Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

Spanish revolution


viernes, mayo 20th, 2011

 

Spanish revolution

 

Durante los últimos veinte años, nuestros jóvenes han crecido en un suelo abonado por la pujanza económica, sin percibir apenas necesidades en casa, y en el que bastaba con pulsar un botón para descargarse ese disco o película que tanto le interesaban, o copiar el trabajo del renacimiento que el plasta de su profesor se empeñaba en pedirles. ¿No le bastara a este hombre con mirar la Wikipedia? ¡Qué pesado! 

                        

Junto a esta abundancia cultural, el crecimiento insostenible del primer mundo, insaciable de recursos y generador de residuos, ha configurado un escaparate global de bienes de consumo al alcance de todos los bolsillos, provocando cataratas de regalos, elitismo en las marcas y sueños cumplidos sin tiempo a luchar por alcanzarlos.

Nuestro un sistema educativo ha relegado el esfuerzo a un segundo plano, aplazando el fracaso escolar a los últimos cursos, cuando ya no basta con progresar adecuadamente. A lo largo de esa travesía, los que andamos metidos en la cuarentena, no quisimos reproducir la falta de libertad que tan sólo pudimos intuir en la despedida del franquismo, ese con el que alcanzaron la madurez nuestros mayores. Quizás por eso hemos sentido miedo a la palabra autoridad, confundiendo la cercanía con la permisividad, y tratando a los adolescentes de tú a tú, convirtiendo algunos centros educativos en pequeñas ciudades donde sus habitantes disfrutan de muchos derechos y pocas obligaciones, a una edad en la que todavía hay que explorar los propios límites. 

Hoy en día, inmersos en una crisis económica mundial, el 45% de nuestros jóvenes, más de dos millones, se encuentra en paro, descubriendo que aquel paraíso de la infancia dista mucho de la cruda realidad que les aguarda fuera del hogar. La avaricia de algunos, nuestro estilo de vida y el monopolio de los bancos para prestar las llaves que conducen a la sociedad del bienestar, han convertido a la juventud española en rehén de unos pecados ajenos. ¡Oiga! Que esto no es lo que me prometieron en  mi bucólica y protegida infancia. ¡Menudo timo! Y es entonces cuando miran hacia sus mayores y observan perplejos la corrupción de algunos políticos, la mirada sesgada de los jueces afines a una determinada ideología, la cesión de recursos del estado para mantener a los bancos contentos y pujantes, los medios de comunicación que editorializan más que informan, y la injusticia brutal hacia el tercer mundo de la llamada “Europa del bienestar”. 

Entonces un día un joven tiene una idea, en esa realidad paralela que ellos dominan mejor que nadie, y a través de internet deciden movilizarse, porque sólo aparecen en los medios cuando hay botellones o el informe anual de educación los pone a caer de un burro. Los jóvenes españoles, hijos e hijas de las sucesivas reformas educativas, quizás no sepan cuál es la capital de Ucrania o se echen a sudar cuando se les pregunta por la lista de los Reyes Godos, pero no hay quien les gane en el trabajo en equipo, la resolución de proyectos, las ideas igualitarias y la creatividad.

Así que de repente un movimiento de indignación crece exponencialmente en las redes y una manifestación se transforma en un campamento de protesta en el kilómetro cero de España. Se organizan como lo hicieron en las clases de Tecnología para construir una grúa de madera, de forma horizontal y democrática, repartiendo las obligaciones y responsabilidades, toman la calle y les dicen a los políticos que toca espabilar, majetes, que otro mundo es posible y que allí tienen una muestra en las propuestas de su manifiesto. En pocos días los noticieros se abren con el movimiento llamado “15-M”, los periódicos centran sus editoriales en ellos y en el resto del mundo el eco de su protesta se extiende: Spanish revolution. Casi nada. La ultraderecha los tacha de porreros antisistema, desarrapados y manipulados. La derecha se sienta a observar el espectáculo de su rival desangrándose electoralmente. Mientras tanto la izquierda trata de mimarlos con gesto paternal, mostrando su comprensión, pero susurrando eso de “Vale chicos, como bromita ha estado muy bien. Estamos con vosotros, pero ahora dejaros de asambleas y pancartitas y a fichar el día de las elecciones, que nos quedamos a dos velas”. Las televisiones montan su set particular y le dan un toque a los enviados especiales, que estaban descansando de las revueltas en Oriente Medio, para que jueguen a buscar las diferencias. Los ancianos del lugar, aquellos que han sufrido en sus carnes la hambruna y la miseria de la posguerra, y que esta angustia general por la crisis les provoca la risa floja, empiezan a debatir con sus nietos en el nuevo ágora de Madrid, intercambiando sus impresiones con ellos mientras dan cuenta del caldito que les ha bajado una vecina de la puerta del Sol.

