Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

La Pavoteca


viernes, marzo 13th, 2009

 

Las familias helicóptero

 

En aquellos tiempos en los que cualquier adulto, por el simple hecho de serlo, representaba una figura de autoridad en la calle, la familia o en el colegio, el maestro era para nosotros una referencia respetada y considerada. Si el maestro te castigaba o llamaba la atención no quedaba otra que asumirlo, estuviese en lo correcto o no. Es más, en casa el apoyo al docente era pleno y absoluto, por lo menos de cara al alumno. Hoy en día el maestro ha pasado de ser una “fuerza viva” de la sociedad, a una figura desprestigiada: “Los profesores tienen muchas vacaciones”, “No saben entender a mi hijo”, “Sus clases no son motivantes”, etc. Si a este fenómeno le unimos la entrada de los centros de enseñanza en  los modelos de calidad, importados de otros sectores empresariales, no es raro que algunas familias puedan sentirse clientes de un colegio o instituto.

Dicen que el cliente siempre tiene la razón y que si no recibe los servicios deseados siempre puede pedir el libro de reclamaciones -esto es verídico, lo prometo-. Por eso en Estados Unidos se ha enunciado el modelo de “helicopter parenting” (Padres helicóptero) para aquellos padres que planean sus hijos y que caen en picado cuando detectan el más mínimo problema, convirtiéndolos niños y adolescentes reforzados en sus conductas y protegidos en una burbuja que no existirá cuando salgan sin protección a la selva que les aguarda en la sociedad actual. La Doctora Cary Anderson, doctora en Educación de la Universidad Saint Joseph de Filadelfia, ha clasificado a estos padres en “helicópteros de combate” -reaccionan ante la menor sospecha de ataque a sus hijos-, “helicóptero de tráfico” -pone límites al hijo y le deja que siga su camino mientras cumpla las normas- y  el “helicóptero de rescate” -se mantienen distante y sólo actúa  en caso de necesidad-.

Los helicópteros de combate rompen el triángulo  alumno-familia-profesor, creando situaciones de tensión y  fomentando futuros jóvenes consentidos, conscientes de sus derechos y no de sus obligaciones, incapaces de defenderse por sí mismos o de resolver un problema de forma adecuada con inteligencia emocional.

Los de rescate o emergencias parecen que otorgan mucha libertad a sus hijos -“la que no tuvimos nosotros”- y procuran no molestar durante el proceso educativo, acudiendo, prestos y diligentes, al escenario de cualquier eventualidad para luego volver al acuartelamiento hasta la próxima alarma. Estas patrullas podrían parecer muy diligentes, pero se muestran poco eficaces en el día a día y se ven obligados a tomar medidas drásticas dada la gravedad del accidente que deben atender.

 

Los helicópteros de tráfico tienen una labor poco gratificante. Se pasan el día vigilando en la sombra, allí en el cielo donde nadie los percibe, realizando controles rutinarios, coordinándose con las patrullas de tierra y sufriendo cuando observan una “pirula” desde el aire. Ellos delimitan la velocidad, señalan las curvas peligrosas, realizan hábiles desvíos en caso de obras y observan constantemente que el tráfico discurra con normalidad.

Es un trabajo de hormiguita, casi invisible, pero que permite a los vehículos buscar su propia ruta con seguridad, sabiendo que existen unos límites que deben respetar y que en caso de percance siempre llegará el helicóptero para situarse en el arcén y ayudarles con la eventualidad.

Cuando un alumno destaca por su madurez emocional, coherencia, ganas de crecer, esfuerzo y respeto hacia su entorno, miro hacia el cielo y percibo la diminuta sombra del helicóptero de tráfico observándonos en la lejanía, analizando el ir y venir de los coches, recogiendo datos, procesándolos y obrando en consecuencia.  Entonces es cuando miro a los ojos a mi alumno y me imagino, con ilusión, como será de mayor. Podrá tener más o menos suerte en la vida, pero estoy seguro de que será una gran persona.

Para entonces el helicóptero de tráfico habrá descendido para descansar y contemplar con orgullo el flamante automóvil que se mueve con soltura por el mundo. De vez en cuando tendrá que retomar su misión para parchear algún desajuste, pero es consciente de que lo de ser padres es para toda la vida. No le dolerá tomar altura de nuevo.

Admiro profundamente a esos padres y a esas madres helicópeto (…de tráfico).

Antonio Javier Roldán

Colaboraciones

El marsupilami en su jaula

Para aquellos que nunca hayan leído el cómic de Spirou, les diré que el marsupilami es una extraña especie, encontrada por Spirou y Fantasio en una selva amazónica, llamada marsupilami. En un principio, por cuestiones que no vienen al caso –ver “Spirou y los herederos”-, el marsupilami es transportado a Europa y expuesto en un parque zoológico, pero tiempo después el simpático animalito retorna felizmente a su hábitat para proseguir con su vida en libertad.

¿Qué hubiera pasado si esta curiosa criatura se hubiera quedado en su jaula?

A nivel de nutrición, el animalito viviría rodeado de todo tipo de golosinas sin dar un palo al agua. ¡Jolines! Todo el mundo pendiente de mí, doy cuatro saltitos y me tiran cacahuetes, por no hablar de las cestas de moras de mis cuidadores. Por mi cara bonita tengo todo lo necesario. ¡Esto es vida! El pringao del ciervo está medio aburrido en su chabolo porque no mola tanto. La culpa es suya. Haber nacido tan mono como menda.

Si el pobre bichito se constipara, un gabinete médico le colmaría de atenciones, le sonaría la nariz cada quince minutos y le pondría vacunas hasta para las vacas locas. Se le trasladaría a la jaula de invierno y se colocaría el termostato del aire acondicionado a la temperatura que el ordenador ha recreado en el simulador de Marsupilamis-Life. Por favor, que no sude, que duerma con funda nórdica y que se la administre la leche con Omega-4, vitaminas variadas y un refuerzo de calcio y de hierro colado.

