Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

La Pavoteca


viernes, noviembre 21st, 2008

 

Estoy harto de las normas

 

Un adolescente sin normas es como un espléndido piso que no tuviera tabiques, es decir, un amplio espacio con poca funcionalidad. Los tabiques nos delimitan cada una de las habitaciones otorgándonos cierta libertad para decorarlas dentro de los límites marcados por el propio uso. Pero además de tabiques son necesarias las puertas, las ventanas –para airearnos de vez en cuando- y los muros de carga, vigas y pilares que realizan la función de dar forma y soportar todo el peso.

La educación y la familia pertenecen a la estructura, resistente pero a la vez algo flexible para soportar las tensiones y los malos vientos. Los tabiques se construyen a partir de normas que señalan las directrices de actuación dentro del espacio propio. Sin embargo, en la etapa de la adolescencia los protagonistas discuten sobre la distribución de la vivienda personal que le hemos construido los adultos porque es habitual a su edad cuestionar e intentar mover los límites que hemos levantado usando ladrillo y cemento, sin saber que ellos mismos se sienten protegidos y queridos cuando la familia les muestra las fronteras que no deberían cruzar. Evidentemente las normas irán evolucionando con el paso del tiempo y no son las mismas para un preadolescente que para un universitario. ¿No reformamos nuestra propia casa pasados unos años?

Al llegar a la adolescencia, momento en el que ya no vale el “porque yo lo digo” o “no hay nada que hablar”, es interesante negociar –no confundir con regatear- con el adolescente esos límites y normas que deberá cumplir en lo sucesivo, sin caer en la trampa de convertirnos en una máquina expendedora de privilegios. Tan negociables son los derechos como los propios deberes. ¿Por qué no hacer una lista con las tareas domésticas con las que puede colaborar?

A partir de los 15 o 16 años surgirán los conflictos relacionados con las discotecas o los horarios de recogida en casa. “A Fulanita la dejan hasta las once”, “Pues los padres de Menganito si le dejan ir a la discoteca”, “¡Vaya familia que me ha tocado!”, etc. Aunque la frontera de la negociación está en la integridad física o psicológica del protagonista, conviene dialogar también estos temas más espinosos, explicando con sinceridad los riesgos que motivan estas restricciones horarias y de asistencia a determinados lugares, si no las cumplen. El problema es que el excesivo proteccionismo hacia los niños les está privando de la vivencia de la enfermedad y de la muerte, por lo que en el fondo se sienten indestructibles e invulnerables.


En el caso de fuerza mayor, como la pérdida de un autobús (excusa clásica), deben saber que hay que avisar a casa, una norma de convivencia básica. Así se les está educando en la autonomía y responsabilidad, tarea que debe iniciarse desde la infancia. Para esto sí sirven los móviles y no para gastarse un pastón en politonos.

Hoy en día la calle es más peligrosa que hace veinte años, y hace veinte años más que hace cuarenta. Los jóvenes lo saben y lo perciben. Por eso en el fondo agradecen estos límites como una prueba más del amor de sus padres por ellos, ya que le otorgan seguridad y tranquilidad en su exploración del mundo adulto.

Una vez consensuadas las normas y explicadas aquellas que precisan de menos diálogo –“Lo siento hijo, hasta que seas mayor debo cuidar de ti”- llega el momento de vigilar su cumplimiento. En esta tarea es muy útil el reforzamiento del buen comportamiento y de las responsabilidades cumplidas, no solamente con buenas palabras como “Enhorabuena” o “¡Gracias!”, sino también con una mayor implicación del joven en la elaboración de sus propias normas, lo cual le resultará muy motivante en su camino hacia la madurez.

En el caso de que no cumpla las normas no se puede ceder, porque si lo hacemos volverá a cuestionar cualquier límite que le pongamos en el futuro. En ese caso podemos explicarle que quizás no ha sabido moverse en las coordenadas que le hemos puesto -o se ha puesto-, por lo que el estrechamiento de las cotas de libertad –castigo- lo apreciará como parte del aprendizaje para lograr sus objetivos en un futuro.

Un adolescente sin normas o límites se sentirá inadaptado y marginado en una sociedad en la que la tolerancia y la convivencia nos obligan a seguir unas determinadas reglas de juego. Por eso es tan importante que el pájaro vaya abandonando poco a poco el nido y se enfrente al mundo que le espera ahí fuera, conociendo y conociéndose, siempre dentro del marco de referencia y seguridad que le ofrecen los adultos a los que está unido afectivamente.

 

Antonio Javier Roldán

 

Colaboraciones

Poemas transitivos

Poesía absurda

Abrazar estrellas como niños.
Mirar niños como flores.
Oler flores como perfumes.
Derramar perfumes como lágrimas.
Secar lágrimas como heridas.

Mª del Carmen Martín Palacios (13 años)

 

 Poema a la vida misma

Hacer amistades como historias.
Contar historias como trabajos.
Dar trabajos como acciones.
Realizar acciones como sentimientos.
Tener sentimientos como vidas.
Vivir vidas como alegrías.
Recibir alegrías como regalos.
Regalar regalos como canciones.
Escuchar canciones como disparos.
Ver disparos como tristezas.
Sentir tristezas como guerras.
Vencer guerras como muertes.

Alejandro Sánchez Rodríguez (13 años)

 

 Lo maravilloso y absurdo de un mundo ideal

Volar mariposas como ángeles.
Brillar ángeles como estrellas.
Contar estrellas como números.
Unir números como manos.
Leer manos como cuentos.
Viajar cuentos como mundos.
Descubrir mundos como laberintos.
Descifrar laberintos como códigos.
Juntar códigos como pinzas.
Ver pinzas como nubes.
Recorrer nubes como calles.
Nadar calles como mares.
Sentir mares como vientos.
Mover vientos como arenas.
Encontrar arenas como recuerdos.
Soñar recuerdos como príncipes.
Imaginar príncipes como princesas.

Nuria González Muñoz (13 años)

 

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

 

La Pavoteca examina a…

 

Pablo Motos

Biografía: Wikipedia

Web: El Hormiguero

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

A los 13 años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Estaba convencido de que en general eran todos unos merluzos aburridos que me contaban cosas que no me interesaban y por otro lado tenía la necesidad continua de retar a mis padres y hacer lo contrario de lo que me dijesen, supongo que era víctima de mis propias hormonas.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Básicamente hacía el gamberro. Es un milagro que esté vivo porque alguna vez me pasé más de la cuenta… pero se pasa y luego te das cuenta de que tus padres no son tus enemigos, y que hacer el bestia tiene consecuencias chungas.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Tenía poca, pero me hice muy amigo de un profesor que me entendió, y le quería mucho. Creo que tenía la capacidad de escuchar sin juzgar todo lo que hacía y eso me hacía sentirme bien.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Tenía complejo por mis pecas y porque a mis amigos les salían pelos por el cuerpo y a mí no. Por lo demás todavía no sabía que era bajito.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Creo que tenía una gran capacidad para ponerme ropa con colores que no combinaban entre sí. Después pasé a vestirme como mi grupo favorito de la época. Llevaba el pelo de punta y me pintaba los ojos. Todavía recuerdo la mirada de conejo de mi padre cuando me veía sentarme a la mesa a comer.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Ninguna, venía un cualquiera, te daba algo y lo probabas… Pero no era tan químico como ahora. Y la diferencia es grande, no es lo mismo la marihuana que el cristal… No me gustan nada las drogas. Tengo un par de amigos muertos por su culpa y otros tres o cuatro que ya no recuperarán su vida jamás.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Me gustaba Pink Floyd, los Thopmson Twins, Sof Cell, Yelow, los Rolling, New Music From a to b, Shakatak, J.J. Cale y tambien Jean Michel Jarre, The Bee Gees, Paco de Lucía, el Camarón, los Daf, en fin, la lista es interminable. Y en cuanto si los sigo escuchando, pues a la mayoría no, ahora me gusta investigar con gente como Shainko, Arto Tuncboyaciyan, Paolo Conte, Carmen Paris, Albert Pla o Diego Carrasco.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Por supuesto. Cuando piensas solo en ti te sientes muy desdichado y piensas que el mundo es muy injusto porque las cosas no son como a ti te da la gana. Esto te hace estar en guerra con todo el mundo menos con quien te da la razón, es decir, tus amigos. Pero eso es estar fuera de la realidad. Cuando pasa el tiempo aprendes a esforzarte por escuchar y comprender a los demás. Si no aprendes eso es imposible ser feliz y estar tranquilo.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Hubo un cambio absoluto un buen día que un amigo mío se mató en un coche y a otro lo metieron en la cárcel. Me alegro mucho de aquel cambio porque si no yo ahora no estaría donde estoy.

¡Muchas gracias, Pablo!

Materiales recomendados

 

Libro: “Aprende a estudiar”

A veces los libros sobre técnicas de estudio están cargados de una nomenclatura al alcance de unos pocos entendidos en la materia. Otras veces nos ocurre lo contrario, que parecen orientados sólo a los alumnos y alumnas, por lo que tanto la maquetación como el contenido de tan asequible podría perder algo de rigor. En el caso de este libro de Concepción Fernández Rodríguez, concentra en doscientas páginas las distintas fases del estudio, con su problemática y estategias de forma amena y clara para familias, profesores y alumnos, usando un lenguaje claro y ejemplos prácticos.

Cuando escogí este libro para recomendarlo en el blog, hice una preselección entre ocho, y este me pareció el más completo para trabajarlo en un ambiente familiar o escolar.

Índice

  1. ¿Por qué resulta aburrido estudiar?
  2. Aprender a estudiar
  3. La planificación del estudio.
  4. La lectura.
  5. Las clases.
  6. Aprender con método.
  7. Motivación y concentración.
  8. ¿Cómo preparar y afrontar un examen?
  9. ¿Cómo pueden ayudar los padres?
  10. Las técnicas de estudio en el aula.
  11. Lecturas recomendadas


COMENTARIOS: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.

viernes, noviembre 14th, 2008


 

El entrenamiento

 

Aunque hayan pasado muchos años aún evoco con ternura cada una de las escenas de mis primeros pasos en la selva del amor, donde me sumergía en la adolescencia en busca de esa flor que se ocultaba entre lianas, pirañas, anacondas y otros peligros más o menos identificados. Hasta donde me alcanza la memoria, recuerdo que fueron más abundantes los días en los que iba con el machete abriéndome camino que los que era obsequiado con una sonrisa de esperanza, una mirada por la que navegar o una leve caricia que me rompiera en mil pedazos. Sé muy bien que aquel extraño viaje era necesario para ver el sol -que aún me calienta- entre tan oscura espesura. Lástima que a esa edad no me diera cuenta de la necesidad de sufrir el rechazo o el desencanto como paso previo a la felicidad.

En esta etapa, en la que las emociones y los sentimientos van y vienen como en un carrusel (Ver Capítulo 1), es fácil enamorarse y desenamorarse con facilidad. Muchas veces las relaciones de pareja entre personas adultas fracasan, por lo que mucho más habitual es que suceda algo similar entre personas que están cambiando de personalidad y de cuerpo casi diariamente.

 

Las características esenciales del amor en estos primeros escarceos podrían ser:

  • Platónico: Se idealiza a la persona amada desde la distancia, con poca información disponible. El amor en estos primeros años de la juventud suele tener pocos cimentos, porque la persona todavía no los tiene.

  • Exploratorio: A través de estos sentimientos buscamos tanto conocer al sexo opuesto como descubrir nuestra capacidad afectiva.

  • Físico: Se confunde la atracción física con el enamoramiento por lo que, si la pareja llega a formarse, los preámbulos sexuales se realizan sin que exista una comunicación o conocimiento mutuo.

  • Prioritario: En una edad en la que relaciones sociales están en auge y las hormonas dictan gran parte del comportamiento del adolescente, la reciprocidad de los sentimientos o el rechazo marcan su estado de ánimo.

Cuando se acerca la fecha de San Valentín suelo hablar con mis alumnos de este tema y suele ocurrir que cerca del noventa por ciento confiesan estar o haber estado enamorados.

