Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

Capítulo 15


viernes, noviembre 14th, 2008


 

El entrenamiento

 

Aunque hayan pasado muchos años aún evoco con ternura cada una de las escenas de mis primeros pasos en la selva del amor, donde me sumergía en la adolescencia en busca de esa flor que se ocultaba entre lianas, pirañas, anacondas y otros peligros más o menos identificados. Hasta donde me alcanza la memoria, recuerdo que fueron más abundantes los días en los que iba con el machete abriéndome camino que los que era obsequiado con una sonrisa de esperanza, una mirada por la que navegar o una leve caricia que me rompiera en mil pedazos. Sé muy bien que aquel extraño viaje era necesario para ver el sol -que aún me calienta- entre tan oscura espesura. Lástima que a esa edad no me diera cuenta de la necesidad de sufrir el rechazo o el desencanto como paso previo a la felicidad.

En esta etapa, en la que las emociones y los sentimientos van y vienen como en un carrusel (Ver Capítulo 1), es fácil enamorarse y desenamorarse con facilidad. Muchas veces las relaciones de pareja entre personas adultas fracasan, por lo que mucho más habitual es que suceda algo similar entre personas que están cambiando de personalidad y de cuerpo casi diariamente.

 

Las características esenciales del amor en estos primeros escarceos podrían ser:

  • Platónico: Se idealiza a la persona amada desde la distancia, con poca información disponible. El amor en estos primeros años de la juventud suele tener pocos cimentos, porque la persona todavía no los tiene.

  • Exploratorio: A través de estos sentimientos buscamos tanto conocer al sexo opuesto como descubrir nuestra capacidad afectiva.

  • Físico: Se confunde la atracción física con el enamoramiento por lo que, si la pareja llega a formarse, los preámbulos sexuales se realizan sin que exista una comunicación o conocimiento mutuo.

  • Prioritario: En una edad en la que relaciones sociales están en auge y las hormonas dictan gran parte del comportamiento del adolescente, la reciprocidad de los sentimientos o el rechazo marcan su estado de ánimo.

Cuando se acerca la fecha de San Valentín suelo hablar con mis alumnos de este tema y suele ocurrir que cerca del noventa por ciento confiesan estar o haber estado enamorados.

Muy pocos de ellos admiten haber logrado ser correspondidos y son mayoría los que viven la experiencia en secreto o han sido rechazados. Este amor no correspondido puede convertirse en una obsesión que se transforme en un grave problema a ojos del adolescente, tanto que puede marcar su estado de ánimo o su rendimiento escolar. Yo les suelo decir en clase que el fracaso es, evidentemente, una experiencia no deseable para nadie, pero que no es una etiqueta que nos peguen de forma definitiva: “He sido rechazado”. Además, tener novia o novio no es como comprarse un reproductor de Mp3 que tiene garantía en caso de avería. Las experiencias de este tipo son un buen entrenamiento para conocerse a sí mismo. ¿Alguien puede imaginar a un futbolista que se negara a ejercitarse o a recibir paradas en los entrenamientos? ¡Seguro que el día del partido sale corriendo al primer contratiempo o entrada fuerte de un defensa! Por ese motivo es necesario un buen entrenamiento afectivo, con alegrías y desengaños, para poder jugar un buen partido en el futuro.

Una vez superado el fracaso, al iniciar una nueva relación ya estamos preparados para lo que venga porque ya lo hemos entrenado con anterioridad. Por eso, en estas edades, salvo casos afortunadamente excepcionales, las relaciones amorosas suelen estar más cercanas a la iniciación y al entrenamiento de cara al futuro, que al inicio de una relación duradera. Sin embargo no debemos menospreciar la sinceridad y belleza de los sentimientos de este tipo en el inicio de la juventud, porque son la capa afectiva que dará armonía a las relaciones sexuales –de las que hablaremos en capítulos posteriores- y a la convivencia entre dos personas.

Hace algunos años preparé con mis alumnos un relato sobre la vida de una adolescente de 14 años. De él he sacado este fragmento:

Querido diario:

Le he dicho a mi madre que había quedado con Noelia pero, por la expresión de su cara y por la forma en la que me he arreglado para salir, estoy segura de que se olía algo. No me gusta mentir, así que prefiero que se haya dado cuenta. He llegado al portal de Luis, que está en una de las Torres de la calle del parque, he seguido sus instrucciones y he subido a la planta de arriba, donde Luis ha pegado un cartel al pie del último tramo de escalera que decía “Al mirador del Sena”. He subido rápido. El corazón me latía muy deprisa, por el esfuerzo y por los nervios. ¿Qué sería?