En el caso remoto de que alguien le lanzara un cacahuete y le rozara una oreja, el presunto homicida frustrado, se enfrentaría a cargos muy graves, por haber perpetrado una agresión a una especie en desarrollo, con ánimo de imposibilitar el sentido del oído con consecuencias irreversibles para el animalico en su principal receptor de halagos, provocando un estrés postraumático de grado 7 en la escala ISO-Marsupi-2007 según el certificado de calidad del zoológico que normaliza el uso de mascotas.

Una vez al día, la estrella del parque sería conducida al adiestrador, que con paciencia infinita procuraría adoctrinar a su pupilo en la vida salvaje que le espera fuera de su prisión dorada, porque nunca se sabe lo que puede pasar en el futuro. Si el irresponsable adiestrador osara regañar al marsupilami por lanzarle objetos, llamarle domador de pulgas o por corregir su inapetencia por los conocimientos, posiblemente los dueños del negocio le dirían que no se propase con él, que la culpa es suya por no motivarle. ¡Pero oiga! ¿Cómo es usted tan duro con el pobrecito? ¿No ve que le va a traumatizar? El cliente siempre tiene la razón y si no pide el libro de reclamaciones, así que ojito.

Pero lo que no sabe nuestra feliz criatura es que un día, un camión se colocará frente a su home-sweet-home y de él surgirá una diminuta caja con un nuevo cachorrillo de piel de leopardo y rabo serpenteante. ¡Anda! –pensará en un principio- Me traen a un amiguito. Pasadas las horas, el nuevo inquilino tomará posesión de la jaula y el que hasta ahora era el rey de la casa, sin saber porqué, se verá liberado en la selva. Es que ya te tocaba, chiquitín. No me guardes rencor. Es ley de vida y ya va siendo hora de que te busques las lentejas y te encuentres una hembra como debe ser. La jaula no es eterna. Se acabó el chollo, así, sin anestesia ni nada. Échale un par salvo que seas ovíparo.

De repente el protagonista de la historia descubre con horror que de barrotes para afuera la naturaleza es implacable, que o comes o te comen, que las heridas te las lames y las limpias con un poco de barro, que aquel adiestrador que le complicaba la vida llevaba razón y observa que no existe nadie parecido a él en tu nuevo mundo. No encuentra ningún hueco para refugiarse, el alimento escasea, debe merendarse más de una fruta podrida y la noche es más fría sin el calor de su celda.

Entonces regresará airado a pedir explicaciones a sus cuidadores, rogará al adiestrador que le regale un trocito de alguna de aquellas lecciones que no escuchó y se compadecerá del nuevo cachorrito que ahora ocupa su lugar.

Que no te pase nada, novato

(Dedicado a los admirables y valientes poseedores de un marsupilami, que tienen el coraje de ayudarle a crecer sano y fuerte sin ayuda de jaulas.)

Antonio J. Roldán (Publicado en “La máscara del bufón” en 2008)

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

E

 

La Pavoteca examina a…

 

Lorenzo Silva

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Diría que a los 12, en lo que entonces era sexto de EGB. Al menos, ahí me recuerdo con las primeras zozobras que hoy consideraría típicamente “adolescentes”.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Estrecha. A los cinco años me había leído las aventuras de Lawrence de Arabia y a los seis “La isla del tesoro”. En comparación, la España de los 70, vivida desde un barrio de la periferia madrileña, no era demasiado apasionante… Es verdad que se estaba aprobando una nueva constitución, que no es un acontecimiento que carezca de relevancia, pero para mí era todo parte del mismo rollo oficial. En el cole me obligaron a hacer un trabajo sobre ella lo mismo que sobre la muerte de Franco o la proclamación del Rey.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

A los doce, en leer, vagabundear e inventarme historias. Algo veía la tele y algo iba al cine. Con quince años toqué mi primer ordenador, un Apple II en el instituto. Y desde entonces no he dejado de trastear entre ellos, así que algo comparto con los adolescentes de hoy.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Buena, con mis padres siempre me he llevado bien, me han respetado y apoyado y no sentí nunca que debieran hacer más de lo que hacían. Yo también procuré cumplir con las que entonces eran mis responsabilidades. Quizá por esa época medí un poco las fuerzas con mi padre. Pero luego firmamos un armisticio. Y hasta hoy.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Claro, fue entonces cuando empecé realmente a peinarme, y a fijarme en qué llevaba puesto. Pero vamos, dentro de un orden. Con esta fachada, cualquier obsesión excesiva habría sido vana.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Como ahora. No demasiado elegante ni demasiado desastrada. Más bien sobria. Iba de azul, gris y negro, pero no en plan gótico. Siempre he repudiado los excesos. Me gusta ser invisible.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Sí, en el cole nos dijeron algo. En fin, una cosa muy naif. Recuerdo que una chica preguntó si con un beso en la boca se podía quedar embarazada. Con 14 años… En fin, qué tiempos.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Bastante clásica (Corelli, Pergolesi, Bach, Chaikovski, Mahler), bastante pop sinfónica (Pink Floyd, Supertramp, Electric Light Orchestra), bastante techno (Soft Cell, Yazoo, OMD, Depeche Mode), bastante heavy (Judas Priest, Black Sabbath, Iron Maiden), bastante de cantautores (Serrat, Paco Ibáñez, Silvio Rodríguez) y hasta (de eso estoy menos orgulloso) Mecano. O sea, de todo y por su orden. O desorden. Y sí, sigo así, pero sumando lo nuevo, desde Rammstein y Extremoduro a Albert Pla pasando por Amy Winehouse o Russian Red.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

A menudo, sobre todo cuando escribía. Pero en honor a la verdad hay que decir que entonces yo escribía bastante raro.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

No. Seguí (y sigo) creyendo lo que me inculcaron de pequeño. Respeta a los demás como a ti mismo. No seas mezquino. Intenta servir de algo a tus semejantes. Sé verdadero.

¡Muchas gracias, Lorenzo!

Materiales recomendados

 

Web: Protege a tus hijos

Esta web de Microsoft es una buena introducción a la prevención de los peligros de Internet en las familias con niños, mediante tres vídeos y una guía que se puede descargar de forma gratuita en formato pdf.