Muy pocos de ellos admiten haber logrado ser correspondidos y son mayoría los que viven la experiencia en secreto o han sido rechazados. Este amor no correspondido puede convertirse en una obsesión que se transforme en un grave problema a ojos del adolescente, tanto que puede marcar su estado de ánimo o su rendimiento escolar. Yo les suelo decir en clase que el fracaso es, evidentemente, una experiencia no deseable para nadie, pero que no es una etiqueta que nos peguen de forma definitiva: “He sido rechazado”. Además, tener novia o novio no es como comprarse un reproductor de Mp3 que tiene garantía en caso de avería. Las experiencias de este tipo son un buen entrenamiento para conocerse a sí mismo. ¿Alguien puede imaginar a un futbolista que se negara a ejercitarse o a recibir paradas en los entrenamientos? ¡Seguro que el día del partido sale corriendo al primer contratiempo o entrada fuerte de un defensa! Por ese motivo es necesario un buen entrenamiento afectivo, con alegrías y desengaños, para poder jugar un buen partido en el futuro.

Una vez superado el fracaso, al iniciar una nueva relación ya estamos preparados para lo que venga porque ya lo hemos entrenado con anterioridad. Por eso, en estas edades, salvo casos afortunadamente excepcionales, las relaciones amorosas suelen estar más cercanas a la iniciación y al entrenamiento de cara al futuro, que al inicio de una relación duradera. Sin embargo no debemos menospreciar la sinceridad y belleza de los sentimientos de este tipo en el inicio de la juventud, porque son la capa afectiva que dará armonía a las relaciones sexuales –de las que hablaremos en capítulos posteriores- y a la convivencia entre dos personas.

Hace algunos años preparé con mis alumnos un relato sobre la vida de una adolescente de 14 años. De él he sacado este fragmento:

Querido diario:

Le he dicho a mi madre que había quedado con Noelia pero, por la expresión de su cara y por la forma en la que me he arreglado para salir, estoy segura de que se olía algo. No me gusta mentir, así que prefiero que se haya dado cuenta. He llegado al portal de Luis, que está en una de las Torres de la calle del parque, he seguido sus instrucciones y he subido a la planta de arriba, donde Luis ha pegado un cartel al pie del último tramo de escalera que decía “Al mirador del Sena”. He subido rápido. El corazón me latía muy deprisa, por el esfuerzo y por los nervios. ¿Qué sería?

Me ha recibido, bajo un cielo estrellado, con una gran sonrisa dándome la mano para salvar el escalón final que da a la azotea del edificio. La luna estaba despertándose en un cielo rojizo. Mi anfitrión me ha mostrado un póster de la Torre Eiffel, que ha pegado sobre el cuarto de motores del ascensor, con una vela encendida a sus pies, ha conectado un reproductor de música, con el sonido de un acordeón y me ha invitado a bailar. Hemos permanecido abrazados durante varios minutos, corazón con corazón, dejándonos deslumbrar por los focos de los barcos que cruzaban el río y respirando el aroma de la creciente primavera parisina.

Detrás de nosotros, las estrellas han comenzado a bailar, lentamente, sin hacer ruido, para no despertarme de mi sueño. Cuando la música ha cesado, nos hemos asomado al Pont d´Léna, que estaba repleto de turistas, para ver la Torre reflejada sobre el agua dialogando con la luna.

Como hacía frío, hemos dejado París para volver a casa. Luis me ha preguntado si París era como yo lo imaginaba y le he dicho que no, que era más bello que en mis sueños.

Creo que me estoy enamorando de Luis.

 

Antonio Javier Roldán

 

Colaboraciones

Mi proyecto de vida

A veces escuchamos por la calle, o en los medios de comunicación, un comentario del tipo “los jóvenes de ahora no tienen ideales“, o esa otra sentencia que afirma con gravedad que “no piensan en el futuro“. Cada uno habla según su experiencia. La mía me indica que los adolescentes del siglo XXI tienen su propio proyecto de vida y que este es fruto de la sociedad que los adultos hemos ido conformando para ellos. Resulta reconfortante comprobar como las ilusiones de estas personas son muy parecidas a las que tuvimos -o tenemos- nosotros los mayores. Como ejemplo, vamos a asomarnos por un instante a los proyectos de Inés López Jimeno, Óscar González Vázquez, Lorena Lozano Pereira y María Maraver García, estudiantes de 2º de ESO en un colegio de Madrid, que están asomándose a la adolescencia poco a poco.

El proyecto de Inés

El proyecto de Óscar

El proyecto de Lorena

El proyecto de María

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La Pavoteca examina a…

 

José Andrea

Biografía: Wikipedia

Web: “Donde el corazón de lleve”

Web: Mago de Oz

Este examen de “La Pavoteca” a José Andrea está dedicado con todo mi cariño a Carmen Molina (http://www.myspace.com/fotocarmenmolina),que organizó un inolvidable viaje a Santa Cruz de Mudela para que decenas de seguidores de Mago de Oz pudiéramos pasar una tarde en los ensayos del grupo compartiendo con ellos una calurosa tarde de junio. Días después publiqué unas letras dedicadas a esa jornada en mi anterior blog, bajo el título “Corazón de juglar”. Carmen fue tan amable de colgar mi enlace (http://www.magodeoz.com/_new-web/prensa/)en la web oficial del grupo como un artículo más de prensa. Meses más tarde, abusando de su disponibilidad, me puse en contacto con ella de nuevo para pasarle el examen a José Andrea, el cual recibí a las pocas horas.

Te vi desde el público en el concierto de “Vista Alegre” realizando tus fotos del evento para que todos recordáramos aquella tarde. No pude acercarme a ti para darte las gracias, pero lo hago ahora.

Va por ti, Carmen… ¡Gracias!

CORAZÓN DE JUGLAR

Durante las cuarenta y cuatro semanas en las que un bufón (Ver “La máscara del bufón”), de dorada indumentaria, ha hecho malabarismos para ocultar su mascara al que suscribe, he tenido la fortuna de encontrar unos aliados en mi empeño por descubrir su verdadera faz. Con la belleza de su música me han arropado cada semana en la sección “Buscando la belleza”, desenmascarando con sus versos las palabras que el bufón escondía en mi propia alma. Durante muchos años ellos han sido los juglares emocionales que caminaron a mi lado componiendo la sinfonía de los recuerdos que sostienen la persona que, todavía a las puertas de la cuarentena, sigo proyectando como un incurable adolescente.

Dicen que son una especie en extinción, que los retazos de su corazón están a un clic ratón y que, por muchas puertas que le pongamos al mar en forma de impuestos indirectos en los soportes musicales, su modo tradicional de ganarse la vida ya no pasa por la venta de su música. En una sociedad orientada al consumo brutal el intercambio de archivos por Internet les esta excluyendo de la cadena de producción, obligándoles a retornar a la senda de los juglares, aquellos nómadas que con su canto llenaban nuestra imaginación con los reflejos del exterior de la muralla. Su cercanía a la gente, la disponilidad para ofrecernos su sombrero e invitarnos a compartir con ellos la celebración de su música, son los nuevos activos con los que se defienden en el ágora global.

El pasado 18 de junio por la tarde fui invitado a un ensayo de un grupo de juglares llamado Mago de Oz (aparecieron en este blog el 30 de noviembre). Durante un par de horas nos enseñaron a sus visitantes sus secretos, compartieron con nosotros algunas canciones en un pequeño concierto, nos convidaron en una tarde calurosa y nos trataron con mucho cariño. Sus canciones nos hablan de superación, amistad, amor, ecología o libertad… Ellos parecen defender sus ideas con la coherencia de sus actos, como dejó patente su espíritu de acogida.

Mi vida ha sido un flechazo continuo por la música, desde los singles de los sesenta que mis padres dejaron en mis manos siendo todavía un crío, pasando por todos los grupos de rock, cantautores y mitos de la movida que fueron mis hermanos mayores en la adolescencia. Cada uno de ellos es el guardián de mi memoria sin saberlo. Por eso agradezco sinceramente a Mago de Oz el que me dejaran penetrar en su mundo de sueños, esa ciudad de los árboles perdidos que van a llevar por todo el país. Necesitamos el corazón de los juglares en esta era en la que los líderes de opinión están a nómina de los grupos mediáticos, porque la belleza es la urdimbre más poderosa para cambiar al ser humano.

Entre las ruinas de la industria discográfica surgirán vencedores aquellos artistas que se comprometan con una causa y que hagan de su canto una voz a la que unirse. Woodstock, Bangladesh, Live Aid, Mandela, Live8, son algunos de esos eventos en los que se nos invitó a cambiar el mundo y que sirvieron para refrescar las conciencias de muchos de nosotros, especialmente de aquellos que se encuentran buscando su lugar en esta sociedad y suplican por modelos que les inciten a vivir el humanismo por encima del materialismo.

Y a vosotros, Txus, Mohamed, José, Jorge, Carlitos, Frank (que te mejores de lo tuyo), Peri, Fernando, Kiskilla y Patricia, desearos que sigáis siendo trovadores hasta que el cuerpo aguante. Porque, como decía el “profesor” Ramón Trecet, “Buscad la belleza: es la única protesta que merece la pena en este mundo”.

Antonio Javier Roldán -19 de junio de 2008-

 

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Creo que a los 12 años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como algo sin esencia ni alma, en el que cado palo debía aguantar su vela.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En intentar conseguir dinero para pagarme las clases de música.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Nula.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Nada de nada.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Ni me planteaba eso. Bastante teníamos con vivir…

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Ninguna.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

De todo tipo, desde Vivaldi a Verdi, desde Return Forever a Black Sabbath, pasando por Yes, los musicales… De todo.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Aún lo siento.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Por supuesto después de mucho cavilar filosofar y blablabla, llegue a la conclusión de que todo, absolutamente todo, se resume en dos preguntas, ¿por qué? y ¿por qué no? Llevándolo al extremo tanta razon tendría Jesucristo como Hitler o Ghandi o el kiosquero de mi barrio. ¿O no? ¿Quién lo dice? .

¡Muchas gracias, José!

Materiales recomendados

 

DVD: “Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero”

Al comienzo de 2º de bachillerato, Juan se enamora de Sara, la chica nueva de su clase. Juan es un chico algo reservado, y por ello guarda en secreto su amor, que no confiesa ni a sus mejores amigos. Por supuesto, tampoco se atreve a confesárselo a la interesada. Pero si Juan es un chico normal, Sara es más lanzada. Dice que se quiere morir y que colecciona momentos, mostrando un mundo interior tan complejo y rico que desconcierta al muchacho no reconociendo en algunos momentos los sentimientos que la chica  muestra por él. Cuando se aproximan los exámenes ella le propondrá robarlos y Juan aceptará para compartir una aventura con ella, que tendrá un final inesperado.

Durante la película se trata en varias ocasiones la retirada del futbolista Emilio Butragueño como una metáfora del adiós a la infancia y a cierto tipo de sueños. En ese transitar a la vida adulta el padre de Juan le comenta a su hijo que en la vida no hay más de tres mujeres, viniendo a decir que el verdadero amor, el que nos llena por completo, es muy difícil de encontrar y conservar.

La película es una comparación continua entre los dos sexos, distintos en las formas pero tan cercanos en sus miedos y escaramuzas por la vida adulta. Como dice el protagonista mientras ellos leen “El principito” ellas ya están con “El príncipe”. Al final ambos grupos se juntan en la fiesta final de curso, donde el amor y la búsqueda común de la afectividad les unirá.

Índice

  1. Película.
  2. Menús interactivos.
  3. Accesos directos a escenas.
  4. Trailer.
  5. Filmografías.
  6. Fichas técnicas.
  7. Documentales.