Me ha recibido, bajo un cielo estrellado, con una gran sonrisa dándome la mano para salvar el escalón final que da a la azotea del edificio. La luna estaba despertándose en un cielo rojizo. Mi anfitrión me ha mostrado un póster de la Torre Eiffel, que ha pegado sobre el cuarto de motores del ascensor, con una vela encendida a sus pies, ha conectado un reproductor de música, con el sonido de un acordeón y me ha invitado a bailar. Hemos permanecido abrazados durante varios minutos, corazón con corazón, dejándonos deslumbrar por los focos de los barcos que cruzaban el río y respirando el aroma de la creciente primavera parisina.

Detrás de nosotros, las estrellas han comenzado a bailar, lentamente, sin hacer ruido, para no despertarme de mi sueño. Cuando la música ha cesado, nos hemos asomado al Pont d´Léna, que estaba repleto de turistas, para ver la Torre reflejada sobre el agua dialogando con la luna.

Como hacía frío, hemos dejado París para volver a casa. Luis me ha preguntado si París era como yo lo imaginaba y le he dicho que no, que era más bello que en mis sueños.

Creo que me estoy enamorando de Luis.

 

Antonio Javier Roldán

 

Colaboraciones

Mi proyecto de vida

A veces escuchamos por la calle, o en los medios de comunicación, un comentario del tipo “los jóvenes de ahora no tienen ideales“, o esa otra sentencia que afirma con gravedad que “no piensan en el futuro“. Cada uno habla según su experiencia. La mía me indica que los adolescentes del siglo XXI tienen su propio proyecto de vida y que este es fruto de la sociedad que los adultos hemos ido conformando para ellos. Resulta reconfortante comprobar como las ilusiones de estas personas son muy parecidas a las que tuvimos -o tenemos- nosotros los mayores. Como ejemplo, vamos a asomarnos por un instante a los proyectos de Inés López Jimeno, Óscar González Vázquez, Lorena Lozano Pereira y María Maraver García, estudiantes de 2º de ESO en un colegio de Madrid, que están asomándose a la adolescencia poco a poco.

El proyecto de Inés

El proyecto de Óscar

El proyecto de Lorena

El proyecto de María

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

 

La Pavoteca examina a…

 

José Andrea

Biografía: Wikipedia

Web: “Donde el corazón de lleve”

Web: Mago de Oz

Este examen de “La Pavoteca” a José Andrea está dedicado con todo mi cariño a Carmen Molina (http://www.myspace.com/fotocarmenmolina),que organizó un inolvidable viaje a Santa Cruz de Mudela para que decenas de seguidores de Mago de Oz pudiéramos pasar una tarde en los ensayos del grupo compartiendo con ellos una calurosa tarde de junio. Días después publiqué unas letras dedicadas a esa jornada en mi anterior blog, bajo el título “Corazón de juglar”. Carmen fue tan amable de colgar mi enlace (http://www.magodeoz.com/_new-web/prensa/)en la web oficial del grupo como un artículo más de prensa. Meses más tarde, abusando de su disponibilidad, me puse en contacto con ella de nuevo para pasarle el examen a José Andrea, el cual recibí a las pocas horas.

Te vi desde el público en el concierto de “Vista Alegre” realizando tus fotos del evento para que todos recordáramos aquella tarde. No pude acercarme a ti para darte las gracias, pero lo hago ahora.

Va por ti, Carmen… ¡Gracias!

CORAZÓN DE JUGLAR

Durante las cuarenta y cuatro semanas en las que un bufón (Ver “La máscara del bufón”), de dorada indumentaria, ha hecho malabarismos para ocultar su mascara al que suscribe, he tenido la fortuna de encontrar unos aliados en mi empeño por descubrir su verdadera faz. Con la belleza de su música me han arropado cada semana en la sección “Buscando la belleza”, desenmascarando con sus versos las palabras que el bufón escondía en mi propia alma. Durante muchos años ellos han sido los juglares emocionales que caminaron a mi lado componiendo la sinfonía de los recuerdos que sostienen la persona que, todavía a las puertas de la cuarentena, sigo proyectando como un incurable adolescente.

Dicen que son una especie en extinción, que los retazos de su corazón están a un clic ratón y que, por muchas puertas que le pongamos al mar en forma de impuestos indirectos en los soportes musicales, su modo tradicional de ganarse la vida ya no pasa por la venta de su música. En una sociedad orientada al consumo brutal el intercambio de archivos por Internet les esta excluyendo de la cadena de producción, obligándoles a retornar a la senda de los juglares, aquellos nómadas que con su canto llenaban nuestra imaginación con los reflejos del exterior de la muralla. Su cercanía a la gente, la disponilidad para ofrecernos su sombrero e invitarnos a compartir con ellos la celebración de su música, son los nuevos activos con los que se defienden en el ágora global.

