viernes, abril 24th, 2009
¿Sabes qué hora es? |
La noche según Matías: Matías todavía recuerda sus juergas allá por los años ochenta. Salía con los colegas a “cazar” a cualquier chica que se les pusiera por delante, montados en sus “Vespinos” -sin llevar casco- y con el puntito cogido. La noche era especial, porque las calles de Madrid hervían de bares de copas y discotecas, y no había ninguna ley contra el botellón o el tabaco. Todavía se pregunta cómo es posible que no tuviera ningún accidente ni se metiera en líos. Por eso sabe de lo que habla…
Cuando su Anita, con los 15 años recién cumplidos, le dijo aquello de que quería ir a la discoteca light -que eso de “light” debe ser porque hace adelgazar a los padres- y se colocó entre él y el partido de la “Liga de Champiñones” que daban por la tele, el reflujo del aperitivo que se estaba tomando pugnó por escapar por cualquiera de sus orificios. Miró fijamente a su niña -porque es su niña, faltaría más- y le dijo aquello de ¿Qué tú quieres ir a donde? Tú no sabes lo peligrosa que es la noche y lo que le puede pasar a una muj… una niña como tú. ¿Estamos? Hay mucha droga suelta y mucho espabilado, que yo sé de qué está hecho el paño. Tú no vas a discotecas hasta que cumplas los 16. En mis tiempos…
La noche según Ana: Desde que era pequeña la noche le ha fascinado porque la asocia a momentos mágicos, como el fin de año, las fiestas del pueblo, las escenas de amor en las películas, los sueños y las hadas flotando en el ambiente… Pero ahora que es mayor sabe que es el momento del día en el que los adultos abandonan las calles y ellos toman el poder. Todo lo interesante en su círculo social transcurre cuando se va el sol. Necesita explorar, probarse a sí misma en ese terreno nocturno, atrayente y peligroso a la vez, en el que fluyen las emociones y la diversión es la única premisa segura.
Sus padres no hacen más que cortarle las alas como si fuera a cometer un disparate. Ni que fuera tonta…
La noche según Carmen: La madre de Carmen esperaba de un momento a otro el tener que afrontar este problema. Anita ya es mayor y ya toca ir soltando cuerda para que disponga de tiempo libre sin ellos. Es duro notar que cada vez su hija es más autónoma y que se está haciendo mayor. Como ella misma, que ya ha superado los cuarenta. El otro día se fijo en Ana cuando regresaba por la calle del colegio y descubrió que aquella persona, que caminaba por la calle ajena a su mirada, era ya toda una mujer y que ya disfrutaba de su pequeño mundo al margen de la familia.
Gran parte de los recuerdos más bellos que atesora Carmen sucedieron por la noche. Aunque comprende esa afición de los jóvenes por la nocturnidad, también le atemoriza la pérdida de horas de sueño, el descenso del rendimiento escolar, las drogas y el alcohol, la visión del sexo de las nuevas generaciones o el poco control en los entornos de las discotecas.
El acuerdo: Matías y Carmen van a llegar a un acuerdo con Ana. Van darle la oportunidad de demostrarles que es capaz de disfrutar de su ocio social con responsabilidad, pero dentro de un terreno acotado en el que pueda moverse con seguridad:
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Sinceridad y comunicación: Debe fluir en los dos sentidos. Si los padres cometen el error de atosigarla con preguntas sobre el dónde, cómo y con quién, es posible que, como buena adolescente, se cierre en banda. Es mejor preguntar primero sobre lo bien que se lo ha pasado y lo que ha disfrutado, luego ya nos meteremos en cuestiones más “logísticas”.
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Normas: Habrá que fijar un horario que no altere su descanso ni el de toda la familia, así como un compromiso de actitud responsable ante las eventualidades que le puedan surgir, porque en los momentos complicados será donde demuestre su madurez y autonomía para moverse en ese entorno social alejado de la familia.
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Pandilla: Si no censuran su pandilla y logran que la información sobre sus amistades pueda circular con normalidad, les será más fácil evaluar el entorno en el que se mueve. En ese sentido tienen que ejercer un control en la sombra, que se note lo justo para que Ana sepa que sus padres están preparados para intervenir si lo necesita -eso tranquiliza en la exploración que ella va a emprender-. Para ello resultaría muy útil que todas las familias de los amigos se conozcan e intercambien información. No hay nada como celebrar una “fiesta del pijama” en casa para poder contactar con otros padres y conocer más de cerca a las personas del entorno de Ana.
