Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

Capítulo 40


viernes, mayo 8th, 2009

 

Quedamos donde siempre

 

Muchas veces hemos comentado, a lo largo de este blog, que durante la adolescencia hay una tendencia a alejarse del entorno familiar para poder explorar el mundo de los adultos en un camino de ida y vuelta que llevará de nuevo al punto de partida. El cuestionamiento de los adolescentes por el mundo de sus mayores curiosamente les lleva a desear formar parte del mismo, pero llevando consigo sus propias reglas y valores. La situación que se produce es similar a la de esa familia que le regala un coche a su hijo, por acabar el bachillerato, y lo primero que hace él es tunearlo, pintarlo a su modo y añadirle todos los extras que indiquen su personalidad. De igual manera el adolescente no renuncia a las ventajas de la sociedad que le aguarda tras la puerta de la infancia, pero procura adaptarla a su personalidad. Esa adaptación incluye su propio entorno social.

El entorno social de un adolescente está formado por sus amigos, una pandilla que en algunos casos puede llegar a considerar como un verdadero hogar que le aporte el reforzamiento, el diálogo, y la afectividad que cree no encontrar en casa. Cuando el adolescente deja la tierra firme que le ofrecen sus padres, y se pone a nadar a mar abierto, encuentra en el grupo de amigos la isla del tesoro. En el seno de la pandilla hay pocas normas, tiene libertad para expresarse y comparte inquietudes con iguales que sufren sus mismos problemas y que desean lo mismo que él. La familia pasa a un segundo plano y ahora los amigos lo son todo. La relación con este nuevo núcleo, casi familiar, se realizará en el entorno del colegio, en la calle y a través de las nuevas tecnologías. Poseen su propio lenguaje, sus reglas -basadas en valores compartidos y asumidos por la mayoría- e incluso su propio hogar, ese lugar donde quedan para contarse como les ha ido el día y relacionarse.

Recuerdo un cómic que leí de niño llamado “La pandilla compra un terreno” (¡Gracias Esther por traducirme  la página incluida en este post!) en el que un heterogéneo grupo de preadolescentes luchaban por adquirir un pequeño solar con un autobús abandonado en el que se reunían y pasaban su vida.  Junto a ellos compartía la aventura el viejo mayordomo de uno de los niños, que ejercía como abuelo, y un vagabundo, cuyo papel se asemejaba al de los adultos de referencia -o amigos de mayor edad- fuera del entorno familiar. Cada uno de los protagonistas usaba sus habilidades para ganar algo de dinero para alcanzar la meta soñada, haciendo de ese pequeño trabajo un motivo de autoestima en el seno del grupo. Frente a ellos otra pandilla, “Los Caimanes”, ejercían de matones, mostrando la otra cara de las asociaciones que realizan algunos jóvenes en torno a una idea, en este caso la violencia -tema tratado en el capítulo 37.

 

Un banco del parque, unas escaleras, un ciber o un patio se pueden transforman fácilmente en un hogar improvisado donde hacer vida de pandilla y crecer socialmente: “Nuestro banco”, “Nuestro patio”, etc. Aquella historia del cómic iba más allá del deseo de compra del propio terreno, porque ellos realizaban una incursión en el mundo de la responsabilidad de los mayores para conseguir reunir la cantidad de dinero necesaria, transformando esos objetivos en un ritual de acercamiento a la sociedad, mediante el esfuerzo y el trabajo en equipo.

Cuando los padres deben competir con “la otra familia”, descubrirán que las ventajas más visibles del grupo de amigos, como la ausencia de responsabilidades, las relaciones con el sexo contrario, la concurrencia de intereses o el encuentro generacional, superan con creces a las que ofrece el hogar a la mirada interesada de sus hijos. De este modo los padres pueden sentirse desplazados por los amigos, a los que pueden acusar de ser los causantes del desapego y las nuevas costumbres que muestra el hijo, la tan nombrada frase de “va con malas compañías” (Ver Capítulo 10). Para el hijo, la crítica hacia sus amistades duele tanto como si en la infancia alguien insultara a su querida madre.

