viernes, mayo 22nd, 2009
Puesta a punto |
Daniel se encuentra en su habitación, pegando saltos como un poseso, con el mando de la consola sin cables que simula una raqueta de tenis. Inmerso en una cancha virtual, delimitada por la cama, la pantalla, el armario y la puerta, nuestro aprendiz de Nadal golpea una pelota invisible como si fuera la reencarnación de su profesor de mates. Allí dentro huele a tigre reconcentrado con topping de roquefort. En esto que entra su padre alarmado por el alboroto… ¿Qué haces Daniel? Los vecinos van subir con el trabuco de su abuelo de un momento a otro. ¡Abre esa ventana! ¡Te vas a asfixiar! Nuestro atleta hace un pause, abre la ventana y le promete a su padre que hará menos ruido. Además, ¿no le dan la plasta siempre con aquello de hacer deporte? Pues eso, él se está entrenando sin salir de casa, que es mucho más seguro y no hay que pagar el alquiler de la pista. Práctico que es uno.
Durante la pubertad el cuerpo de los adolescentes empieza a desarrollarse rápidamente para alcanzar la constitución adulta. Es una etapa determinante para que el crecimiento se produzca de forma armónica y sana. Ya hablamos en el Capítulo 36 sobre la importancia de la alimentación. Dejando a un lado el aspecto genético, porque no se puede controlar, el deporte y la preparación física son fundamentales para prevenir futuros problemas en la madurez. Por cierto, no conviene olvidar que una forma de prevenir el consumo de drogas -está demostrado- es realizar alguna práctica deportiva.
La actividad física regular y moderada traerá muchos beneficios para el crecimiento de músculos y huesos, pero además ayudará a “calmar las hormonas”, mejorará el descanso y evitará esa gran plaga que nos acecha en el siglo XXI que es la obesidad. Considero que no es bueno el deporte extenuante en unos organismos que están en pleno desarrollo, como tampoco se entiende el profesionalismo encubierto que algunos adolescentes sufren porque sus padres creen vislumbrar en ellos Alonsos o Gasoles.
La cuestión es mucho más simple. El deporte es una escuela de valores en la que se puede educar en la victoria, pero también en el fracaso como forma de mejorar y madurar. Los deportes de equipo socializan, fomentan el trabajo en grupo, educan en la cultura del esfuerzo y la solidaridad, ayudan a la autoestima y destierran el egoísmo. Además la necesidad de entrenarse varios días a la semana obligará al joven a introducir las técnicas de estudio en forma de planificación de su tiempo, que a su vez le dará un empujoncito en su responsabilidad y autonomía.
Sin embargo, a menudo algunas familias caen en la trampa de convertirse en la temida criatura llamada “Papá-Mamá-entrenador” que acude a los partidos de sus “futuras estrellas” cuestionando las decisiones del equipo técnico, criticando a los árbitros o regañando a sus hijos por fallar una canasta. Afortunadamente son casos puntuales, porque la alta competición exige entrenamiento para cuerpos de adulto y resulta tentador buscar las metas a cualquier precio dejando a un lado los beneficios del propio deporte.
Desde que soy tutor en algunas entrevistas en estos últimos años, algunas familias me han comentado que si su hijo no mejoraba el comportamiento o las notas le sacarían del equipo. Siempre respondo que no es una buena idea. Los adolescentes necesitan el deporte, como el amor, el estudio o la amistad. Todas las piezas del puzzle son necesarias para que la imagen final sea agradable. Afortunadamente, hoy en día hemos dejado de lado aquella materia de otras épocas llamada gimnasia para dar paso a una materia mucho más integral llamada educación física, que fomenta el cuidado del cuerpo, la alimentación o los conocimientos técnicos, pero también el valor del equipo, el amor a la naturaleza y la cultura del esfuerzo.