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Dar ejemplo: ¿No salen Carmen y Matías por la noche? Pues toca dar ejemplo. “¡Ringggg! ¡Hija, somos nosotros! Que nos hemos entretenido un poco al salir del cine y llegaremos un poco más tarde. Tienes la cena en la nevera“. “¿Sabes Ana? Nos ha gustado mucho la película. Fuimos con Pilar y Pepe al cine Goya y lo pasamos genial. Luego tomamos algo en el Mesón del Queso… Por cierto, es un sitio muy agradable…“
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Ajustar a la edad: No sé debe correr. Entre la salida con la familia al campo y la primera discoteca hay pasos intermedios que cubrir, como ir sola al colegio, visitar a los abuelos en autobús, quedarse a dormir en casa de una amiga, hacer unas compras con pandilla, etc. En cada una de esas mini-pruebas podrá demostrar su capacidad para salir airosa respondiendo a cualquier dificultad. Así Carmen y Matías conocerán más a Ana y sabrán que está preparada para afrontar nuevas situaciones por si misma.
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Saber decir “no”: Habrá circunstancias inadmisibles en las que la propia seguridad de Ana estará en juego. En ese caso tendrán que ser firmes, aunque le expliquen sus motivos, por el deber que tienen como padres de velar por ella.
Y llega el día… Quizás Ana venga tan contenta de su primera discoteca que no repare en la cara de preocupación de sus padres. Matías y Carmen han pasado toda la tarde-noche en silencio, inmersos en sus quehaceres, pero con la mente puesta en Ana. “Ahora estará en el metro“, “Seguro que ya está dentro de la discoteca“, “Por la hora que es debe estar a punto de llamar“… Por fin se escucha un ruido de llaves y un portazo. ¡Buenas noches hija! Así me gusta, puntualita. ¿Te lo has pasado bien? ¡Mucho, mamá! Ya te contaré… ¡Hasta mañana!
Ana dormirá como un tronco, víctima del agotamiento físico y las emociones vividas. Será un sueño profundo y reparador, pero nada comparable con el de Carmen y Matías, que caerán como fardos en la cama, como si una apisonadora les hubiera pasado por encima. ¡Buenas noches, cariño! ¡Qué descanses! ¿Sabes una cosa? No, ¿qué? La semana que viene Ana acaba los exámenes y tiene una fiesta especial. Ya… Bueno, pero quedan todavía siete días. Eso sí… Pues a disfrutar de las noches que faltan. ¡Hasta mañana!
Antonio Javier Roldán
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Jordi Sierra i Fabra
Biografía: Oficial
Web: Oficial
1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?
En tiempos de Franco, dictadura, viviendo en un hogar ciertamente humilde, con pocos recursos, trabajando desde los 16 años… Yo creo que tarde. Tarde y mal. Más o menos con 14 años empecé a sentirme mejor, pero hasta casi los 17 fui un crío que cambió de golpe con el primer amor.
2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?
Gris. Blanca, negra y gris. Yo comprendía que sucedía algo, pero no sabía muy bien que. Mi padre hizo la guerra, la perdió, jamás me contó nada. Me pedía que no levantara la cabeza, que obedeciera siempre. Pero no sonsiguió traspasarme su miedo, siempre fui un rebelde, al menos mentalmente. Quería ser escritor, novelista, viajero, romántico, y no me lo pusieron fácil.
3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?
Primero leer y sólo leer. Después escribir y sólo escribir más seguir leyemdo. Bueno, también jugaba al fútbol.
4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?
No existía.
5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?
Siempre tuve complejo de feo, y por ser tartamudo… Eso era bastante fuerte. Superé la tartamudez ya con 18 años, cuando dejó de importarme y aprendí a reírme de mi mismo. Luego llegué a ser locutor de radio con mi propio programa de rock.
6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?
De lo más normal y vulgar, no tenía dinero para ir a tiendas pijas. Tampoco había culto a la imagen. Vestíamos y ya está. Iba a trabajar (lo hice hasta mi emancipación a los 22 años para dirigir revistas de música) con traje y corbata.
7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?
¿Qué? ¿Es una broma? La chica que me inició en el sexo fue mi vecina, tres años mayor que yo. Ella me contó hasta de donde salían los niños.
8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?
Viví en un erial hasta que con 16 años aparecieron los Beatles. “Twist and shout” me cambió la vida. Ahí empezó mi pasión rockera, que aún sigue. Tengo 30.000 discos y claro que sigo escuchando de todo, pasado y presente. El rock es la banda sonora de mi vida.
9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?
¿Alguna vez? Nadie me comprendió nunca. Mi padre me prohibió escribir (“Te morirás de hambre, eso no da para comer, estudia, estudia”), en la escuela me ponían ceros en lengua por tener fantasía y ser diferente. Y los mayores me pegaban por ser “un tartaja”. Fue “maravilloso”.
10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?
Sí. Dejé de creer, de ir a misa, de todo. Basé mi vida en la confianza en mi mismo como principio y final.
¡Muchas gracias, Jordi!
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