Dentro de esta nueva familia adoptiva también encontraremos algunos roles que podrían estar presentes en casa, como la figura del líder, la persona que escucha, el solucionador de problemas, el hermano mayor, etc. Este paralelismo entre las dos familias nos abre un nuevo campo de problemas como el no recibir la atención esperada, las separaciones o el maltrato.

Sin embargo, la parte menos reconfortante de la vida, como planchar, estudiar o realizar gestiones, sigue unida a sus padres, por lo que estos perciben que su hijo sólo les hace caso en temas prácticos relativos a sus necesidades. Papá… ¿Qué quieres, hijo? Necesito más pasta… Si el padre le dice que ya está bien de soltar guita “by the face”, entonces es tachado de egoísta; pero si el chaval le pide pasta a sus amigos y estos le tachan de gorrón, seguro que asume el límite que sus colegas le han marcado como algo justo y necesario. Esa disparidad de criterios  a la hora de valorar las actitudes de las dos familias es difícil de entender por los padres, cuando además están unidos a su hijo por vínculos que deberían ser más fuertes que la propia amistad.

De la misma manera que los adolescentes abandonan parcialmente el cobijo de su familia para formar parte del grupo social que han elegido, también obrarán de igual manera con la pandilla cuando encuentren a su pareja y decidan crear con ella un nuevo mundo en el que los dos primeros entornos en los que han crecido servirán de base para la construcción de esta nueva, y maravillosa, realidad. En ese momento de madurez la familia, las amistades y la pareja, configurarán juntos en el entorno afectivo de la persona, pero hasta que ese estado se alcance, a los padres deberán construir pequeños caminos  y lugares comunces para que permanezca fuerte el vínculo con sus hijos, aunque este se reduzca temporalmente.

Hace falta mucho amor para aceptar este alejamiento, pero como me gusta comentar con las familias de mis alumnos, según vayan soltando la cuerda llegará un momento en el que esta no sea necesaria y serán los propios hijos los que reconozcan el camino de vuelta a casa, sin necesidad de sendas marcadas, guiados por las semillas afectivas que sus padres sembraron un día en un terreno que parecía baldío en plena edad el pavo, pero absorbió las enseñanzas como una esponja para brotar en el inicio de la madurez.

Antonio Javier Roldán

Colaboraciones

Carta de despedida

(Como todos los años por estas fechas, los alumnos mayores de mi colegio se despiden de la comunidad escolar en el transcurso de las fiestas. Este discurso marca el final de su adolescencia y la entrada en el mundo adulto que descubrirán en la universidad. Una de estas alumnas, Carlotta Coisals, me ha prestado el discurso que hizo en nombre de sus compañeros para todos nosotros.)

Se nos acaba el colegio, chicos. Esta es nuestra misa de despedida estas son nuestras últimas fiestas, y esta noche será nuestra última gala. A pesar de que desde septiembre podía olerse este momento, la idea de separarse de un lugar al que acudes día tras día desde 1996, impone, claro que impone.

Este es uno de los grandes momentos de nuestra vida. Nos toca madurar, ser adultos, enfrentarnos a algo nuevo y desconocido. Yo soy de las que piensa que nada está escrito, que cada uno es responsable y creador de su propio destino; y probablemente eso haga aún más emocionante este momento. ¿Acaso no tenéis vosotros curiosidad de vuestro futuro? ¿No tenéis curiosidad de vosotros mismos? Este lapso, este punto de inflexión que precede a nuestra vida universitaria, me inunda la mente de sueños. Creo que ahora es tiempo de jugar y soñar con lo que nos gustaría hacer en la vida, por mucho que se salga de las preferencias convencionales; de hacer una larga lista de propósitos y de proyectos y de verdad tratar de cumplirlos. De tomar las riendas, de responsabilizarnos, y de ser lo suficientemente valientes como para hacer de nuestro futuro algo que realmente valga la pena vivir.