   

Y nosotros, los que hemos permitido y alimentado este sistema con nuestra avaricia, indiferencia y ansia de comodidades, nos encontramos ahora observando por el microscopio la evolución de “nuestros bichitos”, temiendo que aquellos jóvenes que permanecían aletargados entre archivos multimedia, marcha nocturna y privilegios se pongan las pilas y nos canten las cuarenta para que se nos caiga la cara de vergüenza. 

Ojalá me equivoque, pero creo que ninguna de vuestras reivindicaciones van a ser tenidas en cuenta en esta época de vacas flacas. Bueno, quizás algún partido político, con permiso del poder empresarial y el visto bueno de los sindicatos, acepte alguna idea que sea inofensiva, de esas simbólicas que dan muchos votos y titulares, algo así como “no te puedo llevar a Eurodisney, pequeñín, nos saldría muy caro, pero la verbena de San Isidro es también la leche y es mejor que nada”. 

 

 

      

Lo que sí habéis conseguido es que muchos nos sintamos estos días orgullosos, especialmente los que cada día compartimos con vosotros un aula y que, gracias a vuestro contagioso afán por vivir, seguimos creyendo que otro mundo es posible.

Respuesta a los comentarios
recibidos sobre este post

 

¡Gracias a tod@s por comentar! Os respondo… 

  • Antonio, es verdad, si esto queda en nada al menos nos ha servido para reflexionar sobre el mundo actual. Queremos un estado que nos asegure el bienestar, la sostenibilidad, la igualdad y la justicia, pero pocas veces nos hemos sentado a pensar si las cuatro garantías son compatibles. Quizás sea un buen momento.

  • Gracias, Juan Luis…

  • Paloma, coincido contigo en que al menos la imagen que mucha gente tenía de la juventud está cambiando. A mí como educador me queda ese poso positivo en el ánimo, ya que han sido ellos los que han iniciado este movimiento, y no los que ya estamos instalados cómodamente en esta sociedad.

  • Joy, también yo quiero equivocarme sobre el final de esta historia, pero estoy algo pesimista viendo el panorama tras las elecciones. Unos, tan crecidos por la victoria -y con poder autónomo repleto de competencias en los próximos cuatro años-, se harán los sordos, y los otros bastante tienen con reparar la brújula para arreglar lo “suyo” . Te prometo que quisiera ser más optimista, pero creo que nuestros vecinos ya nos miraban mal por no “pagar la comunidad” y ahora nos critican por “ser molestos”. Como para que encima les pidamos que nos dejen ir a EuroDisney… Es lo malo de estar en un club en el que admiten a gente como nosotros (Marx, pero Groucho).

  • Flor, por supuesto que es un caldo de cultivo y nos debe traer esperanza de cambio. Lo que me da miedo es que, con la situación económica actual, estamos en manos de las directrices europeas y los bancos para evitar que España no tenga que pedir un rescate económico, y por eso temo que ni el gobierno ni la oposición quieran saber nada de cambios.

  • Sara, te agradezco mucho los recuerdos de Brocelandia. No sé bien lo que han hecho en Islandia, pero sí sé que en Grecia nos están imitando. Si en toda la Comunidad Europea surgen movimientos como el 15M, entonces se abrirá una nueva puerta al cambio; pero si España se queda sola en sus movilizaciones no seremos más que una noticia curiosa en los noticieros del “vecindario”.

  • Juan Carlos agradezco tu sinceridad. La verdad es que el origen del movimiento no me preocupa… La transición en España vino de la semilla plantada por un príncipe tutelado por un dictador, dirigidos por el antiguo secretario del movimiento, ayudados por un militar que luchó en la Guerra Civil en el bando nacional y guiados legalmente por un procurador de las cortes franquistas que animó al viejo régimen a sucidarse. Y cuando parecía que todo iba a explotar, el secretario general del PCE va y abraza el eurocomunismo sacando la bandera española del armario. De este grupo tan extraño, y surrealista, junto a nacionalistas, socialistas, populares y algún ex ministro -con las pilas rebosantes tras recargarse por inmersión en Palomares- nació la esperanza para nuestro país hace 35 años. Por eso creo que lo que importa es como crezca la planta, quien la riega y los frutos que nos ofrezca, más que el origen de la propia semilla.

  • Gracias, Victoria. Somos “hermanos de aula” y sabemos que el esfuerzo, valores y dedicación de nuestros jóvenes merecen algo más que el triste panorama con el que se encuentran al terminar su formación.

  • Juan, sí he estado en Sol en el momento de una asamblea. Me resultó muy gratificamente y quizás de ahí viene mi pesimismo, ya que descubrí una energía nueva y temo que se diluya en ese largo camino que va desde las plazas de nuestros barrios hasta los órganos de decisión, porque ni siquiera nuestros gobernantes tienen las manos libres para recogerlas y llevarlas a cabo. Como le decía antes a Sara, o se moviliza toda Europa o el 15M sólo provocará temas de debate para los sociólogos del primer mundo y una sonrisa amarga en los países que llevan en crisis profunda desde la época del colonialismo por nuestra culpa.



