Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

Capítulo 30


viernes, febrero 27th, 2009

 

Algo está fallando


Ya tratamos en su momento los cambios que se producen en la pubertad en el Capítulo 6. Dichos cambios no sucedían de forma armónica, pudiendo ocurrir que personas de una misma edad muestren un desarrollo muy distinto especialmente en los primeros años del cambio. Cada adolescente es un mundo y son muchas las variables que influyen en la transformación del cuerpo. Por ejemplo,
a los 13 años una talla mínima rondaría los 140cm y un sobrepeso podría reconocerse sobre los 62 kilos. Lo que para los adultos no deja de ser un problema médico, para un adolescente, que constantemente se está mirando en sus compañeros para comparar los rasgos de sus cuerpos, puede ser una tragedia en la que centrar todos sus pensamientos.

 

Los rasgos que un adolescente percibe como defectos le crean complejos de inferioridad que pueden dar lugar a problemas sociales, timidez, autorechazo y baja autoestima. Cuando esto ocurre buscan en su vida compensaciones que mejoren su propia imagen para poder destacar en otros campos, queriendo parecer mayor -drogas, conductas de riesgo-, reaccionando con violencia en público, vistiendo de forma llamativa o eligiendo caminos rápidos para obtener el reconocimiento social y la admiración del resto de iguales. A menudo esas prisas por alcanzar esa popularidad le inducen a cometer graves errores.

A veces a los adultos, que llevamos muchos años aceptando, con más o menos alegría, nuestro cuerpo, nos cuesta entender la importancia del acné, unos pechos pequeños -o grandes-, una estatura por debajo de la media o el tamaño de una nariz. Ya comenté en el Capítulo 6 que debemos ser muy delicados a la hora de afrontar el problema para no demostrarles que ese rasgo que le atormenta es tan evidente que hasta nos preocupa a sus adultos de referencia. Son ellos los que deberían dar el primer paso a la hora de plantear la cuestión o pedir ir a un especialista, y no nosotros.

Sin embargo, como es imposible adivinar el futuro y conocer cuáles de esos rasgos que preocupan al adolescente serán pasajeros y cuáles formarán parte de la persona adulta, podemos ir preparando el terreno para que en el futuro se puedan superar esos complejos aceptándolos como parte de uno mismo. Algunas buenas estrategias pueden ser:

1.- Trabajar sobre los estereotipos culturales y sociales sobre la altura y el peso con los que nos bombardea la publicidad, la televisión o el cine, y que tanto daño están causando entre los más jóvenes. Gran parte de los trastornos de la alimentación nacen de la búsqueda de estos modelos. Todos tenemos distintas características y su catalogación como defecto responde a los cánones de belleza de cada época. Podemos buscar ganadoras de un concurso de belleza como Miss Universo desde los años 50 hasta ahora para comprobar como los gustos van variando de generación en generación.

2.- Predicar con el ejemplo de nuestra propia aceptación. Un ejercicio muy útil puede ser hacerle pensar en una persona a la que quiera o admire de su entorno para luego analizarla en busca de defectos. Siente mucho afecto por ella, pero no es perfecta por un motivo: La perfección no existe. Es más, el afecto profundo que sentimos por alguien, si nace del corazón y no de los instintos, va más allá de la mera contemplación de unos rasgos físicos. ¿Qué importa más en una nuez? ¿La cáscara o el fruto?

3.- Afrontar las situaciones en las que los defectos salen a la luz. “No voy a la piscina con los amigos porque el bañador me queda horrible…“, “Con estos granos no voy a la fiesta…“, “Se van a reír de mí cuando vean en el partido estas piernas de palillo…“, etc. En una balanza de decisiones los pros de afrontar el encuentro social superan a los contras de forma holgada, pero tenemos que demostráserlo incluso dibujando una balanza. Tampoco son buenas las consecuencias de encerrarse en la concha de caracol con conductas de evitación en un entorno en el que todos tienen algún rasgo del que no están orgullosos. Necesitamos convencerle de que su complejo puede ser superado y animarle a que así lo haga con toda sus fuerzas.

Una vez sentadas las bases de la propia aceptación, podemos plantearnos acudir al especialista para vigilar temas de acné, investigar un sobrepeso, etc. También es posible afrontar algunos cambios sencillos en la imagen, realzando los puntos fuertes, buscando un nuevo peinado o simplemente sonriendo más para decirle al mundo que somos felices y que nos queremos mucho. Toda una invitación a que nos quieran también los demás.

Antonio Javier Roldán

Colaboraciones

Nueces con lazo

Querida/o amiga/o:

Sé que no me conoces personalmente, pero creo saber algo de ti, ya que paso muchas horas al día con gente como tú. Muchos de ellos dejaron el colegio hace años y ahora son mujeres y hombres sanos y felices. Te cuento esto para que sepas que al final la historia puede acabar bien. Todo depende de ti.

A lo mejor nunca te has parado a pensar que en España hay casi tres millones de jóvenes de tu edad, que sienten lo mismo que tú, deseando ser agradables a los demás, queriendo gustar y ser el centro de atención de las pandillas. En esa carrera por ser más que el otro, por gustarle a ese chico o chica que no me mira en el patio o simplemente por destacar, buscas cualquier pista para alcanzar el éxito.