El pasado 18 de junio por la tarde fui invitado a un ensayo de un grupo de juglares llamado Mago de Oz (aparecieron en este blog el 30 de noviembre). Durante un par de horas nos enseñaron a sus visitantes sus secretos, compartieron con nosotros algunas canciones en un pequeño concierto, nos convidaron en una tarde calurosa y nos trataron con mucho cariño. Sus canciones nos hablan de superación, amistad, amor, ecología o libertad… Ellos parecen defender sus ideas con la coherencia de sus actos, como dejó patente su espíritu de acogida.

Mi vida ha sido un flechazo continuo por la música, desde los singles de los sesenta que mis padres dejaron en mis manos siendo todavía un crío, pasando por todos los grupos de rock, cantautores y mitos de la movida que fueron mis hermanos mayores en la adolescencia. Cada uno de ellos es el guardián de mi memoria sin saberlo. Por eso agradezco sinceramente a Mago de Oz el que me dejaran penetrar en su mundo de sueños, esa ciudad de los árboles perdidos que van a llevar por todo el país. Necesitamos el corazón de los juglares en esta era en la que los líderes de opinión están a nómina de los grupos mediáticos, porque la belleza es la urdimbre más poderosa para cambiar al ser humano.

Entre las ruinas de la industria discográfica surgirán vencedores aquellos artistas que se comprometan con una causa y que hagan de su canto una voz a la que unirse. Woodstock, Bangladesh, Live Aid, Mandela, Live8, son algunos de esos eventos en los que se nos invitó a cambiar el mundo y que sirvieron para refrescar las conciencias de muchos de nosotros, especialmente de aquellos que se encuentran buscando su lugar en esta sociedad y suplican por modelos que les inciten a vivir el humanismo por encima del materialismo.

Y a vosotros, Txus, Mohamed, José, Jorge, Carlitos, Frank (que te mejores de lo tuyo), Peri, Fernando, Kiskilla y Patricia, desearos que sigáis siendo trovadores hasta que el cuerpo aguante. Porque, como decía el “profesor” Ramón Trecet, “Buscad la belleza: es la única protesta que merece la pena en este mundo”.

Antonio Javier Roldán -19 de junio de 2008-

 

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Creo que a los 12 años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como algo sin esencia ni alma, en el que cado palo debía aguantar su vela.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En intentar conseguir dinero para pagarme las clases de música.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Nula.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Nada de nada.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Ni me planteaba eso. Bastante teníamos con vivir…

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Ninguna.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

De todo tipo, desde Vivaldi a Verdi, desde Return Forever a Black Sabbath, pasando por Yes, los musicales… De todo.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Aún lo siento.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Por supuesto después de mucho cavilar filosofar y blablabla, llegue a la conclusión de que todo, absolutamente todo, se resume en dos preguntas, ¿por qué? y ¿por qué no? Llevándolo al extremo tanta razon tendría Jesucristo como Hitler o Ghandi o el kiosquero de mi barrio. ¿O no? ¿Quién lo dice? .

¡Muchas gracias, José!

Materiales recomendados

 

DVD: “Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero”

Al comienzo de 2º de bachillerato, Juan se enamora de Sara, la chica nueva de su clase. Juan es un chico algo reservado, y por ello guarda en secreto su amor, que no confiesa ni a sus mejores amigos. Por supuesto, tampoco se atreve a confesárselo a la interesada. Pero si Juan es un chico normal, Sara es más lanzada. Dice que se quiere morir y que colecciona momentos, mostrando un mundo interior tan complejo y rico que desconcierta al muchacho no reconociendo en algunos momentos los sentimientos que la chica  muestra por él. Cuando se aproximan los exámenes ella le propondrá robarlos y Juan aceptará para compartir una aventura con ella, que tendrá un final inesperado.

Durante la película se trata en varias ocasiones la retirada del futbolista Emilio Butragueño como una metáfora del adiós a la infancia y a cierto tipo de sueños. En ese transitar a la vida adulta el padre de Juan le comenta a su hijo que en la vida no hay más de tres mujeres, viniendo a decir que el verdadero amor, el que nos llena por completo, es muy difícil de encontrar y conservar.

La película es una comparación continua entre los dos sexos, distintos en las formas pero tan cercanos en sus miedos y escaramuzas por la vida adulta. Como dice el protagonista mientras ellos leen “El principito” ellas ya están con “El príncipe”. Al final ambos grupos se juntan en la fiesta final de curso, donde el amor y la búsqueda común de la afectividad les unirá.

Índice

  1. Película.
  2. Menús interactivos.
  3. Accesos directos a escenas.
  4. Trailer.
  5. Filmografías.
  6. Fichas técnicas.
  7. Documentales.


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