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viernes, noviembre 7th, 2008


 

Un ring en el salón

 

Todo ocurrió por una tontería. Parece ser que Carlos había sido invitado al cumpleaños de Menganitez en un local que el susodicho había alquilado a un comerciante en los bajos de su tienda, algo así como un zulo con poca ventilación y nulo control legal. Aquel sotanillo inmundo iba a ser el escenario de un desparrame del 9 en una escala del 10 en el que Pérez quería recrear un remake de “Risky Business” con toques evocadores de “Porky´s”. Los padres de Carlos observaban boquiabiertos como su cachorrito les contaba con absoluta naturalidad los planes que pensaba perpetrar el sábado tarde-noche-madrugada. ¿Cómo qué vas a ir a dónde, para hacer qué, en compañía de quién? Tú deliras hijo. Entonces fue cuando las paredes temblaron.

A Carlitos la negativa de sus padres le pareció “propia de un par de dictadores”, con tendencia a “coartar sus más elementales libertades” y “digna de ser restregada por la bolsa escrotal”. Ante tan magno exabrupto, su padre se contuvo, contando hasta diez para no picassearle el rostro a su vástago, evitando salir en los papeles como ejemplo de brutalidad parental. Así el ring de pelea se instaló en el salón, como quien no quiere la cosa, y se libró una batalla verbal en la que los reproches acumulados en las últimas semanas fueron utilizados como armas arrojadizas entre ambos contrincantes.

Es comprensible que a veces ambas partes se dejen llevar por el corazón más que por la cabeza. Al fin y al cabo, hablamos de una discusión entre personas que se quieren y conocen, peligrosa combinación a la hora de causar daño con las palabras. Es muy importante que ante esta situación los adultos sepamos tomar las riendas para minimizar las consecuencias de la pelea y, si es posible, apartarla hasta que los nervios desaparezcan.

Aunque a veces escuchemos una propuesta del adolescente que podemos calificar de peligrosa para su integridad, descabellada o absurda, resulta conveniente que nos guardemos esos calificativos para nosotros mismos, para que el contrincante no se repliegue en sí mismo cual tortuga en su caparazón. Ya se sabe que un caparazón es opaco, impermeable y muy resistente. Cuando nos vemos inmersos en una discusión airada hay que dejar al joven que haga su discurso y desarrolle sus ideas, incluso aplaudirle cualquier resquicio de sensatez en sus palabras, para así enseñarle que, dentro de los límites marcados, existe espacio para el diálogo. Es un buen método para centrarnos en el propio problema y no en la discusión. Nos encontramos ya con un pequeño adulto en ciernes con el que ya hay que renunciar y negociar, sin perder con ello la autoridad.

¿Cómo actuar cuándo en ese clima de afectividad y diálogo surge la expresión hiriente o la falta de respeto? Lo primero que hay que hacer es no reaccionar en caliente, para poder abordar el tema más adelante, cuando escampe, de forma tranquila y pausada. Es comprensible que los padres sientan dolor cuando la personita a la que han entregado durante sus años su amor, entrega y tiempo se les enfrenta apuntando con su arma al corazón. Cuando de la boca del adolescente sale una acusación o reproche de bastante crudeza, tenemos que diferenciar si ha surgido a raíz de los límites que le estamos poniendo, tan necesarios en esas edades, –Capítulo 2– o si existe algún problema de fondo que conviene aclarar. Por eso es bueno retomar lo ocurrido pasados los días, cuando las heridas estén cicatrizando.

Algunos padres, ante esta situación, piensan que algo hicieron mal durante su educación en la infancia, pero no suele ser así. Si los cimientos son buenos aguantarán el huracán con pocos daños. El enfrentamiento con los adultos y la oposición a su familia son propios de la edad, e incluso forman parte de la transición a la edad adulta.

Una vez aceptado que la discusión hay que evitarla para que no sea ella misma el centro del debate, retomando el diálogo pausado en cuanto sea posible, debemos tener en cuenta que propiciando un diálogo y una negociación nos obligamos a razonar de forma argumentada y que a estas edades ya no vale el “porque yo lo digo”, el “soy tu padre, y basta” o “lo que dices son estupideces de tu edad”. Entramos en una fase de paciencia infinita en la que no podemos ponernos a la misma altura que ellos, porque nuestra autoridad, como ya se ha comentado en este blog –Capítulo 4-, nace de la coherencia y del afecto.

La misma paciencia, que evita que entremos al trapo en la discusión, nos permitirá esperar los resultados a largo plazo, porque en el fondo, durante esa discusión, el adolescente actúa como una esponja y se va guardando las enseñanzas de sus mayores para recuperarlas el día menos pensado.

Quizás no broten los frutos en el ring del salón, pero sí en el de la vida.

 

Antonio Javier Roldán

 

Colaboraciones

Recuerdos de un profesor jubilado (VI): Chuchi “El sandalias”

Yo creo que todo comenzó con el Concilio Vaticano II, que hizo mucho más cercana la figura de Jesús y todo lo religioso. También pudieron contribuir algunos movimientos católicos comprometidos, como la JOC, la HOAC y los curas obreros. O quizás fue el musical “Jesucristo Superstar”, e incluso el movimiento Taizé. Puede que fuera, y es lo más probable, la conjunción de muchas causas, pero el hecho fue que en los años 70 del siglo XX, todos nos hicimos una imagen nueva de Jesús de Nazaret.

En pocos años, el dulce Corazón de Jesús, el impresionante Crucificado de nuestra Semana Santa, o el temible Cristo Rey fueron sustituidos por otras imágenes, por otros modos de percibir su figura. Apareció el Jesús guerrillero, un poco a lo Che Guevara, que venía a liberar a los pueblos de su opresión. Muchas habitaciones juveniles tenían a las dos imágenes presidiendo su vida. Era el conductor de la liberación de los pueblos. El cristianismo no era una religión, era humanismo, y su método, muchas veces debería ser el análisis marxista. Se pasó del Ver-Juzgar-Actuar de los años sesenta a la dialéctica Tesis-Antítesis- Síntesis. No nos hablen de cielo e infierno. Jesús es el liberador de los oprimidos.

En el otro extremo, Jesús podía ser el amigo invisible, que no se mete en política, sino que te da nueva energía espiritual, que incluso se puede manifestar con milagritos. También en las habitaciones juveniles podía estar colgado un cartel de Jesús con la orden de “Se busca”, y con la recompensa de la vida eterna para quien lo encontrara, y eso lo intentaban muchos jóvenes, deseosos de superar la religión sacramentalista de sus padres. Surgió una nueva espiritualidad, que buscaba una línea más directa al margen de los ritos. Pero también Jesús podía ser un cantor protesta, un hippy, un payaso alegre que nos hace felices e incluso un extraterrestre con grandes poderes. Cada joven tenía su Jesús particular. Esto trajo a veces una mentalidad de secta, y podía ser difícil que un carismático entendiera a un “kiko”, o que los más mayores entendiéramos la oración de los grupos de Taizé.

En todos los colegios religiosos y parroquias se representaba “Jesucristo Superstar”, o bien otros musicales que lo imitaban, y que trataban sobre San Francisco o cualquier otra figura entre las más cercanas (y que eran muy pocas) que ofrecía el Cristianismo. Todos los jóvenes querían encontrar un Jesús cercano a su realidad y la mayoría fracasaron. Nadie les habló de la imposibilidad de desprender de su figura el misterio que la rodeó desde siempre. Todos quisimos un Jesús asimilable a nuestra ideología o circunstancias, pero me temo que no se dejó.

En mi parroquia se optó por las Comunidades de Base. Vivíamos la fe en grupos, y a veces nos mezclábamos, no sin trabajo, adultos, jóvenes y niños, y nuestro Jesús nos hablaba a través de la Biblia. Por lo menos, en eso confiábamos. Abríamos el libro sagrado con la esperanza de que Jesús nos orientara con sus palabras antiguas, como si estuviera allí agazapado esperando nuestra consulta. Tampoco nos libramos de los estereotipos sobre Jesús. Recuerdo un encuentro de fin de semana, coordinado por toda una figura nacional en la organización de grupos religiosos juveniles, y que, ante el asombro de los más veteranos, comenzó su charla sobre Jesús con las palabras: “Ahora vamos a hablar de Chuchi el sandalias”.

Antonio Roldán Martínez (Web)

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Ángel Nieto

Biografía: Wikipedia

Blog: Moto GP

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Con 12 ó 13 años. Con esa edad ya sabía lo que quería que fuera mi futuro: las motos. A veces dejaba el cole para irme con la moto por ahí.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

En lo que respecta a mi deporte, el motociclismo era totalmente minoritario. La gente me tomaba por loco, pensaba que era un majara. Me veían pasar por la calle con la moto y creían que era un ‘zumbao’… Hombre, ¡en esa época sí que estábamos un poco locos! Mi familia no tenía ni idea de lo que era una moto. Yo fui el primero que quiso dedicarse a esto. Siempre he sido muy persuasivo, sobre todo cuando quería algo. Realmente, cuando me proponía algo, lo conseguía como fuera.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En esa época, con 14 ó 15 años, me dedicaba a la moto. Ya me había trasladado a Barcelona y trabajaba como mecánico. No había consolas, ni móviles… de la tecnología que hay hoy, no existía prácticamente nada. Era otra vida, nada que ver. En estos 45 años han pasado muchas cosas.

Actualmente, creo que el acceso a las nuevas tecnologías y a la información es una maravilla: los jóvenes saben antes lo que es la vida. Pero también pierden mucho antes la juventud. El ser niño, depende de cómo y dónde te muevas, desaparece. Con 14 ó 15 años, ya te comportas como un tío de veintitantos años. Hoy se empieza mucho antes en las cosas y también se acaba mucho antes. Y es una pena.

En mi deporte, yo fui campeón del mundo con 37 años y me retiré a los 39. Hoy en día, a un piloto de 30 años le dicen que se vaya a casa ya. Creo que no debería ser así. Porque con 30 años, si no has tenido muchos accidentes ni lesiones, estás en el mejor momento: tienes experiencia, sabes lo que quieres. Me da pena por eso. Se empieza desde pequeñito: dejan de jugar y de pasárselo bien y los hacen mayores demasiado pronto.
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4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Yo con mi padre tampoco me sentaba a decirle lo que yo quería. Era un tío genial, fantástico y me dejó hacer lo que yo quería en la vida. Mi madre era un poco más la que controlaba el tema y está encantada y orgullosa de mí y de mis hermanos. Era todo muy diferente. Los padres se dedicaban básicamente a trabajar. Había que pagar las facturas. Yo vengo de una familia muy humilde. Mi madre fregaba escaleras y mi padre era taxista.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Yo es que en el físico no me he fijado hasta que he sido ya mayor. Era consciente de que no era ningún Alain Delon. Bueno, a medida que vas creciendo, pues te compras ese tipo de ropa que crees que te sienta bien y que refleja más tu estilo, tu personalidad… Ahora, paso mucho. Hubo una época en que le dedicaba más tiempo, pero ahora me da igual.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Cuando empecé a moverme por Italia me acuerdo que me compré unos zapatos iguales a los que le había visto a Adriano Celentano, blancos y negros. Hubo una época en que tenía mucha pasión por las cosas: me gustaban los relojes, ropa… Pero ahora me da igual.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

En mi casa no se hablaba de nada de eso. No sabían lo que eran las drogas. Y el sexo era tabú. Pero a mí las chicas me gustan desde muy pequeño. Las motos y las chicas han ido paralelo.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Cuando era jovencito era un fan de Marisol, por ejemplo. Pepa Flores es una señora encantadora. Le tengo mucho cariño, porque la conozco y es genial. Y bueno, también los Beatles, los Rollings, Joe Cocker… Pero la verdad es que a los 15 años no tenía ningún sentido de la música: sólo vivía para las motos.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Yo tampoco me daba cuenta de si me entendían o no. A mí me daba igual. Yo iba a lo mío.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Yo veía la vida de una manera y cuando empecé a hacerme mayor, la vi de otra. Empecé a pensar en mi familia, en cómo salir de la pobreza donde estábamos. Empecé en pensar en mis padres, en echarles una mano, en mis hermanos.

MENSAJE DE ÁNGEL NIETO PARA LOS ADOLESCENTES

Yo les diría que aprovechen esa edad, que pasa muy rápido. Y es una edad genial para poder divertirte, pasarlo bien. Si te gusta el fútbol, pues te dedicas a ello; si te gusta estudiar, esfuérzate.