En un primer vídeo los padres pueden conocer hábitos de navegación y comunicación segura a través de la red. Otro vídeo, enfocado a los niños, sirve para que los pequeños internautas descubran buenos hábitos, y un tercero nos enseña a manejar un software de Microsoft, que se puede descarga en la misma web, que actúa como programa-canguro, es decir, que limita el acceso a ciertos contenidos y deja en manos de los padres la autorización a que un contacto sea agregado en el Messenger.

Para no pecar de “helicóptero de combate”, pienso que una medida como el programa-canguro debe ir siempre precedida de una prevención mediante la lectura conjunta, por parte de toda la familia, de la guía.

COMENTARIOS: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.

viernes, marzo 6th, 2009

 

La autoestima

 

Este capítulo está dedicado a la memoria de Rafael Fuentes Sánchez. Mi blog trata sobre el descubrimiento de la vida, de ese largo camino que va desde la infancia a la edad adulta. A veces, en ese maravilloso tránsito, nos encontramos con personas cuya presencia constituyen toda una lección para los que tenemos la fortuna de conocerlas. Desde pequeño Rafa me ha mostrado el valor de la amistad, la lealtad y la generosidad, estando siempre presente junto a mi familia en los momentos felices y en los que necesitábamos su cercanía. Si algún día mis alumnos me preguntan qué es la amistad estoy seguro de que él, desde mi memoria, me echará un cable para poder transmitir su significado.

Rafa nos dejó el 4 de marzo de 2009.

¡Gracias por haber hecho de este mundo un lugar mejor!

 

Todo comenzó en clase de mates. Esther salió a la pizarra acordándose del padre del interfecto al que se le ocurrió sacar de un depósito de agua un sexto de su capacidad para luego usar otros 12 litros en regar un jardín, sin olvidarse de rellenar el jodío depósito con un cuarto del total para el día siguiente. ¡Hay gente para todo! El caso es que frente a la pizarra, sumergida en el virtual líquido elemento, ahogada entre signos y denominadores, y nadando contra la corriente de la razón, descubre aterrada que el depósito contiene la sospechosa cantidad de -0,5 litros de agua, lo cual indica que el recipiente protagonista de la historia está más seco que su boca en esos momentos, o bien que semejante vasito no merece ser ascendido al calificativo de depósito, pero sí al de chupito. El profesor aguanta el tipo con profesionalidad, porque en sus años ha visto coches que circulan a 547km/h, padres más jóvenes que sus hijos, conejos de siete patas, carniceros que venden el chóped a precio de caviar o bancos que ofrecen un interés del 342,7%. Tranquilamente le pregunta a Esther sobre la veracidad de su respuesta, a lo cual ella responde que debe ser un deposito pequeñito. La carcajada resuena por toda la clase mientras que Esther regresa a su pupitre para dar paso a Policarpito, el empollón, que en un par de requiebros matemáticos repara el desaguisado con soltura.

El dichoso problemita ha sido la culminación de unos días muy malos. Esther es muy sensible a las críticas, siempre lo ha sido, pero desde que se está abriendo camino a la edad adulta no para de toparse con barreras que le obligan a retroceder a la infancia y a compensarse a sí misma con golosinas, pasando de estudiar o buscando caricias digitales por parte de sus amigas a través de su Facebook -”Hoy estoy triste” “Tía, con lo que tú vales” “Pasa de las mates” “Pues no estás tan gorda” etc.- No sólo son las matemáticas. No. Tampoco se anima a opinar en los debates de clase, no sea que alguien se ría de su forma de pensar. Luego está el tema del cuerpo, que crece de forma inversamente proporcional a los deseos propios -y de los gorilas en celo que la rodean-, mientras que la tonta de Enriqueta parece que ha pasado por el quirófano de lo maciza que está. Tan agobiada se siente que ni duerme ni come bien. La percepción que Esther tiene de sí misma es que es una especie de monstruo deforme, sin habilidades destacables y e incapaz de ser aceptada por la gente que le rodea. No se quiere a sí misma y eso la gente lo nota.

Pero al día siguiente ocurre algo inesperado. Su profesor de matemáticas -el muy…- la saca de nuevo a la pizarra a perpetrar otro problema. El merluzo de Policarpito comienza con las sonrisitas ante el presumible destrozo aritmético que se va a producir, y entonces a Esther se le enciende una especie de chispa que le recorre desde el corazón a la cabeza. Mira a Policarpito con ojos de pantera y se dispone a enfrentarse al problema cual felino enrabietado: “En un corral hay 34 animales entre gallinas y conejos“. Planteo, resolución, solución… ¿19,2 gallinas? Huy que mal rollo, 19 gallinas y una pata suelta en plan vudú. Va a ser que está mal. El profesor le insinúa con suavidad si necesita algo de orientación, pero al observar la expresión feroz de Esther opta por dejarla seguir. Otra vez. Planteo, resolución, solución… ¿7 gallinas? Eso es posible. Veamos la comprobación. ¡Funciona! Deja la tiza en la repisa. Mira al profesor -¡toma!- y regresa al asiento pisando la mochila de Policarpito. Perdona niñito, ha sido sin querer, monín. Cuando acaba la clase el profesor la llama a su mesa: Esther hoy lo has hecho muy bien. Otra en tu lugar se hubiera descompuesto después del mal rato de ayer. Eso demuestra que tienes mucho carácter y que sabrás luchar por las metas que te pongas. Si crees en ti misma, yo también lo haré y lo haremos todos.
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Es muy probable que haya tenido algo de fortuna en el problema. También sabe que va a tener complicadillo aprobar la evaluación, pero algo es algo. Ha ganado una batalla, que es el primer paso para ganar la guerra. ¡Claro! Quizás se trate de eso. ¿Por qué no? Así que, antes de acostarse, anota en su agenda “Preguntar en clase lo del problema del depósito”.

Cuando va a apagar la luz observa su cara reflejada en el espejo. Hay algo especial en sus ojos, no sabe si son los más bonitos del mundo o un simple par de canicas inexpresivas, pero es evidente que ese rostro que le devuelve el reflejo “tiene ángel” y da la casualidad de que es el suyo y que eso no hay quien lo cambie. Algún día alguien se perderá dentro de esa mirada y descubrirá ese tesoro que ella se empeña en esconder. Susurra un “nena, tú vales mucho” y se pone a soñar con mundo sin matemáticas.