¿Te imaginas a un vendedor de frutos secos que le pusiera un lazo a las nueces para demostrar que el fruto está en buen estado? Eso haces muchas veces cuando te importa cuidar más tu cuerpo hacia fuera que hacia el alma, o cuando tu éxito social depende de la compra de una determinada marca de ropa. ¿Sabías que el presupuesto que los jóvenes gastan con tu edad para adquirir ropa de marca oscila entre 36 Euros y 160 Euros al mes mientras que hay niños en el mundo que mueren cada día de hambre por no tener un euro al día?

La marca no es sólo un logotipo, es una promesa que te hace un fabricante a través de la publicidad, prometiendo que tendrás éxito en la vida, que serás popular, que ganarás dinero, que dispondrás de lujos o que llegarás a ser como las estrellas que salen por televisión. Te están vendiendo un mundo falso y vacío, en el que todo reluce y brilla y en el que no hay sitio para los que no se unan a esa marca.

Tú ahora estás creciendo, quizás tu cuerpo con más velocidad que tu cabeza – suele pasar, don´t worry-, por lo que eres presa fácil de ese mundo de espejismos en el que el dinero, los cuerpos Danone y el éxito fácil aparecen como única posibilidad de tu futuro. No te dejes engañar. Crece, vive la vida, disfruta de cada momento, sueña con un mundo mejor, ama sin límites y goza de la libertad. Pero hazlo desde el corazón, desde tu interior, desde el fondo de tu alma.

Si eres una mujer, no te dejes embaucar por los que dicen que tu rol supremo es estar atractiva. Ellos sólo quieren limitar tus horizontes porque no es rentable que la mujer compita en igualdad de condiciones. Dale la vuelta al mundo, pon el patriarcado patas arriba y entrégale al mundo eso que necesita y que a menudo ocultas bajo la tiranía de la imagen.

Si eres un hombre, entrena la fortaleza de los sentimientos, no la de tus brazos. No hagas caso de los que dicen que las emociones son para ellas. Llora, comparte, ama sin miedo, y descubrirás que eres más libre que antes. Ámate a ti mismo por lo que eres, pero también por lo que no eres.

Mírate al espejo y sonríe ante esos ojos tan bonitos que tienes, pero también ante ese grano que te ha salido y que demuestra que eres mayor. Haz que hasta el más pequeño de tus defectos sea atractivo. Entonces te darás cuenta de que lo más maravilloso de ti no es la cáscara de la nuez, es el fruto.

Así que no pierdas el tiempo en ponerte los pantalones caídos para que vean la marca del tanga o los calzoncillos que escondes debajo. Sólo presume de la marca de tu corazón, y recuerda que la única belleza que crece con los años está en tu interior.

Antonio Javier Roldán

(Publicado en “Corazones de tiza en las paredes del patio”)

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La Pavoteca examina a…

 

José Sacristán

Biografía: Wikipedia

Documentos: El País

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Sobre los doce años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como una amenaza.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Tebeos y el cine, el sagrado cine (cuando había dinero para la entrada).

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Se trataba mas bien de obedecer.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Sigo sin poder soportar el tamaño de mi nariz.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Lamentable, como la de toda la clase trabajadora de la España de los cuarenta.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

“Antes morir que pecar”, no se informaba, se premiaba o castigaba.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Flamenco, canción andaluza, cantos populares, los oigo y los oiré siempre. Los amo.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Sí, unos más y otros no tanto.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Las chicas como valor absoluto y el conquistarlas como principio incuestionable.

¡Muchas gracias, José!

Materiales recomendados

 

DVD: Charlie y la fábrica de chocolate

Esta maravillosa película de Tim Burton trata sobre los vínculos familiares, el valor de las cosas esenciales y el hastío que causa la abundancia; pero sobre todo “Charlie…” es una película sobre la educación de los niños en este principio de siglo.

Cinco niños encuentran un billete de oro dentro de unas chocolatinas que les permite visitar la fábrica de golosinas más grande y mágica del mundo. Augustus, un niño avaricioso y comilón es absorbido por una tubería, por beber de un río de chocolate, y acaba convertido en una tarta. Violet es una niña ganadora en la que su madre ha volcado todas sus esperanzas, y quizás sus frustraciones, que pasa la vida compitiendo por ser la número uno. En la fábrica se come el mejor chicle, que acaba siendo una auténtica bomba energética con el sabor a arándanos defectuoso, por lo que se hincha como un gigantesco balón de color azul. Veruca es una niña mimada, consentida por su padre millonario que le da todo lo que pide. De hecho compró todas las chocolatinas a la venta en su comarca para asegurarle el premio. Cuando se encuentra a un montón de ardillas entrenadas en seleccionar nueces para las dulces se empeña en quedarse con una de ellas, pero como papá no se la puede comprar acaba por cogerla ella misma en una memorable escena, terminando en un basurero. Mike es un tecno-niño, que pasa las horas frente a la pantalla. Nada le gusta, todo se lo cuestiona y no disfruta del lugar. Sólo se emociona ante un nuevo modelo de televisión, en el que acaba entrando -literalmente-.
Mientras, Charlie, cuya familia pasa muchos apuros económicos y aprecia cada pequeña ilusión que aparece ante sus ojos, acaba siendo el afortunado que se llevará el premio final. Sin embargo, quien realmente acaba ganando en esta historia es Willy Wonka, el dueño de la fábrica, que descubrirá en los valores de Charlie todo aquello que le faltaba en su vida.

Aunque pudiera parecer una película infantil, es un tesoro para verla con adolescentes, tanto en el entorno escolar como familiar.

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