Lo que no me gusta es que el tema económico, el dinero está muy presente hoy en la sociedad que vivimos. Tanto tienes, tanto vales. Y creo que los tiros no van por ahí para la gente joven.

Me da la sensación de que lo más importante para un chaval jovencito es que tenga ilusión por algo. Algo que le haga levantarse cada mañana con motivación para afrontar un día con energía. Y centrarse en una cosa, no tocar 20 cosas a la vez.

Sobre todo eso, disfrutar de esos 14 ó 15 años, que se pasan volando.

¡Muchas gracias, Ángel!

Materiales recomendados

 

Web: “Padres y colegios”

El grupo editorial Siena tiene en la calle varias publicaciones de contenidos educativos. Una de ellas es “Padres y colegios” y su versión digital. En “Padres y colegios” encontramos opiniones y artículos de profesionales de la educación, pero también de personas conocidas, en otros campos, que aportan su visión de la aventura de ser padres.

Resultan muy interesantes los foros en los que se intercambian opiniones sobre cuestiones como el fracaso escolar, la hiperactividad, los centros educativos o las drogas, así como alguna guía para los padres en temas en los que se suele patinar por falta de información como puede ser la compra de videojuegos (ideal para las fechas que se aproximan).

También admite suscripción para el número impreso (sólo pagando los gastos de envío) o el digital por correo electrónico.

En “Educar hoy” podemos consultar una buena selección de las noticias sobre educación que pueden sernos de utilidad.

Índice

  1. Formación.
  2. En portada.
  3. Familia y sociedad.
  4. Educar hoy.
  5. Opinión.
  6. Hasta en las mejores familias.
  7. Guía para padres.
  8. Participa.
  9. Barómetro (encuestas).
  10. Foros.


COMENTARIOS: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.

viernes, octubre 31st, 2008


 

Creo en mí

 

Cuentan por ahí una historia de un célebre enólogo que dedicó su vida a crear un vino aterciopelado, muy apreciado en todo el país. Sus amigos decían que su gran secreto era el cariño y la dedicación que ponía en su trabajo, vigilando cada cepa y escuchando a cada empleado. Los envidiosos, aquellos que anhelaban su fama y prestigio, argumentaban que su tierra era la mejor de la comarca y que la calidad de su cosecha era la causante de su éxito.

Según pasaron los años, mientras los premios y reconocimientos seguían llegando, nuestro enólogo fue preparando a su hijo para que algún día tomara las riendas del negocio, porque deseaba disfrutar de su jubilación en el campo paseando por su propiedad. Para ello le buscó una buena facultad de ingeniería agrónoma, desde la que acceder al título de enología, y le pagó un master en administración de empresas. Cumplidos los 65 años, el enólogo llamó a su hijo y le anunció que había llegado el momento de entregarle su legado. Padre e hijo se abrazaron emocionados.

A los pocos días el hijo reunió a los trabajadores y les dictó sus instrucciones para el cuidado de las vides. Después contrató a un compañero de facultad para ponerle al frente de las bodegas, ofreciéndole una prejubilación anticipada al perplejo responsable, que llevaba cuarenta años en el negocio familiar y se sentía con fuerza para otros cuarenta. A una empresa de marketing y diseño le encargó unas nuevas etiquetas para las botellas así como una campaña de publicidad para introducirse en el mercado americano. Y así siguió varios días introduciendo nuevos cambios en la empresa.

Mientras tanto, en el corazón del padre se instalaba un doble sentimiento. Por un lado se sentía orgulloso de la formación y el espíritu emprendedor de su hijo, pero por otro notaba una punzada de dolor al ver como la obra de su vida se iba transformando poco a poco. Con el paso de los años la empresa fue creciendo sin apuros económicos, pero con un nuevo estilo adaptado a los tiempos. Así un día lograron el certificado de calidad y el “Diploma regulador de denominación de origen de la CEE de explotaciones vinícolas con distintivo exportador” -la repera, oiga- para poder lucirlo con orgullo en el logotipo.

Muchas veces a las familias les ocurre como al padre de la historia, que educan a su hijo en unos valores y principios pensando que serán la base de su vida adulta, sin percatarse que el adolescente lo primero que hace al llegar a esa edad es poner a prueba todo lo aprendido en casa y en el colegio, investigando por su cuenta y experimentando sus nuevas ideas, para lo cual no tendrá problemas en arriesgarse y cruzar alguno de esos límites que antes le marcábamos. Al ser un nuevo miembro activo de la sociedad iniciará un viaje personal para conocerse a sí mismo, en el que las características inherentes a su juventud, como el idealismo o la aventura, serán sus compañeras en un viaje durante el que se verá capaz de resolver todos los problemas y contratiempos.

En esta nueva fase de su adolescencia la curiosidad se vuelve más activa, y es un buen momento para ver películas, leer libros e investigar el mundo que le rodea. Esta exploración, unida a los principios aprendidos en la infancia -no olvidemos que en la historia del vino las uvas y la tierra eran las mismas para los dos protagonistas-, será la gran responsable de los cimientos de la persona que se está transformando. Habrá momentos en que el joven se declare creyente y a las pocas semanas sea un ateo convencido. Otras veces nos asustará con comentarios intolerantes o agresivos, para luego volcarse un fin de semana en ayudar a algún colectivo que esté pasando apuros.

A menudo las creencias y el sistema de valores que se está construyendo quedarán mediatizados por la realidad social, porque en el escaparate que le mostramos los adultos contempla un mundo brillante gobernado por el consumismo y la riqueza, en contraposición a la realidad del paro y a la falta de recursos. Por eso no podemos comparar nuestras motivaciones por el estudio con las de las nuevas generaciones. Nosotros buscábamos lograr un nivel de vida mientras que ellos pretenden mantener el que han tenido desde la cuna. Esta misma situación de confort que desean conservar les hace retrasar a veces su propia emancipación o anteponer el placer al sacrificio.

A veces, analizando las creencias y los valores de los adolescentes, podemos caer en la tentación de menospreciarlos, sin darnos cuenta de que son el reflejo de la sociedad que les estamos ofreciendo.

Un día leí en internet unas declaraciones muy interesantes de un célebre intelectual: “Nuestra juventud adora el lujo, es mal educada, burla la autoridad y no tiene el menor respeto por los viejos. Nuestros hijos, hoy son verdaderos tiranos. Ellos no se levantan cuando una persona mayor entra, responden a sus padres y son simplemente malos.”

Duras palabras, a fe mía. Las dijo Sócrates hace 2400 años.

Antonio Javier Roldán

 

Colaboraciones

Recuerdos de un profesor jubilado (V): Los que se quedaron atrás (2ª Parte)

Al comisario del barrio le llamaban el sheriff, tanto era el esfuerzo que se necesitaba para mantener el orden. Cuando me incorporé al instituto me dieron la poco reconfortable noticia de que el centro de enseñanza había sufrido treinta problemas de delincuencia en el curso anterior. Varias bandas juveniles atracaban a nuestro alumnado todos los días, e incluso entraban en los patios al menor descuido. Las profesoras salían a las seis de la tarde cogidas del brazo, sin mirar a nadie, hasta que llegaban a la parada del autobús. Incluso un inspector que se equivocó de puerta de entrada, tuvo que pasar por el centro de una pandilla que estaba allí esperando sus presas.

En los años en que fui directivo, me recibían en la comisaría como a viejo conocido, y me pasaba esperando turno para las denuncias gran parte de mi horario laboral. Conocí a varios inspectores de policía, con los que coincidiría más tarde con motivo de otro tipo de hechos muy tristes que no vienen ahora al caso. Ni las denuncias ni las fugaces detenciones lograban mejorar el ambiente de inseguridad en el que vivíamos. Había que observar la cara escéptica del guardia mientras tecleaba la denuncia: “Y dice usted que han atracado a un alumno…¿dentro o fuera?, porque si es dentro no es cosa nuestra…”

A algunos jefes de pandilla los conocíamos, e incluso alguna vez tuvimos que echarlos del patio. Cambiaban mucho, porque siempre había alguno detenido y otros se buscaban nuevos aires. También sufríamos a otros que eran totalmente anónimos, como los que nos rompían los cristales en los fines de semana. El instituto era muy abierto y luminoso, todo de cristales, y desde detrás de la valla se podía intentar romper algunos con el uso de buenas piedras y aceptable puntería. Gran parte de nuestro presupuesto se iba en reponer roturas, e incluso fuimos incorporando plástico irrompible a la fachada.

¿Por qué lo hacían? No era sólo el placer de romper; hubieran terminado por cansarse. Hablando con nuestros alumnos y con sus padres nos dimos cuenta de que estábamos atendiendo a la primera generación que estudiaba Bachillerato en el barrio. Sus padres no tenían estudios en general. Tampoco entendían lo que era la Enseñanza Media. Creían que sus hijos iban a un colegio que se prolongaba mucho. Aún recuerdo alguno que me decía: “Usted le pega fuerte, que si no, no hay forma de sacar nada de él”.

Los que no estaban con nosotros tenían un porvenir muy distinto. Ya para entonces no era fácil encontrar trabajo sin el título de Graduado Escolar o el Bachillerato, y se podían ver abocados al subempleo. Ellos lo sabían, y también que dentro de nuestro instituto había vecinos suyos, de su misma edad, incluso amigos, que sí estaban estudiando y sí podían ver el futuro con más esperanza. Por eso a veces les entraba el deseo de vengarse, de fastidiar a aquellos privilegiados, que después irían a la Universidad, se prepararían, conocerían mejor la situación política y participarían en el nacimiento de la democracia.

Me inquieta pensar qué será ahora de aquellos pandilleros y de los que con tanta efectividad nos estropeaban las fachadas. Tendrán cincuenta años, serán padres de familia, e incluso puede que alguno ya sea abuelo. ¿Qué recuerdos de su juventud podrán contar a sus hijos? ¿Optarán por callar? ¿Cómo pensarán ahora sobre la sociedad y la política? Es seguro que muchos se habrán hecho con una cultura, o que incluso sean prósperos empresarios, pero creo que cuando piensen en sus años jóvenes les quedará todavía la sensación de que ellos se perdieron algo.

Antonio Roldán Martínez (Web)

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Tamara Rojo

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Alrededor de los 13 años. Por primera vez me di cuenta que mis decisiones tenían consecuencias a largo plazo, que esto ya era el ensayo para mi vida adulta.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Distante, totalmente desinteresada por mí y por mis sueños que no veía reflejados en ningún medio de comunicación o entorno social.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Tenía muy poco tiempo libre pues combinaba el colegio con el aprendizaje de la danza pero lo que siempre me apasionó fue perderme en los libros .

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

En general buena. Soy hija única y se me incluyó en reuniones y cenas de adultos desde que nací.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Exageradamente, probablemente como consecuencia de mirarme al espejo 6 horas al día con el único propósito de la autocrítica.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Bastante confusa. Me dejaba influenciar por actrices y cantantes de pop pero, a la vez, yo era muy naif y asexuada.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Ninguna.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Michael Jackson, Mecano, Duncan Dun, Héroes del Silencio… sólo les escucho cuando me entra morriña.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Constantemente. Era demasiado intensa, con una misión única, lo que hacía complicado el sentirme identificada con el resto de los adolescentes fuera del mundo de la danza y, dentro, estaba además muy politizada por mi entorno familiar. Total un lío.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

No hubo cambios en mis valores o principios pero sí me di cuenta de que no debía airearlos a los cuatro vientos y que mucha gente no tenia por que compartirlos.

¡Muchas gracias, Tamara!

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Libro: “Sexo con sentido”

La sexualidad asalta a los chicos y a las chicas en el proceso de crecimiento que los lleva desde la adolescencia hasta la juventud. Es el momento de la consolidación de la identidad sexual, de las primeras vivencias y manifestaciones eróticas, en un principio autosatisfactorias y más tarde en relación con otros. Pero también es el momento de la incertidumbre, no sólo por la inexperiencia sino también por la multitud de mensajes contradictorios que reciben.