Hoy sí ha sido un buen día.

Antonio Javier Roldán

Colaboraciones

 Querido Diario

Sábado

Querido diario:


Ya me han comprado la ropa. ¡Ha sido mejor de lo esperado! Papá estaba hoy muy contento porque le han pagado unos proyectos que le debían y no le ha importado gastar un poco más de la cuenta. Me han comprado unos vaqueros nuevos, unas deportivas –parecidas a las de Noelia, pero más fashion-, ropa interior, dos jerséis y una camisa vaquera. Es curioso como la ropa nueva te hace más bonita. Antes de cenar me la he puesto y me he mirado en el espejo, como si fuera un pase de modelos, y me he descubierto deslumbrante. No son de marca. Eso es para la gente insegura que tiene necesita muletas para caminar por la vida. Mi única marca es “Kayleigh”, que es de gran calidad y merece toda mi confianza. Está claro que si alguien es mi amiga por mi tipo de ropa es que está más vacía que mi chanchito.

Dice Marta, mi hermana mayor, que yo cuando sea mayor no tendré que maquillarme como ella, porque yo tengo ángel. Creo que me vacila, porque ella es mucho más guapa. Lo curioso ha ocurrido antes de la cena, cuando estaba ante el espejo. Mamá ha entrado, y me ha mirado sonriendo. Yo también la he sonreído, porque me sentía bien. Se ha acercado a mí y me ha dicho: – ¿A qué te sientes hermosa?
– Sí –respondí.
– Eso es porque te quieres. No por la ropa.
– No te entiendo.
– La belleza nace dentro de ti. Si te encuentras bien contigo misma, los demás te verán hermosa. La felicidad se nota y se transmite.
– ¡Anda ya! Más quisiera yo ser como Marta, mamá.
– Mírate al espejo. ¿Qué es lo que más te gusta de tu cara?
– No sé… ¿Los ojos?
– Tú sabrás. Yo creo que todo en ti es especial.
– ¡Claro! Porque soy tu hija.
– No. Fíjate bien. No hay ninguna persona en el mundo que tenga esos ojos, ni esos labios, ni ese rizo de pelo en la frente. Eres única ¿lo ves?
– Pero, ¡mira que orejas!
– Algún día alguien te querrá como eres y amará cada rasgo de tu cara. Ese día te sentirás guapa, como hoy con la ropa nueva.

Cuando se ha ido mi madre me he vuelto a mirar en el espejo y, es verdad, tengo ángel. Lo que descubre una en la adolescencia…

Antonio Javier Roldán

(Fragmento de “El diario de Kayleigh”, en descarga gratuita)

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La Pavoteca examina a…

 

Gaspar Llamazares

Biografía: Wikipedia

Congreso: Perfil

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Es difícil de establecer, es un proceso primero físico y luego psíquico y social que fue de los catorce a los dieciséis en adelante.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Primero como propia, en mi familia y grupo de amigos, más tarde como ajena cuando la pongo toda en cuestión: la familia, la religión, los valores y el orden social donde se dice una cosa y se hace otra. La sociedad me parecía hipócrita y cerrada.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Mi obsesión para divertirme, pero también para evadirme de lo que no me gusta, fueron los libros (todos los libros y sobre todo los que me prohibían) el cine y el deporte.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Con mí familia no era mala, aunque pasé del acuerdo a las brocas a las horas de comer. Con los profesores colaboraba con los de visión abierta y me organizaba frente a los autoritarios o arbitrarios.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

No me gustaba mi aspecto físico .Hacia deporte, pero a sabiendas de que lo mío no tenía remedio.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Como hijo de profesional y de clase media, entonces se me podría encuadrar entre los normales (un poco tirando a pijo) y más tarde entre los barbudos contestatarios.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Información directa poca, aunque mi padre era médico .Fueron precisamente los libros de medicina y las novelas prohibidas los que me salvaron de la ignorancia.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Escuchaba a Leonard Cohen, a los cantautores de protesta españoles (Victor Manuel, Aute, Serrat, Nuberu) y más tarde a Bob Dylan, Radio Futura, Queen. Ahora escucho de todo y también a aquellos.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Muchas veces: Primero con la crisis religiosa. Luego frente a pósters y maestros y más adelante frente al régimen. De todas manera siempre fui consciente de que los incomprendidos no estábamos solos.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Un cambio radical: El niño de clase media, tímido y ratón de biblioteca, se enfrenta a lo que no le gustaba y se organizó con otros en el movimiento estudiantil y más tarde en organizaciones políticas.

¡Muchas gracias, Gaspar!

Materiales recomendados

 

Libro:“Decir no a los hijos. 60 respuestas para…”

Tanto en la exploración del mundo adulto en la adolescencia, como el descubrimiento de la vida desde el nacimiento hasta llegar a la emancipación, los hijos  ponen a prueba sus propios límites. Los padres y las madres estarán ahí para dejar claros esos límites para que el tránsito a la madurez ocurra de forma adecuada.

Mª Ángeles Juez nos propone convertir ese “no” en un medio para dar seguridad a los hijos, a base de paciencia, esfuerzo y comunicación, convirtiendo a los padres en un rompeolas que aguanta y protege. Todo un reto dado el desgaste que supone. Para ello nos propone 60 preguntas que abarcan todas las edades, ilustradas con casos reales  seguidos de una respuesta razonada a esas cuestiones.

Índice

  1. Para empezar, qué y cómo.
  2. Los padres lo tienen difícil.
  3. El rompeolas.
  4. Pobrecito, es tan pequeño…
  5. Vivir para consumir.
  6. Importancia de los abuelos.
  7. El niño va al colegio.
  8. Padres ausentes.
  9. Madres superwoman=madres culpables.
  10. Padres ricos, padres pobres.
  11. El hijo llega a la pubertad.
  12. SOS. ¡Aquí está la adolescencia!
  13. ¿Quién les dice “no” a los padres?