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10 Responses to “Spanish revolution”

  1. Antonio Says:

    Muy buen análisis. Si después esto no quedara en nada, al menos habremos reflexionado en profundidad estos días. Y como dijo una italiana esto quiere ser una revolución ética, y estas cosas duran.

  2. Juan Luis Says:

    Muy buen artículo, sí señor…

  3. Paloma Casro Says:

    Seguro que algo cambia. De momento, es mucha la gente que se ha dado cuenta de que la juventud de ahora no es tan diferente de “la nuestra”

  4. Mª José/Joy Says:

    Espero haber sumado bien, jeje…

    Estupenda reflexión, Antonio Javier!
    Sólo me queda confiar, también, en que te equivoques un poco en lo que respecta a conseguir frutos en las reivindicaciones…

    Soy una romántica empedernida, y la historia merece tener una continuación feliz 😉

    Un beso enorme para ambos, y gracias por avisarme del post!
    Quizás, con tu permiso, me anime a trasladar tu artículo a mi espacio, con tu autoría…

  5. Flor Says:

    Quién sabe?? Tiene toda la pinta de no provocar un cambio inminente, pero puede ser el caldo de cultivo para ir creando ese algo diferente que todos y todas queremos. Sólo falta que esa fuerza y energía nos den el impulso necesario para gestionar este “movimiento” y que no se quede aquí…The show must go on… besitos.

  6. Sara Says:

    Así comenzaron en Islandia. Yo creo totalmente en la posibilidad del cambio. No hay otra salida . Gracias Antonio. Te mando un abrazo “brocelandés”

  7. Juan Carlos Garcia Says:

    Hola Antonio,

    Estoy totalmente de acuerdo con el anális que has realizado sobre la educación de nuestra juventud; sin embargo tengo algunas discrepancias en cuanto a la convocatoria de la Puerta del Sol. La semana pasada se me ocurrió mirar quien era el propietario del dominio “democraciarealya.es”, que está en el inicio de todo este movimiento y está registrado a nombre de Manuel Jesús Román Estrade. Después miré en Google quien es este señor: El señor Román Estrade, estuvo afiliado al partido comunista y actualmente forma parte de la red de blogs socialistas. Tal vez el movimiento de la Puerta del Sol no haya sido tan espontáneo como nos han querido hacer creer sino que está manejado por gente que sabe muy bien lo que hace y cuando lo hace. De hecho, unos meses atrás se intentó formar una cadena humana para protestar contra un asunto tan dramático como el paro, e inexplicablemente no logró congregar ni a 500 personas. ¿Tal vez porque no era época de elecciones? No sé, pero me queda la duda.
    Un cordial saludo

  8. Victoria Says:

    Comparto cada una de tus palabras, es exactamente lo que yo pienso y me alegro mucho de no ser la única. Lo twitteo co tu permiso

  9. Victoria Says:

    Un 10. Exactamente lo que pienso.

  10. Juan Capristán Says:

    No estoy de acuerdo en que ninguna de las reivindicaciones vayan a ser tenidas en cuenta, pero por esas palabras sospecho que no has participado en ninguna de las asambleas que se han venido organizando. Las ideas que corren ya están siendo tenidas en cuenta, por eso hay tanta gente involucrada y tanta gente organizándose y sumándose. Desde mi punto de vista esto es un movimiento a largo plazo desde su propia base. En la asamblea de hoy de la localidad en la que vivo (que por cierto, fue fantástica) una persona hacía una llamamiento a la paciencia. No se trata de cambiar las cosas de un día para otro ni de armar grandes revoluciones que lleven a cambiar tal o cual ley sino que se trata de cambiar conciencias. Y sobre todo, creo que no se trata de pedir nada a los políticos, de los que las personas que nos autodenominamos “indignados” ya no esperamos nada, sino de, a la larga, crear una alternativa, una forma de gestionar la vida democrática que esté libre de todo lo que se le critica al actual sistema.

    Por otro lado, comentar a Juan Carlos García que el hecho de que el germen venga de tal o cual sitio no creo que sea significativo, puesto que, como digo, se trata de un movimiento apolítico en el sentido de que no aboga por prevalecer las políticas de un partido o de otro, de izquierdas o de derechas, sino por cambiar la mentalidad de las personas en lo que a la participación en la vida democrática de los ciudadanos se refiere. Se trata de inventar un nuevo sistema más participativo.

    En cualquier caso, invito a todas las personas a que se informen de las asambleas de sus barrios que ya han empezado a funcionar y que participen, que opinen, que debatan. Una nueva democracia está a la vuelta de la esquina. Como decía Punset el otro día: “Antes estas revoluciones tomaban mil años. Ahora con la tecnología toman mil días… pero aun así son mil días. No paréis.”

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