El libro ofrece información clara sobre los diversos procesos que acompañan al despertar sexual desde un enfoque positivo, defendiendo la sexualidad con sentido como instrumento para que los jóvenes tomen decisiones oportunas, aprendan a conocerse mejor, se reconcilien con su cuerpo en desarrollo y eviten exponerse a riesgos que pueden ser evitados.

En él encontramos capítulos sobre las etapas, el cuerpo, los anticonceptivos, los problemas sexuales, el embarazo, los abusos, las enfermedades, o una descripción sobre las consultas de ginecología y urología, entre otros temas.

Índice

  1. Sexualidad en positivo.
  2. La virginidad y otras gaitas
  3. ¡Mi cuerpo no se entera!
  4. Tú el tuyo y yo el mío.
  5. ¿Lo que me pasa es normal?
  6. ¡Quiero ser madre!
  7. ¡No puede ser verdad!
  8. ¡No se lo que paso!
  9. ¿Qué pinto yo en todo esto.
  10. ¡Quiérete, quiérele!
  11. ¿Por qué a mi?
  12. Soy algo diferente ¿y que?
  13. ¿Qué me van a hacer?



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viernes, octubre 24th, 2008

 

 

Las drogas (I): La puerta sin llave

 

Entrar en la adolescencia es una experiencia similar a pasear por el interior de un hotel. Uno camina por un pasillo enmoquetado, rodeado de puertas a ambos lados, sabiendo que algunas de ellas serán confortables, las menos esconderán secretos apasionantes, otras ocultarán la ropa sucia y siempre habrá una suite de lujo que estará al alcance de unos pocos privilegiados. El secreto para disfrutar de la estancia es venir preparado con el mayor número de llaves posible, que nos permita explorar el mundo de los adultos con seguridad y amplitud de oportunidades.

Sin embargo a menudo el adolescente acude al hotel con pocas llaves o ninguna, convirtiendo su caminar por la alfombra roja en una ruta en la que cada habitación aparece como un escaparate al que no puede acceder. Es entonces cuando suple sus carencias buscando aquellas puertas que estén abiertas por descuido o porque no guardan nada de valor.

Estos jóvenes que buscan la opción más fácil se reconocen por:

  • No tienen un equilibrio entre la vida social y la familiar, por lo que intentan abrir la puerta sin tener la llave adecuada.

  • Se han cansado de esperar a la llave que pidieron en recepción y que no acaba de llegar a sus manos. Son impacientes y buscan resultados y sensaciones inmediatas.

  • Deciden seguir a otros huéspedes que optaron por entrar en la habitación sin llave, porque la presión del grupo les ha obligado a no quedarse solos en el pasillo.

  • El abanico de posibles opciones les agobia y no se sienten capaces de tomar las riendas de sus vidas y pelear por conseguir su llave.

  • Han aprendido en casa que al menor síntoma de dolor hay que acudir a los analgésicos o antidepresivos, así que ¿por qué no salir por la puerta abierta y eludir el dolor y el esfuerzo?

Mientras la puerta abierta sigue invitando a algunos adolescentes, otros observan con atención la llave que esperaban desde hace tiempo. Saben que ha llegado el momento de acercarse a la cerradura y enfrentarse a su destino. Son personas con notas aceptables o buenas, que desde pequeñas no se han dejado arrastrar por su grupo, que han sabido preservar su individualidad y derecho a decir “No”, que han comprendido que las mejores habitaciones se logran a base de esfuerzo, que han sabido dar armonía a su cuerpo gracias al deporte, que han forjado su llave desde la familia y el colegio a partir del diálogo, las normas, la coherencia y el afecto, y que desde que tienen uso de razón han emprendido su propio proyecto de vida desde la responsabilidad y los sueños que pretendían alcanzar.

A veces, cuando los adultos caminamos por el pasillo y vemos el trajín de puertas que se abren y cierran, descubrimos que alguien echa un vistazo por la que carece de llave y nos llevamos las manos a la cabeza como si fuera una salida de emergencia que solo se puede abrir en un sentido. No. Afortunadamente todas las puertas tienen bisagras. El huésped equivocado puede regresar al pasillo y continuar la búsqueda en el lugar en el que la dejó. Puede ser interesante hablarle de las drogas como esa máscara que tapa otras carencias personales, así como de las consecuencias sociales derivadas de su uso y abuso. Podemos sentarnos con él en la cafetería del hotel con tiempo por delante, para que nos cuente su vida, sin juzgarle con severidad ni expulsarle por la puerta de servicio. Sería bueno que le demostráramos nuestra confianza para que sea él mismo el que se enfrente al dolor y a la responsabilidad, porque es inútil contarle que el tabaco mata o que el alcohol te convierte en un muñeco, sin curar las heridas que le llevan a su consumo.

Por eso creo que la solución no es poner un biombo delante de la puerta abierta con el cartel de “Peligro”, sino vigilar la forja de las llaves para que estas no tengan muescas o esquirlas que las conviertan en trozos de metal inútiles.

Las puertas fáciles abundaron durante el inicio de mi adolescencia. Creo que tuve la suerte de no percatarme de ellas, porque mis profesores y mi familia se preocuparon por enseñarme que debía ignorarlas, pero sí pude contemplar el doloroso espectáculo de los jóvenes que regresaban después de visitarlas. Muchos días compartí con ellos partidos de baloncesto, tardes de sol en el parque e incluso pupitre. Sentí mucha rabia cuando les veía hundirse en aquel mundo, al igual que rencor hacia aquellos que les enseñaban la puerta abierta y que además se lucraban con ello.

 

Antonio Javier Roldán

 

Colaboraciones


Recuerdos de un profesor jubilado (IV): Los que se quedaron atrás (1ª Parte)

Ahora resulta que todo el mundo hizo algo por el advenimiento de la democracia. Nadie quiere confesar que quizás estaba preparando oposiciones, como un eminente político, o que le dio miedo, o que no comprendió nada. No, siempre decimos que todos teníamos conciencia de lo que había que hacer y lo hicimos, y presumimos de haber pertenecido a una generación clave en la historia de España. Pero hubo mucha gente marginada del proceso, que siguió trabajando de sol a sol sin enterarse de que vivía años históricos. Estoy recordando a una parte de la juventud rural.

Durante los años sesenta fui maestro rural. Era un pueblo de dos mil habitantes, de los que menos de la mitad vivían en el núcleo urbano, y el resto dispersos por el campo hasta distancias de siete u ocho kilómetros. Mientras se celebraba el Concilio Vaticano II, comenzaban a cantar los Beatles o estallaba el Mayo del 68, mis alumnos sólo sabían de sementeras, escardas, olivares, burros y gallinas, y mucho, por cierto. Yo fui durante seis años su maestro de letras y cuentas, pero su alumno en distinguir flores, saber cazar zorzales o cómo aparejar un burro. Formábamos una comunidad educativa muy original, de la que quizás escriba en otra ocasión.

El Instituto más cercano a la aldea distaba más de veinte kilómetros, y eso era mucho entonces. La Universidad era inalcanzable. Sólo los ricos podían enviar a sus hijos a las de Sevilla o Granada. Los estudios de mis alumnos se acababan, con suerte, cuando se aprendía a leer, escribir y algo de cuentas. Algunos lo dejaban antes. Después sólo quedaba tirar del burro o coger aceituna, y seguir haciéndolo el resto de su vida. Algunos padres emigraban, dejando sus hijos en nuestras manos, pero la mayoría estaban atados a un trozo de olivar o a la voluntad del señorito.

Entre el cura y los maestros formamos una especie de academia gratuita, en la que ayudábamos a quienes quisieran a prepararse para el Bachillerato y Magisterio, pero no muchos respondieron. De las niñas sólo dos o tres, porque sus padres las destinaban a las tareas domésticas en cuanto tenían doce años, o a trabajar envolviendo polvorones a diez kilómetros del pueblo. De los niños sólo logramos formar a un maestro, y que algunos aprobaran dos cursos de Bachillerato, pero pronto los veíamos tirando del burro o con las manos heladas de coger aceituna en invierno.

Murió Franco, se inició la Democracia y se aprobó la Constitución, pero ellos siguieron atados al trozo de huerto, a escuálidos olivos o a un salario mínimo. Es muy difícil saber cómo va España si has de pasar de campaña en campaña agrícola ofreciendo la fuerza de tus brazos o sacando un rendimiento de supervivencia de un pequeño terreno. Y un buen día, ya en los ochenta, se presentaron gentes hablando en nombre de la Junta de Andalucía, y mis antiguos alumnos tuvieron que comenzar a entender qué era eso de las Autonomías, y a pensar si habrían cambiado de amos.

Antonio Roldán Martínez (Web)

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Manuel Toharia

Biografía: Wikipedia

Web: Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

No tengo ni idea. Supongo que la adolescencia se inicia cuando uno pierde la ingenuidad infantil para plantearse temas mucho más adultos, con la angustia que ello supone por la falta de preparación para ello. Quizá, en mi caso, fue cuando dejé de estar enamorado de las niñas de mi cole de manera absolutamente angelical y comencé a mirarles las piernas o el pecho…
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2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como una terrible incógnita, llena de enemigos reales o imaginarios, a los que no sabía cómo enfrentarme. Muy pronto descubrí que la única ayuda que podía recibir consistía en plantearme a mí mismo preguntas concretas y buscar las respuestas menos inadecuadas.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

A los once años comencé a tocar el piano, a los trece la guitarra. Ésta era mucho más versátil porque la podía llevar conmigo a las excursiones por el campo. Y servía para ligar mucho más fácilmente. Nunca necesité, pues, a la electrónica. Me bastaba mi propio rollo verbal, y de vez en cuando una cancioncilla de Brassens o de Atahualpa Yupanqui...

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Muy fluida, pero en idiomas distintos. Lo único en común era el concepto de autoridad: los adultos mandan, los adolescentes obedecen… o hacen como que obedecen. Es lo menos problemático.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Muchísimo. Siempre pensé que tenía la cabeza pequeña y cara de crío. Un horror. Y eso que entonces aun no me estaba quedando calvo. Eso fue mucho después, y por fortuna me pilló ya entrenado a las lides del aspecto físico indeseable.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Jamás pensé en ello. Toda mi vida infantil y juvenil quedó marcada por ser el segundo de la familia, a sólo un año de distancia de mi hermano el mayor. Solía heredar sus cosas. Y de más mayor, uno se compraba lo que se podía, que no era mucho, en época de carestía económica global en el país (nací en 1944 por si alguien no lo sabe, cuando se lanzó el Sputnik yo tenía 13 años).

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Jamás. Lo del sexo era sencillamente pecado mortal. y las drogas nadie sabía lo que era, aunque mucha gente fumaba y no pocos bebían alcohol en exceso. Pero eso era socialmente aceptable.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Desde pequeñito, quizá por culpa de mi padre, yo he sido asquerosamente intelectual. Me gustaba mucho la música clásica, muchísimo Chopin -Nocturnos, mmmm.- y Beethoven -el segundo tiempo del Concierto nº3 sigue siendo insuperable-, y también Schumann y Falla, y sobre todo admiraba a Bach. Pero también me gustaban Renato Carosone, y Brassens, y los Beatles, y Neil Sedaka, y Brel, y Domenico Modugno, y Paul Anka… Muy ecléctico todo…

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Probablemente siempre. Y no sólo de joven. Por eso quizá hablo y escribo tanto, con la esperanza, seguramente vana, de que alguna vez me entenderán. Y ya tengo 64 años… No sé, no sé.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Pues bastantes. Quizá el cambio esencial es que comprendí que me habían timado con eso de dios, y todo lo que de esa idea se deduce en términos socioreligiosos. Desde que me hice adolescente hubo en el mundo un creyente menos y un escéptico más.

¡Muchas gracias, Manuel!