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viernes, febrero 27th, 2009

 

Algo está fallando


Ya tratamos en su momento los cambios que se producen en la pubertad en el Capítulo 6. Dichos cambios no sucedían de forma armónica, pudiendo ocurrir que personas de una misma edad muestren un desarrollo muy distinto especialmente en los primeros años del cambio. Cada adolescente es un mundo y son muchas las variables que influyen en la transformación del cuerpo. Por ejemplo,
a los 13 años una talla mínima rondaría los 140cm y un sobrepeso podría reconocerse sobre los 62 kilos. Lo que para los adultos no deja de ser un problema médico, para un adolescente, que constantemente se está mirando en sus compañeros para comparar los rasgos de sus cuerpos, puede ser una tragedia en la que centrar todos sus pensamientos.

 

Los rasgos que un adolescente percibe como defectos le crean complejos de inferioridad que pueden dar lugar a problemas sociales, timidez, autorechazo y baja autoestima. Cuando esto ocurre buscan en su vida compensaciones que mejoren su propia imagen para poder destacar en otros campos, queriendo parecer mayor -drogas, conductas de riesgo-, reaccionando con violencia en público, vistiendo de forma llamativa o eligiendo caminos rápidos para obtener el reconocimiento social y la admiración del resto de iguales. A menudo esas prisas por alcanzar esa popularidad le inducen a cometer graves errores.

A veces a los adultos, que llevamos muchos años aceptando, con más o menos alegría, nuestro cuerpo, nos cuesta entender la importancia del acné, unos pechos pequeños -o grandes-, una estatura por debajo de la media o el tamaño de una nariz. Ya comenté en el Capítulo 6 que debemos ser muy delicados a la hora de afrontar el problema para no demostrarles que ese rasgo que le atormenta es tan evidente que hasta nos preocupa a sus adultos de referencia. Son ellos los que deberían dar el primer paso a la hora de plantear la cuestión o pedir ir a un especialista, y no nosotros.

Sin embargo, como es imposible adivinar el futuro y conocer cuáles de esos rasgos que preocupan al adolescente serán pasajeros y cuáles formarán parte de la persona adulta, podemos ir preparando el terreno para que en el futuro se puedan superar esos complejos aceptándolos como parte de uno mismo. Algunas buenas estrategias pueden ser:

1.- Trabajar sobre los estereotipos culturales y sociales sobre la altura y el peso con los que nos bombardea la publicidad, la televisión o el cine, y que tanto daño están causando entre los más jóvenes. Gran parte de los trastornos de la alimentación nacen de la búsqueda de estos modelos. Todos tenemos distintas características y su catalogación como defecto responde a los cánones de belleza de cada época. Podemos buscar ganadoras de un concurso de belleza como Miss Universo desde los años 50 hasta ahora para comprobar como los gustos van variando de generación en generación.

2.- Predicar con el ejemplo de nuestra propia aceptación. Un ejercicio muy útil puede ser hacerle pensar en una persona a la que quiera o admire de su entorno para luego analizarla en busca de defectos. Siente mucho afecto por ella, pero no es perfecta por un motivo: La perfección no existe. Es más, el afecto profundo que sentimos por alguien, si nace del corazón y no de los instintos, va más allá de la mera contemplación de unos rasgos físicos. ¿Qué importa más en una nuez? ¿La cáscara o el fruto?

3.- Afrontar las situaciones en las que los defectos salen a la luz. “No voy a la piscina con los amigos porque el bañador me queda horrible…“, “Con estos granos no voy a la fiesta…“, “Se van a reír de mí cuando vean en el partido estas piernas de palillo…“, etc. En una balanza de decisiones los pros de afrontar el encuentro social superan a los contras de forma holgada, pero tenemos que demostráserlo incluso dibujando una balanza. Tampoco son buenas las consecuencias de encerrarse en la concha de caracol con conductas de evitación en un entorno en el que todos tienen algún rasgo del que no están orgullosos. Necesitamos convencerle de que su complejo puede ser superado y animarle a que así lo haga con toda sus fuerzas.

Una vez sentadas las bases de la propia aceptación, podemos plantearnos acudir al especialista para vigilar temas de acné, investigar un sobrepeso, etc. También es posible afrontar algunos cambios sencillos en la imagen, realzando los puntos fuertes, buscando un nuevo peinado o simplemente sonriendo más para decirle al mundo que somos felices y que nos queremos mucho. Toda una invitación a que nos quieran también los demás.

Antonio Javier Roldán

Colaboraciones

Nueces con lazo

Querida/o amiga/o:

Sé que no me conoces personalmente, pero creo saber algo de ti, ya que paso muchas horas al día con gente como tú. Muchos de ellos dejaron el colegio hace años y ahora son mujeres y hombres sanos y felices. Te cuento esto para que sepas que al final la historia puede acabar bien. Todo depende de ti.

A lo mejor nunca te has parado a pensar que en España hay casi tres millones de jóvenes de tu edad, que sienten lo mismo que tú, deseando ser agradables a los demás, queriendo gustar y ser el centro de atención de las pandillas. En esa carrera por ser más que el otro, por gustarle a ese chico o chica que no me mira en el patio o simplemente por destacar, buscas cualquier pista para alcanzar el éxito.

¿Te imaginas a un vendedor de frutos secos que le pusiera un lazo a las nueces para demostrar que el fruto está en buen estado? Eso haces muchas veces cuando te importa cuidar más tu cuerpo hacia fuera que hacia el alma, o cuando tu éxito social depende de la compra de una determinada marca de ropa. ¿Sabías que el presupuesto que los jóvenes gastan con tu edad para adquirir ropa de marca oscila entre 36 Euros y 160 Euros al mes mientras que hay niños en el mundo que mueren cada día de hambre por no tener un euro al día?

La marca no es sólo un logotipo, es una promesa que te hace un fabricante a través de la publicidad, prometiendo que tendrás éxito en la vida, que serás popular, que ganarás dinero, que dispondrás de lujos o que llegarás a ser como las estrellas que salen por televisión. Te están vendiendo un mundo falso y vacío, en el que todo reluce y brilla y en el que no hay sitio para los que no se unan a esa marca.

Tú ahora estás creciendo, quizás tu cuerpo con más velocidad que tu cabeza – suele pasar, don´t worry-, por lo que eres presa fácil de ese mundo de espejismos en el que el dinero, los cuerpos Danone y el éxito fácil aparecen como única posibilidad de tu futuro. No te dejes engañar. Crece, vive la vida, disfruta de cada momento, sueña con un mundo mejor, ama sin límites y goza de la libertad. Pero hazlo desde el corazón, desde tu interior, desde el fondo de tu alma.