Así que yo le aconsejo a nuestro amigo Daniel que use la videoconsola para matar marcianitos -si le place y no lloró con E.T.-, pero que para hacer deporte busque alguna actividad en equipo que le socialice y le permita construirse un cuerpo sano. Y a su padre, cuya única actividad deportiva es ver la “Liga de champiñones” mientras da cuenta de una birra con aceitunas, convendría pedirle que dé algo de ejemplo, que a estas edades cuenta más que cualquier reproche. El “sillón-ball” no es disciplina olímpica, pero en esta sociedad del mínimo esfuerzo todo puede ocurrir y cosas más raras veremos.
Antonio Javier Roldán
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Maite Pagazaurtundúa
Biografía: Escritoras.com
1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?
A los trece años.
2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?
Me empezó a resultar indiferente, sólo me importaba la burbuja en la que vivía. En la burbuja lo importante eran las personas de mi edad y mi propia identidad personal.
3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?
En callejear y leer.
4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?
En algunos momentos muy conflictiva porque vivía en mi burbuja la mayor parte del tiempo.
5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?
Sí y tenía complejos físicos, pero con la autoestima bastante equilibrada, en el fondo.
6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?
Pantalón levi,ss 501 muy ajustados, zapatos de tacón muy alto y luego botas camperas. Camisa blanca y jersey de algodón tipo universidad, a veces por dentro del pantalón. El pelo rizado en melena larga. Ojos pintados con lapiz negro.
7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?
Explícitas pocas, implícitas, bastantes.
8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?
Músicas de distintos tipos, descubrí la música clásica escuchando clásicos populares a los dieciocho años, pero hasta entonces me gustaban mucho Los Clash, los Ramones, Burning, Radio futura, los Secretos, Lole y Manuel, Camarón, Leño, pero también los Birds, Leonard Cohen, MC5, Santana, Bob Dylan, David Bowie y otros
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9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?
A ratos sí. Otros ratos notaba el cariño de mi familia y amigos.
10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?
No. Los valores y principios que me enseñaron en casa siempre han estado presentes, incluso en los momentos de mayor burbuja adolescente. Y es algo que agradezco porque me ha ayudado a tener equilibrio personal, a enfrentar los problemas exteriores.
¡Muchas gracias, Maite!
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DVD: Machuca
Quizás sea la película chilena de mayor éxito en los últimos años. “Machuca” se desarrolla en el tiempo previo al golpe de estado de Pinochet, en el que el clima revolucionario de la época permitió que un colegio de élite católico pudieran ingresar alumnos de zonas marginales en calidad de becados. La película nos muestra la amistad de dos niños Gonzalo -familia acomodada afín a los golpistas- y Pedro -que vive en un núcleo chabolista ayudando a vender banderitas revolucionarias- que van descubriendo el mundo adulto a través de los primeros escarceos amorosos -con una niña vecina de Pedro-, la implicación en los problemas sociales del país, el desencuentro con los mayores y el abandono de la infancia.
Gonzalo explora una realidad que desconocía y que probablemente cambiará su manera de percibir el mundo que le rodea. Para Pedro unas zapatillas de marca o un tebeo suponen todo un acontecimiento. A pesar de sus diferencias permanecerán unidos hasta la llegada del golpe de estado y su posterior represión.
La película también nos enseña a los adultos que los mismos esquemas sociales de un patio de colegio se pueden trasladar a la sociedad, cambiando las piedras por fusiles y dejando a un lado a las personas -como el director del colegio- que parecen dispuestas a llevar la paz como un valor que no sabe de intereses ni de estratos sociales.
En los cómics del Llanero Solitario que lee Gonzalo se veía que los blancos y los indios podían ser amigos. Al igual que en los tebeos y los westerns, serán los intereses del hombre blanco los que separen a los amigos para restaurar el antiguo orden social.
Para los que conocen la película “Melody” -recomendada en el capítulo 9-, reconocerán una atmósfera similar en la música, la fotografía y el ambiente emocional.
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