Materiales recomendados

 

DVD: “Mentes peligrosas”

Una profesora, y ex-marine, Louanne Johnson acepta un empleo a tiempo completo en un instituto de Los Ángeles para impartir literatura a una clase de estudiantes con talento pero con problemas sociales. Rápidamente se da cuenta de la necesidad de captar su atención para poder ayudarles o renunciar a un trabajo que le interesa. En lugar de ganarse su confianza con la disciplina, aprendida en el ejército, opta por sembrar el afecto profundizando en sus vidas.

Aunque el guionista utiliza algún tópico en este tipo de cine, la película nos muestra una propuesta arriesgada y valiente, consistente en lograr el respeto a partir del compromiso personal y el afecto hacia los jóvenes, tema que ya hemos desarrollado en este blog. También nos recuerda que la paciencia es una premisa inludible para lograr los objetivos y que si estos son ambiciosos al final lograremos alguna de las metas.

Contenido

  1. Menú interactivo
  2. Acceso directo a escenas.


IMPORTANTE: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.


viernes, octubre 17th, 2008

 

De mayor quiero ser…

 

En otros tiempos la vocación por una profesión podía quedar solapada por la realidad familiar, por lo que la opción del estudio no siempre era factible en la economía del hogar. Hoy en día los jóvenes tienen sus necesidades primordiales y de ocio bien cubiertas, incluso de forma holgada, por lo que les resulta chocante que les animemos a labrarse un porvenir si están plenos en su presente. Sin embargo mantienen la misma ilusión por emanciparse y ser felices en la vida adulta que teníamos nosotros. Por eso yo siempre les digo que gracias a los estudios pude elegir mi profesión y que ahora vengo al colegio a disfrutar y que… ¡Además me pagan por ello! También les suelo decir que ya son mayores para escoger uno de los dos caminos que se abren ante ellos. El primer camino resulta atractivo a corto plazo y consiste en ser totalmente libre en la juventud para luego ser esclavo de un trabajo que no les gusta durante cuarenta años. El segundo camino les obligará a someterse a planes de estudio, sacrificio y responsabilidad al principio, pero podrán disfrutar de su libertad durante la etapa adulta. La elección está ahí, frente a ellos, en un momento en el que el camino fácil aparece repleto de atractivos ante sus ojos.

Hay quien dice que la vida laboral de un profesor es monótona, predecible y repetitiva. A los que afirman tal cosa les invitaría a una excursión -a cargo de “La Pavoteca”, paga la casa- a una clase de ESO en algún centro escolar de los etiquetados como conflictivos, para que se empape de monotonía. También se comenta que los docentes somos afortunados por disponer de largas vacaciones, lo cual no deja de ser cierto, pero habría que añadir que gran parte de esos días libres los usamos en preparar las materias o actualizarnos con las últimas novedades. Sin ir más lejos, en mi caso, siendo licenciado en matemáticas, he tenido que enseñar, con más o menos fortuna, química, biología, geología, electrónica o carpintería. Me he peleado con taladros, sierras de calar, equipos informáticos, cuadros eléctricos, decorados de teatro y pistolas termo-fusibles. Desde que soy tutor me he visto obligado a ponerme al día en drogas, sexualidad, psicología básica, técnicas de estudio, autoestima, resolución de conflictos, alimentación, ecología y alguna noción de terapia familiar. A nivel burocrático, me he empapado con dificultad de las legislaciones de educación con sus inevitables programas y currículos, navego con soltura -entre huracanes- por el reglamento de régimen interior, y sé aplicar los protocolos para las entrevistas con las familias. ¡Ah! Y no debo olvidar que todos estos conocimientos tengo que llevarlos a la práctica de forma que sean motivantes, por lo que debo explotar algunos recursos del Club de la Comedia para no perder a mi estimado público.

Cuando echo la vista atrás me doy cuenta de que gran parte de ese bagaje que necesito en mi profesión, surgió de pequeñas puertas que se abrieron en mi infancia. A algunos juguetes como el Mecano, el Tente o el Electro-L les debo el haber sobrevivido diez años al taller de tecnología en la ESO. Los discos que mis padres dejaron en mis manos me ensañaron a ser ecléctico en materia musical y me ayudaron a autoeducarme emocionalmente durante la adolescencia y a comprender mejor la cultura actual de mis alumnos. Los viejos programas de mano de películas clásicas, con los que me distraía en casa de mis abuelos, me hicieron amar el cine, y desde el cine salté a la literatura, motivo por el cual ahora me animo a escribir estas líneas. Mi padre puso en mis manos el primer ordenador que entró en nuestras casas, el mítico Spectrum, que fue la semilla que ha permitido que ahora enseñe informática a mis alumnos. Pero la influencia más importante, la base sobre la que sustento mi vida, son los valores que me mostraron mis padres con sus palabras y, sobre todo, con sus hechos. Cuando alguna familia me agracede mi labor como tutor pienso en ellos porque sé que lo que me han enseñado ni venía ni en los manuales ni lo encontré en la facultad.

Por eso desde aquí animo a las familias a que abran muchas pequeñas puertas a sus hijos, aun sabiendo que un alto porcentaje de ellas se almacenarán en el trastero en forma de colección de sellos, enciclopedia de los animales, uniforme de hockey, maqueta de avión o fascículos de minerales, porque en un futuro no muy lejano la vocación aparecerá minutos después de recibir la nota de la PAU (Selectividad para los no iniciados) a partir del equipaje de nuestra memoria y de nuestras expectativas para el futuro.

Como decía en un artículo de mi blog “Corazones de tiza en las paredes del patio”, las pequeñas cuerdecitas que dejemos atadas durante la tempestad habrán sobrevivido cuando vuelva el buen tiempo.


Antonio Javier Roldán

Colaboraciones

Homenajes a nuestros padres

Durante la adolescencia se inicia un lento alejamiento de la vida familiar que culmina con la emancipación. Para los padres la juventud de sus hijos está repleta de signos que les indican el paso del tiempo y que, de alguna manera, les recuerda que su labor educativa está llegando a su fin. Sin embargo, este papel afectivo, educador, confortante y generoso de los padres acompañará a sus hijos a lo largo de la vida, conviertiendo sus figuras en un faro que les alumbrará incluso en la noche más cerrada. Por eso, en este capítulo, he reservado este hueco para rendirles un sincero homenaje desde el corazón de sus hijos.

Mi abuelo, Antonio Roldán Manjón Cabeza, poeta lucentino, dedicó estos versos a su madre en su libro “A la luz de los velones” (1956):

A MI QUERIDA MADRE

Si Dios quisiera que por darte vida
la mía por la tuya se cambiara,
para que libremente se escapara
¡con qué placer me causaría una herida!

Me dejaste por Dios, madre querida,
haciendo que en tu ausencia más te amara.
Jamás olvidaré de aquella cara
en que tanta bondad quedó prendada.

Tú te fuiste del mundo sin dolores
quedando al fin tu corazón inerte
después de repartir tantos amores.

Yo un consuelo sentí, cuando al perderte,
supe que Dios también quiere las flores
y que manda por ellas con la muerte.

 

Araceli, que ahora disfruta de su primera nieta, nos muestra su añoranza por sus padres ya ausentes:

AÑORANZA

Evoco vuestro rostro tan querido
con rasgos de entrega confiada;
la misma que yo siento al recordaros
con un amor
aún presente en vuestra huella.

Con vosotros aprendí lo que es vejez,
cómo se vive desde dentro.
Unidos caminamos junto a ella
con sólo la fuerza del amor
que es, quizá, la mayor fuerza.

Ahora vuestros cuerpos son ceniza,
polvo fundido con la tierra;
polvo que aún siento entre mis manos
siempre que añoro su presencia.

Vuestra imagen me visita con ternura;
vuestra voz
música grabada en mi recuerdo,
iluminando las vivencias
de tantos años de tenernos.

 

Paula Pina Arrieta cursa 2º de ESO. Se encuentra en ese punto intermedio, entre la infancia y la juventud, en el que más que nunca necesitará la paciendia, el amor y la compañía de sus padres. Ha escrito esta carta:

CARTA A TODOS LOS PADRES

Queridos padres:
En esta etapa tan difícil, la adolescencia, os escribo para daros gracias por…

Gracias por traernos al mundo.
Gracias por estar con nosotros siempre cuando os necesitamos.
Gracias por aguantar nuestras malas contestaciones.
Gracias por educarnos correctamente.
Gracias por hacernos ver la vida de distintas maneras.
Gracias por llevarnos a un buen colegio.
Gracias por darnos tantas oportunidades.
Gracias por querernos tanto siempre.
Gracias por darnos una casa digna.
Gracias por darnos todo lo que hemos querido y mucho más.

Gracias por estas cosas y por otras muchas más. Y lo sentimos si no os hemos respetado como os merecíais. Esperamos hacer nosotros lo mismo más adelante.
Espero que si alguien lee esta carta, piense en todo lo que han hecho nuestros padres y madres por nosotros.

Gracias, Papá y Mamá.

 

También Javier Sánchez Ávila, de 13 años, quiere aprovechar el inicio del curso para decirles a sus padres lo importantes que son para él. Les ha dedicado esta carta:

 

QUERIDOS PAPÁ Y MAMÁ

Queridos padres:

Ahora, que tengo 13 años quiero dedicaros esta carta.

Papá:
TE QUIERO. Se que nunca te lo he dicho, pero siempre pienso en ti. Me has enseñado lo que es la vida. Cuando estoy triste, tú me alegras el día con bromas. Me has enseñado desde pequeño a llamarte papá. Has estado en los momentos difíciles siempre a mi lado. Tus enfados conmigo siempre han sido para bien.

Mamá:
TE QUIERO. Porque siempre estás conmigo en lo bueno y en lo malo. Me has llevado contigo desde pequeño a todos los lados para conocer más lugares. Sé lo que has sufrido conmigo. Ya como soy adolescente, no puedo hacer lo mismo que de pequeño. Me has enseñado a llamarte mamá.

Todo lo que sé os lo debo a vosotros. Gracias por todo, siempre estaréis en mi corazón.

Con cariño vuestro hijo.

 

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

La Pavoteca examina a…

Joaquín Leguina

Biografía: Wikipedia

Web: Blog personal

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

A los 13 años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Orden y desconcierto.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Lecturas, fútbol y atletismo.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Mala.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Nada.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Los trajes me los escogían… y algunos eran los de mi padre dados la vuelta.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Pues no. Y la única droga que se conocía era el Anís del Mono.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Ópera, zarzuela, boleros y tangos… sigo fiel.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Sí, y sigo sintiéndolo.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Esos cambios se produjeron lentamente.

¡Muchas gracias, Joaquín!

Materiales recomendados

Web: “Sólo hijos”

Solohijos.com es un portal dirigido a padres y madres orientado a informar, aclarar ideas imprecisas, rectificar creencias erróneas, ofrecer consejos prácticos, proponer actividades lúdicas y abrir un espacio común de diálogo para todas aquellas personas interesadas. El material se encuentra clasificado por edades en seis intervalos, entre los 0 y los 17 años, siempre con un índice común que expongo al final de la reseña. El último segmento, que está enlazado aquí, corresponde a la adolescencia, entre los 13 y los 17 años.

Cada entrada del índice está repleta de artículos, y cada uno de ellos tiene tres enlaces, a su resumen, a los consejos prácticos sobre el contenido tratado y a otros artículos de temas similares. La lectura de los mismos resulta muy amena y clara.

Índice

  1. Ámbito escolar
  2. Comportamiento
  3. Crecimiento
  4. Discapacidades
  5. Emotividad
  6. Familia
  7. Hábitos
  8. Inteligencia
  9. Salud
  10. Tiempo libre
  11. Valores


IMPORTANTE: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.


viernes, octubre 10th, 2008

 ¿Quién es ese chico con el que vas?

 

Estos días, en los que me entrevisto con las familias de mis alumnos, escucho con alegría como me hablan de las amistades de sus hijos, de esas relaciones que han durado desde que entraron en el colegio y que con el tiempo se han extendido a los propios padres, creando unos entornos en los que los niños crecen socialmente bajo el amparo de unos adultos que, casi sin darse cuenta, están trabajando en equipo. Muchos de estos vínculos perdurarán a lo largo de la vida, tanto entre los niños como entre sus mayores.