Si eres una mujer, no te dejes embaucar por los que dicen que tu rol supremo es estar atractiva. Ellos sólo quieren limitar tus horizontes porque no es rentable que la mujer compita en igualdad de condiciones. Dale la vuelta al mundo, pon el patriarcado patas arriba y entrégale al mundo eso que necesita y que a menudo ocultas bajo la tiranía de la imagen.

Si eres un hombre, entrena la fortaleza de los sentimientos, no la de tus brazos. No hagas caso de los que dicen que las emociones son para ellas. Llora, comparte, ama sin miedo, y descubrirás que eres más libre que antes. Ámate a ti mismo por lo que eres, pero también por lo que no eres.

Mírate al espejo y sonríe ante esos ojos tan bonitos que tienes, pero también ante ese grano que te ha salido y que demuestra que eres mayor. Haz que hasta el más pequeño de tus defectos sea atractivo. Entonces te darás cuenta de que lo más maravilloso de ti no es la cáscara de la nuez, es el fruto.

Así que no pierdas el tiempo en ponerte los pantalones caídos para que vean la marca del tanga o los calzoncillos que escondes debajo. Sólo presume de la marca de tu corazón, y recuerda que la única belleza que crece con los años está en tu interior.

Antonio Javier Roldán

(Publicado en “Corazones de tiza en las paredes del patio”)

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

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José Sacristán

Biografía: Wikipedia

Documentos: El País

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Sobre los doce años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como una amenaza.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Tebeos y el cine, el sagrado cine (cuando había dinero para la entrada).

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Se trataba mas bien de obedecer.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Sigo sin poder soportar el tamaño de mi nariz.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Lamentable, como la de toda la clase trabajadora de la España de los cuarenta.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

“Antes morir que pecar”, no se informaba, se premiaba o castigaba.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Flamenco, canción andaluza, cantos populares, los oigo y los oiré siempre. Los amo.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Sí, unos más y otros no tanto.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Las chicas como valor absoluto y el conquistarlas como principio incuestionable.

¡Muchas gracias, José!

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DVD: Charlie y la fábrica de chocolate

Esta maravillosa película de Tim Burton trata sobre los vínculos familiares, el valor de las cosas esenciales y el hastío que causa la abundancia; pero sobre todo “Charlie…” es una película sobre la educación de los niños en este principio de siglo.

Cinco niños encuentran un billete de oro dentro de unas chocolatinas que les permite visitar la fábrica de golosinas más grande y mágica del mundo. Augustus, un niño avaricioso y comilón es absorbido por una tubería, por beber de un río de chocolate, y acaba convertido en una tarta. Violet es una niña ganadora en la que su madre ha volcado todas sus esperanzas, y quizás sus frustraciones, que pasa la vida compitiendo por ser la número uno. En la fábrica se come el mejor chicle, que acaba siendo una auténtica bomba energética con el sabor a arándanos defectuoso, por lo que se hincha como un gigantesco balón de color azul. Veruca es una niña mimada, consentida por su padre millonario que le da todo lo que pide. De hecho compró todas las chocolatinas a la venta en su comarca para asegurarle el premio. Cuando se encuentra a un montón de ardillas entrenadas en seleccionar nueces para las dulces se empeña en quedarse con una de ellas, pero como papá no se la puede comprar acaba por cogerla ella misma en una memorable escena, terminando en un basurero. Mike es un tecno-niño, que pasa las horas frente a la pantalla. Nada le gusta, todo se lo cuestiona y no disfruta del lugar. Sólo se emociona ante un nuevo modelo de televisión, en el que acaba entrando -literalmente-.
Mientras, Charlie, cuya familia pasa muchos apuros económicos y aprecia cada pequeña ilusión que aparece ante sus ojos, acaba siendo el afortunado que se llevará el premio final. Sin embargo, quien realmente acaba ganando en esta historia es Willy Wonka, el dueño de la fábrica, que descubrirá en los valores de Charlie todo aquello que le faltaba en su vida.

Aunque pudiera parecer una película infantil, es un tesoro para verla con adolescentes, tanto en el entorno escolar como familiar.

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viernes, febrero 20th, 2009

 

¿Cómo se conecta?

 

Cuando la tecnología del entretenimiento no había entrado todavía en los hogares, los adolescentes de entonces recorríamos nuevos mundos, viajábamos con nuestra imaginación y aprendíamos a reconocer los sentimientos a través de la lectura. Dice una leyenda urbana que un abuelo no hace mucho se acercó a la fiesta de cumpleaños de su nieto, un nene de ocho años, con “La isla del tesoro” bajo el brazo. El pequeñajo tomo el libro en sus manos, lo examinó con atención y le preguntó a su abuelo qué por donde se conectaba el cable USB. El pobre abuelo le miró con infinita tristeza y observó como aquel volumen, primorosamente encuadernado, era colocado sin reparo sobre un estante, rodeado por una pila de discos compactos y los mandos de la Play.

Siempre digo que uno de los lastres que afectan a los estudiantes de hoy en día es la cultura de lo inmediato. ¿Hace falta tragarse doscientas páginas de un tocho si lo mejor es la escena final? ¿Necesito estudiar tantos años si en mi juventud ya disfruto de todas las comodidades? ¿Para qué voy a vivir mi iniciación afectiva sexual de forma progresiva, saboreando cada etapa como preludio de la siguiente, si mi cuerpo ya está preparado para ser usado a pleno rendimiento? ¿Debo buscar información veraz para el trabajo de sociales si lo tengo todo hecho en la Wikipedia? Todo a un clic de ratón. El tiempo es oro y hay que minimizar el esfuerzo maximizando los resultados, sin tener en cuenta los efectos que esa conducta pueda causar a corto y a largo plazo.

