copito”, con el que compartía sus sueños infantiles. Ahora se aferra a su teléfono móvil, corsario de su virtualescencia en el proceloso mar de las redes sociales.