Han sido unos años estupendos… Hay que reconocer que ha sido genial ser niño. Vamos a tener muy buen recuerdo de este lugar, donde hemos crecido, donde hemos adquirido la mayor parte de nuestra personalidad, donde nos hemos convertido en personitas mayores. Pero por favor no olvidéis, que estas personitas que en mayo se despedirán definitivamente, muertas de miedo, curiosidad y ganas, os van a llevar siempre en el corazón.

Carlotta Cosials (2º de Bachillerato)

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

La Pavoteca examina a…

 

Carmen Caffarel

Biografía: Wikipedia

Web: Instituto Cervantes

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

No lo recuerdo demasiado, pero supongo que hacia los 14 años, mas o menos.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Desconcertante y a veces muy incomprensible, no encontraba respuestas a muchas de las preguntas que me hacía, no entendía porque había tantas diferencias, tantas incomprensiones….

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En ir al cine, lo que entonces se llamaban guateques, es decir oír música, bailar y charlar en casa de algunos de los amigos de la pandilla, también en pasear e ir de excursión. Es importante destacar que en esa época no había ni siquiera televisión en muchos hogares. En fín otra época pero yo me lo pasaba estupendamente.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Bastante escasa, yo no tuve demasiados problemas con mis padres que eran abiertos y comprensibles, pero desde luego había muchos temas que no se abordaban y que si lo he hecho con mis hijos. Con el resto de adultos, sobre todo en el colegio, la comunicación era nula.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

A mi particularmente no me importaba demasiado, pero si me acuerdo que a mis amigas les importaba mucho e incluso era una fuente de complejos y discusiones con sus madres.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Está muy relacionada con la anterior, en cualquier caso yo no tenía muchas opciones, la ropa me la hacía mi madre o la heredaba de mis primas y hasta bastante mayorcita, donde la economía familiar debió ser mejor, no pude elegirla.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

JAMAS y dentro del entorno familiar bastante poco

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Sobre todo cantautores, Serrat, Víctor Manuel, Jarcha….música francesa y los Beatles (mis ídolos), a todos estos los sigo escuchando, otros, supongo que grupos o cantantes de moda, se me han olvidado

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Alguna vez no, muchísimas veces durante toda la adolescencia creí que nadie, salvo mis amigas, me entendían

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

No, las convicciones éticas han sido siempre las mismas con la evolución lógica que da la edad. Siempre he agradecido a mis padres que me inculcaran determinados valores y principios éticos que me han acompañado a lo largo de toda mi vida.

¡Muchas gracias, Carmen!

Materiales recomendados

 

LIbro: La edad del pavo

Este libro me lo regalaron hace unos años y creo que fue el primero que leí sobre la adolescencia. Toca prácticamente todos los temas más relevantes de la edad del pavo, como se puede ver en el índice. La autora, Alejandra Vallejo-Nágera, se nos muestra el punto de vista de ambas partes, adolescentes y padres, usando a menudo la escenificación de diálogos – que nos harán esbozar una amplia sonrisa-, usando un lenguaje asequible y claro.

Especialmente considero interesante su visión sobre la mejor manera de afrontar el diálogo con el adolescente -con algunas estrategias útiles-, la sexualidad y el grupo de amigos, temática de este capítulo 40 de La Pavoteca.

Índice

  1. ¡Auxilio, un adolescente!
  2. ¿Cuándo empieza esta tortura? ¿Hasta cuándo tendremos que sufrirla?
  3. Hablar con el adolescente.
  4. El adolescente y sus problemas.
  5. “¡Sstoy fashion!” Gustos y preferencias.
  6. La tiranía del cuerpo.
  7. “El sexo me interesa mucho, pero mis padres no lo saben”.
  8. Cómo hablar de sexo durante la pubertad y la adolescencia media.
  9. Las relaciones sexuales en la adolescencia tardía.
  10. El grupo de amigos.
  11. El colegio.
  12. Drogas y alcohol.
  13. Violenci, bandas y conducta antisocial.
  14. Depresión y suicidio.
  15. Fin de la edad del pavo.
  16. Diccionario.


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