Ya he comentado alguna vez en este blog que la percepción del tiempo en los adolescentes no tiene nada que ver con la de los adultos. Mientras que el adulto actúa como hormiga que guarda alimentos para el invierno -lo ve más cerca, me temo- la cigarra se dedica a disfrutar del momento. Eso sí, cuando llegan las primeras nieves vemos la cigarra saliendo a toda velocidad en busca de la paciente hormiga, la cual lo estaba viendo venir. Estos tecno-adolescentes han sido criados a la sombra de Internet, los móviles, las videoconsolas de última generación y la música en mp3 descargable en pocos minutos. Es imposible que entiendan el concepto de paciencia, de recompensas a años vista o de planificación de sus propios estudios.

En este caldo de cultivo es en el que los profesores y las familias nos empeñamos en hacerles ver a los más jóvenes la necesidad de leer, como necesidad académica -problemas de lectura comprensiva, falta de vocabulario, ortografía-, pero sobre todo como medio de búsqueda de ellos mismos a través de la exploración de otras realidades, gozando de la diversidad de pensamiento, tolerando otras culturas, abriendo nuevas puertas al conocimiento y respirando la belleza que un libro es capaz de arrancar de nuestro corazón mediante el azote de sus palabras. Lo tenemos difícil para competir con Internet, los videojuegos, la televisión o el lenguaje SMS. Si estamos perdiendo esta batalla será necesario replantear la estrategia para no sucumbir en la guerra.

Vamos a analizar detenidamente al “enemigo” para unirnos a él y plantear nuevas formas de actuación:

  • Los adolescentes han crecido entre estímulos y nosotros entre letras. Lo asumiremos. Por lo tanto tendremos que aprender a venderles el producto haciéndolo más interactivo con sus pasiones multimedia. ¿No es eso lo que ha logrado J.K. Rowling? Películas, juegos, páginas web…

     

  • Los jóvenes leen, pero leen distinto, saltando de página en pagina mediante los hipervínculos. Pues hagamos la narración más dinámica, con su propio lenguaje y una acción más dinámica intercalada entre las descripciones. A veces, aunque son parcos en expresión, el nuevo ágora que es Internet les está obligando a expresar sus sentimientos de forma escueta, pero efectiva. Ya tendrán tiempo de evolucionar a otros estilos como el ensayo.

  • Se meten por los ojos “ladrillos” de 500 páginas sobre vampiros sin pestañear, pero no conciben tragarse un clásico de pocos capítulos. ¿Por qué no les ofrecemos bucear en clásicos más contemporáneos? ¿No puede ser la obra de Tolkien una referencia para introducirse en el mundo de la fantasía? Seguro que con el tiempo preguntan por Ulises.

  • La intencionalidad de sus lecturas es similar a la de otras generaciones, adentrarse en mundos desconocidos y apasionantes. Evidentemente, si a mí con 12 años me hablan en una novela de una sociedad de redes de comunicación, móviles o juegos 3D, pensaría que me están describiendo una realidad de fantasía rozando la ciencia-ficción. Sin embargo en ese entorno se mueven ellos cada día. Necesitamos tener más imaginación para saciar de experiencias a una generación que han nacido con los sentidos desarrollados frente a una pantalla. El libro tiene que superar en atracción al poder del cable.

  • Por muchos argumentos apasionantes que les ofrezcamos, su gran aventura es crecer. Vamos a proponerles obras sobre la iniciación a la vida adulta. Es más, si están en la fase de rebelión ante sus mayores, que no nos dé miedo mostrarles historias sobre personas tan inconformistas como ellos.

  • Si leen revistas o periódicos deportivos, no los menospreciemos. En ellos también existen el análisis, la crítica o la descripción.

  • Prediquemos con el ejemplo. Si a los adultos de referencia nos ven con la tele apagada y leyendo un libro, nos imitarán. También podemos visitar con ellos la biblioteca más cercana y ayudarles a buscar en el catálogo volúmenes que se ajusten a lo que ellos demandan.

  • Animémosles a escribir un diario, un blog o una narración. Les ayudará a comprender el poder y la fascinación que se esconden tras la lectura.

Decía un proverbio árabe que “Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo”. A lo mejor nos toca a los adultos cuidar más ese espacio mágico en el que crecen los secretos del corazón, entre el aroma de las flores, el alimento de los frutales y la esencia de la vida en el aire. Incluso de la contemplación de las malas hierbas se puede extraer enseñanzas provechosas.

Antonio Javier Roldán

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Paco González

Biografía: Wikipedia

Web: Carrusel Deportivo

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Es que no sé muy bien cuando empieza “eso”, cuando eres pre-adolescente y cuando se te cae el pre. Si es el momento en el que uno se plantea todo, se pregunta todo y lee sus primeros libros “adultos”, creo que fue con 13 o 14 años… y el libro era “Demian” de Herman Hesse.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Me parecía un poco aburrida, no veía muchas salidas… es como si me diera miedo o fuera pesimista. Sólo me apasionaban la música y el deporte…. Y los amigos. El resto era un mundo que no me pertenecía.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Con dos canales tan solo de tv, me tragaba todo el deporte que podía, escuchaba mucha radio deportiva… y me pasaba horas oyendo música, especialmente Dire Straits. Salía con mis amiguetes, o a jugar al fútbol o a pasar la tarde hablando de todo y de nada. Mis amigos eran de mi barrio y de mi cole y no había necesidad de un sms, un toque al telefonillo y dejabas todo para bajar y estar con ellos.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Con mi madre excepcional, sinceridad absoluta… dentro de que a esa edad uno tiene un mundo de secretos que considera inconfesables a nadie. Con mi padre distante, había un gran diferencia de edad. Y con mis hermanos, todos mayores, inmejorable con mi hermana, la mas cercana en edad, y con el segundo de mis hermanos. Fuera de la familia, los adultos no existían para mí, salvo los profesores, y con ellos, había un poco de todo.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Sí, yo me veía feo, bajito.. normalmente me consideraba peor que los demas sin llegar a extremos preocupantes. Luego lei una frase del “desiderata” que me acompañó siempre….” No te compares con los demás, porque te volverás triste (si es mejor que tú) o te volveras engreído (si es peor)”… y deje de hacerlo. Pase a preocuparme sólo por chuminadas como la ropa y eso.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Normal. Como ahora. Nunca me identifiqué con corrientes mod, rocker , punk, etc….un chico más. Llamar la atención no es lo mío.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Sí, educación sexual en el colegio… y eso que eran los salesianos. Y sobre las drogas eran más discursos vacíos que otra cosa. Sobre las drogas el gran consejo me lo dio mi hermano, que me llevó al centro Azca en Madrid y me enseñó a 15 tíos tirados por el suelo, con unas pintas que daban no miedo, sino lástima. Y me dijo…”a eso se llega por el caballo”.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Dire Straits, Springsteen, The Police….. los de entonces. Y sí, los sigo escuchando pero no tanto. He evolucionado en el tiempo hacia un monton de estilos que han ido surgiendo, y a la vez retrasándome también para descubrir a Dylan o los Stones en toda su grandeza.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Varias veces, pero … yo tiendo a pensar que si todo el mundo está contra mí es que soy yo el equivocado. Lo del que conduce en dirección contraria a todos y piensa que todos son pilotos suicidas. Y con eso se me pasaba pronto esa sensación. Ahora bien, entonces y ahora, creo en cosas que sólo yo creo y ni me molesto en contrastarlas con otros.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Bueno, al llegar a esa epoca se empezaron cimentar esos valores. O sea que cambio no hubo, porque venía de la inopia más absoluta.