Cuando comienza la adolescencia, y con ella la iniciación del camino a través del mundo adulto, muchos jóvenes empiezan a buscar nuevos compañeros de viaje con los que compartir las inquietudes que produce esta nueva aventura. En algunos casos, si los amigos de toda la vida se encuentran en el mismo nivel de descubrimiento de la realidad adulta, manteniendo sus intereses unidos al afecto de los años, logran consolidar, e incluso intensificar, esa relación. Sin embargo, si no existe armonía entre el cariño y las necesidades de la edad, la propia exploración social llevará a los adolescentes a buscar nuevas compañías con las que transitar por el laberinto que les acerca a la madurez.

Los nuevos amigos que surgen en la adolescencia pueden significar una fuente de conflictos. Por un lado en la propia pandilla, cuando algunos de sus miembros se ven de repente abandonados o apartados por sus compañeros de juegos de toda la vida. Por otro, los padres ven de repente como el entorno seguro en el que se movía su hijo ha pasado a ser incierto y desconocido. Como además esas nuevas compañías suelen ser personas con la adolescencia más adelantada que los antiguos amigos, los padres temen que sus hijos puedan caer en problemas que antes eran fácilmente controlables porque no existían en el grupo anterior, como las drogas, el desinterés académico o el rechazo a los valores trabajados en la infancia.

Mientras tanto nuestro “explorador” nota que sus nuevos compis de correrías no son del agrado ni de su familia, ni de sus antiguos amigos, ni de sus profesores. Ese rechazo lo percibe como algo propio, porque al fin y al cabo estamos criticando su elección y sus nuevas costumbres. Además, en esta fase los adultos podemos pasar de ser una referencia a ser unos administradores de libertad que nunca entendemos nada, por lo que cuanto más se le diga que no vaya con una persona, que objetivamente es una mala influencia, más atractiva le parecerá. No olvidemos que aquellos jóvenes que ya tienen escarceos con los aspectos más atrayentes del mundo adulto (libertad de horarios, edad para consumir tabaco y alcohol, relaciones sexuales, autonomía…) resultan ser los más populares, por parecer más experimentados a ojos de los demás miembros del grupo, y ejercen como los líderes de la nueva pandilla.

Cuando los adultos percibimos una actitud o un hábito achacados a una de las nuevas amistades que nos parece poco recomendable para el menor, quizás sea más conveniente hablar y razonar sobre el comportamiento en sí, centrándonos en los hábitos nocivos del amigo, no en su persona. En estas edades, criticar a un colega equivale a hacerlo a un padre o a una madre en la infancia, lo cual produce dolor. Por ejemplo, si hemos visto a un compañero de nuestro alumno o hijo fumando en la calle, podemos debatir sobre los efectos nocivos del tabaco más que sobre el propio fumador enfocando la conversación hacia sus consecuencias. Así le entregamos al adolescente las armas necesarias para defenderse en el entorno social que él ha elegido. En el caso de que estas charlas preventivas no surjan efecto, y entremos en situaciones de riesgo, podemos plantearnos nuevas medidas. No olvidemos que la frontera entre la imposición o la negociación se encuentra en la integridad física o psicológica de la persona.

 

Cuando la información no nos llega con fluidez siempre nos queda la opción del Caballo de Troya, que consiste en dejar la casa abierta para merendolas (Coca-Cola con cafeína y azúcar, por si no están estimulados), estudio en grupo (Véase “tertulia”), fiestas (en toda batalla hay bajas, incluyendo la porcelana de la Tía Enriqueta), juegos en el PC (¿Esta el ordenador en garantía?) o una peli en DVD (Lograremos el silencio, pero si la película la eligen ellos y los padres asoman por el salón, serán los anfitriones los que tendrán insomnio esa noche). En esas reuniones los padres se sentarán cual Dr. Félix Rodríguez de la Fuente a observar las “especies” que habitan en el entorno de su cachorro. Seguro que tendrán material de sobra para crear unos completos cuadernos de campo de fauna y flora.

Antonio Javier Roldán

 

 Colaboraciones

Asignaturas para padres

Nuestros hijos ya han vuelto al colegio, a la formación profesional o a la universidad. Este año me he visto sorprendido con la exigencia a los padres de cursar asignaturas propias y específicas. Sin ellas -me dicen- será imposible que mis hijos se desarrollen emocional e intelectualmente. Estoy alarmado. Ahora resulta que el que tengo que formarme soy yo. El aprovechamiento y desarrollo de mis hijos -me aseguran- depende de mí, de mi mujer y del entorno familiar, además de la concurrencia de su esfuerzo.

Me limitaré, para no alargarme, a espigar algunos párrafos de los libros de texto que nos tocará estudiar y ejercitar. Veamos:

Libro del amor:

  • El elemento determinante para educar bien a los hijos es que sus padres se quieran y les quieran.
  • El otro día, al reprochar a mi hijo de 14 años el bajón que habían dado sus notas, me espetó este comentario que me dejó frío: ¿Tú crees que, cuando os veo a mamá y a ti en el plan que estáis, puedo sentarme a estudiar?
  • Deja de preocuparte tanto por tus hijos y preocúpate un poco más de resolver tus diferencias con el otro cónyuge. Ese es el mayor bien que podemos hacer a los hijos.
  • Muchos padres tienen miopía aguda para ver los problemas de sus hijos. No reparan, por ejemplo, en el daño que ellos mismos les producen con sus discusiones o malos ejemplos.
  • El matrimonio no puede reñir, ni en broma, delante de los hijos.
  • Querer a los hijos es mucho más que darles un capricho. Es también saberse tragar esa supuesta injusticia del otro cónyuge para no herir a los hijos, que no tienen culpa de nada. Ellos son los únicos inocentes y los que más caro pagan las consecuencias de las peleas entre sus padres.

Libro del tiempo:

  • ¿Sabemos dar al otro y a nuestros hijos algo de nuestro tiempo? ¿Estamos dispuestos a reservar unos minutos al día, unas horas a la semana, para dedicarlas a los nuestros? ¿Sabes lo que es compensar la exigua cantidad con tiempos de calidad?
  • Nos escudamos en las prisas de nuestra época para pasar por nuestra familia como fantasmas. Sin embargo, siempre sacamos tiempo para aquello que verdaderamente nos interesa: ese viaje, esa visita, ese partido, ese programa… Por no citar las evasiones indecentes de algunos.
  • Un niño de 10 años preguntó a su padre cuánto le pagaban en su trabajo por una hora. El padre, con ganas de quitárselo de encima, le contestó que 50 euros. A la noche siguiente, cuando el padre llegó a casa y se sentó ante el televisor, el chavalillo se le acercó y le dio 25 euros en monedas, todos sus ahorros. Ante la cara de sorpresa del padre, el niño susurró tímidamente: es por media hora de conversación conmigo.

Libro del respeto:

  • Si, por desgracia, la llama del amor se ha debilitado, no traspases nunca, nunca (ni siquiera circunstancialmente) la frontera del respeto, ni con actos, ni con palabras, ni con omisiones. El respeto es la base de cualquier convivencia y relación humana. Debemos respeto, incluso, a los animales, a las plantas, a la naturaleza entera. ¿Se lo vas a negar a tu cónyuge o a tu hijo?
  • Muchas rupturas traumáticas tienen por causa el derrumbe previo del respeto.
  • El respeto a personas y cosas es la mínima aportación a la educación de tus hijos.
  • Algunas “buenas familias” no se explican por qué sus hijos se extravían. La causa está, muchas veces, en la falta de respeto en el ambiente familiar.
  • Procura no aplicar castigos físicos a tus hijos. Pero, si las circunstancias te obligan a ello, nunca les golpees o amenaces en el rostro, es el lugar del máximo respeto.

Libro del sexo:

  • La relación sexual entre los esposos es la expresión máxima de unidad y afecto que puede darse entre dos seres humanos. No la degrades.
  • No confundas relación sexual con excitación genital. La primera es entrega y comunicación entre dos personas con profunda unidad y vínculos afectivos. La segunda es un mero desahogo fisiológico. No conviertas a tu pareja en una cloaca o en mero placebo. Como mínimo, respeto. Caminad el sendero gozoso de la comunicación profunda y la entrega mutua. No prostituyáis vuestro matrimonio.
  • Las expresiones de amor delante de los hijos les hacen bien, pero nunca deben tener contenido sexual. (Ya sabes, ciertos besos y abrazos, manos sinuosas, gestos íntimos, palabras picantes, chistes verdes, etc.). Las legítimas y preciosas expresiones sexuales de vuestro amor deben quedar en la intimidad. Desarrollaremos en el curso los efectos nocivos de los comportamientos imprudentes en este terreno.
  • Explicad a vuestros hijos, en el momento oportuno y paulatinamente, los secretos del sexo. No esperéis a que se lo cuenten otros. Contestad con naturalidad a sus preguntas en la extensión y profundidad adecuadas a su edad.

Hay otras asignaturas con sus respectivos libros, que sólo puedo citar por falta de espacio: – La gestión de tensiones y conflictos. – La cirugía traumática en el matrimonio. – El cuerpo y la educación.

Este año los padres vamos a tener que hincar los codos y aplicarnos de lo lindo. Algún día os contaré.

Jairo del Agua (Correo,Web)

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

 

La Pavoteca examina a…

 

Guillermo Fesser

Biografía: Wikipedia

Web: Gomaespuma

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Fue en verano. De pronto me sentí diferente, como si me separar del núcleo familiar y me convirtiera en una unidad independiente. Creo que tenía 12 años. Quizás 13..

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

La mitad, la que desconocía, me parecía maravillosa: la noche, las fiestas, beber, fumar, viajar, ir de camping con amigos… La otra mitad, la conocida, padres dando órdenes, me parecía retrograda pero estaba seguro de poder cambiarla en el futuro.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En lo mismo, pero como no había muñequitos que lo hicieran por mí, tenía que hacer las aventuras yo mismo así que, por ejemplo, en verano o los fines de semana en la sierra, nos tirábamos por una cañada dentro del neumático abandonado de un tractor… Cabreábamos a una cabra para que nos envistiera y tratábamos de esquivarla, construímos cabañas con cañas y ramas para hacer un escondrijo en el que hacer fiestas secretas, salíamos de excursión en bicicleta… En Madrid jugábamos a la Vuelta Ciclista con las chapas o nos metíamos en el cuarto de la calefacción de la casa de un amigo que era portero y hacíamos guerras con soldados de plástico por encima de las montañas de carbón de encina. El ejercito que perdía era condenado a derretirse en el fuego de la caldera.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

No muy buena. Había dos mundos: el de los pequeños y el de los adultos. No se cruzaba la raya.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

No. Me molestaba más el sentirme torpe en la práctica de algún deporte, especialmente subiendo la cuerda en el gimnasio. La habilidad física era la manera más rápida y cómoda de conseguir el éxito en el patio del colegio.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Llevaba la ropa que heredaba de mis hermanos. Cuando me compraban algo nuevo, me estaba grande durante meses, a veces un par de temporadas, porque me lo compraban crecedero para que durase. En general aprendí a contentarme
con lo que tenía y…. a mangarles algún jersey a mis hermanos mayores sin que se dieran cuenta
.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

No

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Escuchaba la música de los 60 que pinchaban mis hermanos mayores. No los escucho con frecuencia pero me siguen gustando: Beatles, Albert Hammond, The Turtles…

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Varias veces. Y viceversa: que no comprendía a nadie. Me sigue pasando de vez en cuando.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

No creo. Se afianzó el deseo de independencia y el de justicia social, pero los valores que traía de serie, esos que dicta el sentido común y el ejemplo de tu casa de que no se miente ni se roba ni se dan patadas, siguieron conmigo.

¡Muchas gracias, Guillermo!

Materiales recomendados

 

Libro: Padres y adolescentes. ¡Cuántas dudas!

En este libro, que trata sobre la adolescencia en general, destaca el análisis de situaciones familiares diversas, como hermanos de distinto/a padre/madre, separaciones, familias monoparentales, etc. También destaca un apartado sobre la identidad sexual, un tema que angustia a muchos jóvenes y del que no siempre se habla en este tipo de manuales. Para los que no somos psicólogos, se agradece mucho los múltiples ejemplos de supuestos que ilustran la teoría. Merece la pena echar un vistazo al capítulo dedicado al sueño en esta etapa, así como algunos extractos del diario de varios adolescentes.

Índice

  1. La adolescencia, ¿por qué nos asusta tanto?
  2. Padres y adolescentes
  3. Los adolescentes y la sociedad
  4. Amigos, amores y sexo en la adolescencia
  5. Trastornos más frecuentes en la adolescencia
  6. El sueño de los adolescentes
  7. La música de los adolescentes
  8. La adolescencia de la A a la Z
  9. Un día en la vida. Palabras a flor de piel. (Extractos de diarios)
  10. Lecturas recomendadas


IMPORTANTE: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.


sábado, octubre 4th, 2008

 

 Los ritos de iniciación 

 

Suele ocurrir en la primavera de 2º de ESO, más o menos por los 13-14 años. El timbre del recreo suena y el profesor comienza a recoger su maletín mientras recuerda los deberes del día siguiente entre la estampida de su alumnado. Entonces lo ve, en el fondo de la clase, sólo y desamparado preguntándose por su suerte futura. Sí  amigos y amigas, le ha llegado su hora y él lo asume con resignación. Curtido en cientos de partidos en el patio, aventurero en el tejado del comedor, embarrado los días de lluvia y secuestrado por los de 4º de ESO, el balón de fútbol nota que va a ser arrinconado en esa hora mágica en el que es el rey de la clase. Aún así el profesor, algo mosca, se acerca a él y comprueba si está en buen estado. Lo está. Sorry, my friend, es ley de vida.

El profesor, que es de ciencias y le gusta comprobar sobre el terreno sus teorías, baja al patio y se sienta junto a la puerta para observar a su clase. Los chicos están formando una melé humana compacta, semejante a las formaciones de ataque de los legionarios romanos, muy cerca de sus compañeras de clase. De forma esporádica uno de ellos sale escupido del grupo en lo que parece una pelea, pero no es más que un empujón con el que prueban su fuerza y su masculinidad. Se masca la testosterona.

Frente a ellos un grupo de chicas masca chicle entre risitas mientras observan con desdén a los machitos de la clase. Tienen puestos los ojos en los de 4º de ESO. Al igual que ellos, también suele haber rápidas escaramuzas fuera del grupo, sólo que es en este caso van de tres en tres cogidas del brazo en dirección al baño, al quiosco de las chuches o a decirle algo a uno de los chicos mayores.

Como es natural, mis cachorros observan resignados como sus demostraciones de fuerza no son rivales para los machirulis de 16 tacos. Alguno, arrepentido, comenta algo así como “¿Por qué no habéis bajado el balón, tíos?”. Es como si hubieran llegado tarde a un cumpleaños y los más puntuales se hubieran comido la tarta. Más de uno está enamorado hasta las cejas de una de las compis pero antes de reconocerlo se dejaría meter en un nido de hormigas carnívoras. Ellas sienten el interés de ellos pero, sinceramente, son unos críos. Así que el profesor se dice a sí mismo que la clase ya no será igual. Cuando él se dé la vuelta, en plena explicación de las ecuaciones, el sistema interno de correos llevará mensajitos por toda el aula, tendrá que resolver conflictos y peleas, la pandilla femenina se romperá y se unirá en intervalos de dos horas y más de un chico -con mirada ausente- suspenderá hasta el recreo de la noche a la mañana.

Ellas son afortunadas. Desde hace tiempo hablan las unas y las otras con naturalidad de los chicos que les gustan. Sus primeros amores suelen ser algo platónicos, a distancia, y hacia chicos mayores. Un solo gesto de uno de ellos les da tema de conversación para una semana. A veces se produce algún beso, caricia o acercamiento, pero todavía son leves. Mientras tanto, ellos se sienten algo perdidos, porque necesitan del amor tanto como hablar de él y no encuentran alrededor gente dispuesta a departir sobre el tema. Por eso nuestro profesor, cuando tiene la ocasión, recuerda en clase lo que sentía a los 14 años, para dejar una puerta entornada por si alguno de sus alumnos necesita contarle algo, porque sabe que el entorno social de ellos es menos permeable a tratar sobre los sentimientos más allá de las tías buenas que Fulanito haya visto en Internet. ¡Qué suerte tienen las chicas!

Cuando alguien traspasa la puerta abierta por el profesor, él recuerda al visitante que necesita salir en una pandilla mixta, disfrutando de la amistad de unos y otros, pero sin obsesionarse con el amor, para no hacer de esa pandilla una especie de “coto de caza”. También le recuerda que los tiempos del “macho depredador” han pasado a la historia y que en el siglo XXI la relación chico-chica es de igual a igual. Así que, según avanza el curso, la pandilla mixta se va formando en el patio. Tanto ellos como ellas se preguntarán a diario si le gustarán a alguien, si en ese extraño proceso de cambio diario, son capaces de enamorar. Sufrirán grandes alegrías que aumentarán su autoestima y confortarán su corazón, pero también habrá desengaños cuya enseñanza les será provechosa en el aprendizaje del conocimiento de sus propias emociones. De este “entrenamiento” hablaré próximamente.

Por eso nuestro profesor se acercará al balón y juntos se contarán sus penas en animada conversación, porque mientras uno va a recibir las patadas más fuertes que recuerda -dicen que el deporte desahoga- el otro se las verá y deseará para animar a unos y a otros, y deberá desfacer los entuertos producidos en los ritos de iniciación cuyos argumentos no venían explicados en el temario de la universidad.

Antonio Javier Roldán

 

 

Colaboraciones

 

Las creencias dañinas (y VI): Cuestionando nuestras creencias dañinas

En la antigua Grecia, el filósofo Sócrates gozaba de alta reputación y admiración por sus conocimientos. Un día un alumno encontró al gran Maestro en la calle, y le dijo:

– Sócrates, ¿sabes lo que he oído acerca de un amigo tuyo?
– Un momento -replicó Sócrates-. Antes que me digas algo, quiero ver si superas una pequeña prueba. Se llama prueba del TRIPLE FILTRO
– ¿Triple filtro?
– Así es -continuó Sócrates-. Antes de que me hables de mi amigo, es una buena idea tomar un momento y filtrar lo que vas a decirme
– El primer filtro es la VERDAD ¿Estás absolutamente seguro que lo que vas a decirme es verdad?
– No, dijo su alumno -realmente sólo lo oí y….
– Muy bien, replicó Sócrates -Entonces no sabes realmente si es verdad o no. Veamos el segundo filtro, el filtro de BONDAD.
– Lo que me vas a decir de mi amigo, ¿es algo bueno?
– No, al contrario…
– Entonces – prosiguió Sócrates – me vas a decir algo malo de él, pero no estás seguro de que sea verdad. Todavía falta un filtro: el de UTILIDAD ¿Lo que me vas a decir de mi amigo es útil para mí?
– No, realmente no.
– Bueno concluyó Sócrates, si lo que me vas a decir no es ni verdad, ni bueno, ni aún útil, ¿Para qué me lo vas a contar?

Este triple filtro que aplicaba Sócrates –verdad, bondad y utilidad- es la que podemos utilizar para cuestionar y cambiar nuestras creencias dañinas.

En psicología clínica utilizaremos la TÉCNICA DEL DEBATE. Después de detectar la presencia de alguna de las creencias dañinas, podemos ir contestando a una serie de preguntas encaminadas a determinar su ajuste con la realidad, sus consecuencias y la utilidad de pensar de esa manera. Contestar a esas preguntas implica ir generando creencias alternativas más adecuadas y menos dañinas:

1.- Preguntas encaminadas a determinar el ajuste con la realidad

¿En qué pruebas o evidencias me baso para asegurar que es cierta mi creencia?
¿Hay pruebas o certezas que indiquen lo contrario a lo que yo creo?
¿Podría existir otra creencia u otra forma de pensar alternativa?
¿Se puede decir que todas las personas tienen esa creencia? ¿Por qué?
¿Qué razones me han podido llevar a creer eso y no lo contrario?
¿Con qué argumentos defendería esta creencia ante otra persona?
Si esta creencia la tuviera otra persona, ¿qué razonamientos podría utilizar para demostrarle que no es correcta su interpretación?

2.- Preguntas orientadas a evaluar la magnitud de las consecuencias de la creencia

Suponiendo que la creencia fuera cierta: ¿Qué es lo peor que me puede suceder? ¿Qué es lo mejor que puede ocurrirme?
Y si la creencia no fuera cierta: ¿Qué es lo peor que me podría suceder? ¿Qué es lo mejor que podría ocurrirme?
¿Hay motivos para alterarse por esa creencia? ¿Esta justificado que me perturbe de esa manera?
Si realmente las cosas son así, ¿puedo hacer algo para cambiar la situación?
¿Por qué si puedo hacer algo para cambiar la situación no lo hago?

3.- Preguntas que evalúan la utilidad de pensar de esa manera

¿Qué inconvenientes tiene para mí pensar así?
¿Qué ventajas obtengo al pensar así?
¿Para qué me sirve pensar de esta forma?
¿Me hace sentir bien?
¿Me ayuda a estar mejor conmigo misma y con los demás?
¿Merecería la pena pensar de otra manera?
¿Qué es lo peor que me puede suceder si cambio la creencia?
¿Qué es lo mejor que me puede suceder si mantengo mi creencia?

 

 Trinidad Nieves Soria López (Psicóloga Clinica)

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La Pavoteca examina a…

 

José Luis Alonso de Santos

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Al cambiarme de pantalones cortos a largos, creo que fue a los 10 años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Binaria: ricos y pobres, tontos y listos, guapos y feos, fuertes y delgaditos, más confusos o menos confusos, etc.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En hacer tonterías (algo importantísimo), perseguir chicas, leer lo que encontraba, y jugar al fútbol con los amigos.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Normal. Es decir, ellos eran los listos y yo el tonto.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Sí, por desgracia. Era muy delgado, orejas grandes, y un tanto raro.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

De adolescente de posguerra larga. Poco dinero y vida de barrio.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

La educación sexual la aprendíamos con la práctica en los juegos callejeros. La única droga que existía era el tabaco, y yo no fumaba. Me daba tos.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

A mis amigos. Tocábamos nosotros mismos las guitarras que nos habían regalado en Navidad.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

No. Vi que los demás pensaban que no les comprendía yo.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

No. Se reafirmaron los de mi infancia. Unos mandan y son grandes, y otros obedecen y son pequeños.

¡Muchas gracias, José Luis!


Materiales recomendados

DVD: “Melody”

Daniel es un preadolescente tímido y sensible que vive en una sociedad británica rígida en sus costumbres. Sus padres no parecen darse cuenta de los cambios de la edad hasta que su madre observa perpleja, en una escena muy ilustrativa, como Daniel emplea su aptitud para el dibujo en  retratar una mujer desnuda con total naturalidad.

En pleno inicio de su adolescencia conoce a un  nuevo amigo, con problemas familiares y actitud más rebelde que él, y a Melody, una compañera de colegio de la que se enamora. La joven pareja vive con un pie en la infancia, relacionándose con distracciones y juegos propios de esa edad, y el otro en la juventud, asumiendo con naturalidad el amor que los une, de forma que deciden que deben casarse para permanecer juntos en ese paraíso que han creado.

Mientras tanto en su entorno, los chicos se entretienen fabricando petardos y las chicas hablando de besos. La recién nacida pareja unirá a ambos sexos en la escena final, donde se escenifica que la infancia sigue presente en la preadolescencia y que los adultos parecen querer actuar como diques en esta etapa.

 

Otros detalles

  1. La película está actualmente descatalogada en España, pero se puede hacer un visionado de la misma en este enlace, hasta que llegue el momento de adquirirla.
  2. La espléndida banda sonora de los Bee Gees contiene clásicos como “First of may”.
    Esperamos tus sugerencias.

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