¡Muchas gracias,Paco!

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Web: Ciberfamilias

Comentábamos en el capítulo anterior los peligros  a los que están sometidos los más jóvenes al navegar solos por Internet sin más protección que su propio sentido común. En esta web las familias y profesores podemos encontrar consejos sobre seguridad, confictos, ciberadicción o ciberdelincuencia.

También aquellas personas que se sientan desbordadas por una tecnología que no conocen, pueden aprender lo más básicos en la sección “Aprende con nosotros”.

Otros recursos interesantes son los enlaces, las líneas de ayuda y los foros de familias.

En resumen, es una página en la que debemos detenernos todos los adultos que tratamos con adolescentes que navegan habitualmente por la red..


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viernes, febrero 13th, 2009

 

Por fin tengo vida social

 

Uno de los aspectos más relevantes de la llegada de la adolescencia es el nacimiento de nuevos entornos sociales fuera de la familia, a menudo en el seno del colegio y pero a veces en ámbitos menos seguros, lo cual suele provocar graves equivocaciones fruto de la inexperiencia o la falta de conocimiento.

Cuando yo era adolescente nuestra vida social giraba en torno a la calle, aquella hermosa selva en la que nos internábamos llenos de las ansías de exploración propias de la edad,  fijando algunos lugares como campamento base para reunirnos, hablar, picar algo o ver pasar a las chicas -que existir existían, como decía la leyenda-. A menudo dejábamos el campamento y realizábamos alguna incursión en zonas seguras, es decir, sin droga, “navajeros” -mítico término de los ochenta- y a cierta distancia del domicilio familiar, por aquello de la emancipación. Digamos que teníamos un plano más o menos fiable en el que las arenas movedizas, las anacondas y las tribus caníbales estaban bien marcadas.

Dentro de esa pequeña sociedad, concéntrica a la de los adultos, ensayábamos nuestros comportamientos, nos probábamos a nosotros mismos, resolvíamos conflictos y nos enamorábamos. Resumiendo, íbamos creciendo como personas.

También ahora nuestros adolescentes se sumergen en la jungla, como hicimos nosotros, pero, como todas las generaciones, añadiendo su propio estilo al juego. Esta es la lista de novedades:

  • La jungla está repleta de trampas sin señalizar.

  • Todo el mundo va disfrazado y dice ser quien no es.

  • Los paseantes por la jungla se topan a derecha e izquierda con carteles publicitarios -en efecto, querido lector, la sociedad de consumo llega a todos sitios- en el cada paseante muestra fotos suyas en pose insinuante, acompañadas por información privada, datos de contacto y pistas para que cualquier extraño pueda conocer a más paseantes de tu entorno.

Hablamos de la redes sociales de Internet, por supuesto.

Cuando alguien se da de alta en una de estas redes debe aceptar un pliego de condiciones, como en cualquier otra web o software, pero con la particularidad de ceder la información y los derechos de las imágenes a los dueños de esa selva,  asumiendo que podrán ser utilizados para cualquier finalidad porque ya no les pertenecen. Es decir, que cuando una niña de 13 años cuelga su foto de la playa, se la está regalando a una empresa visitada por desconocidos para que hagan con ella lo que quieran. Seguro que ahora alguien alarmado corre a borrar sus fotos. Es inútil. En el contrato de aceptación de condiciones hemos autorizado al rey de la selva a guardar copias.

Además, la responsabilidad de lo que el usuario haga en su espacio es cosa suya, pero por otro lado está renunciando a los derechos comerciales del material que cuelgue en la web Es decir, que si alguien publica una foto de su viaje al Caribe y posteriormente quiere vender esa foto para ilustrar un catálogo de viajes, no podría hacerlo. Los derechos son de Tarzán. Chita es el sorprendido usuario.

 Por muchas contraseñas y apariencia de bunker que transmitan estas redes, nunca sabes quien estará viendo tus fotos y datos, porque la privacidad no está garantizada. ¿No entran los hackers en el Pentágono? En el cuento de “Los tres cerditos” una red social es como la casita de paja. En el caso de denunciar un mal uso del espacio, hoy en día en Internet es casi imposible borrar cualquier rastro de tu paso por la red. Si tecleamos nuestro propio nombre entre comillas en el Google evocaremos nuestras visitas a foros, blogs u cualquier lugar por el que paseamos, y quizás nos llevemos alguna sorpresa desagradable.

Pues en esta nueva jungla, en el que desaprensivos se hacen pasar por nuevos Brad Pitt, las faltas de respeto y la usurpación de identidad ocurren impunemente y los menores cuelgan sus fotos más atrevidas para lograr un éxito fácil en esta nueva cultura de la inmediatez, del “hoy y el ahora”, es el ambiente inhóspito y peligroso en el que casi la totalidad de los adolescentes que navegan por Internet, sin vigilancia de sus padres, se citan cada día. Aunque visto desde fuera parezca increíble, desgraciadamente todavía quedan muchos ordenadores y televisores en los dormitorios de nuestros adolescentes, en vez de estar en un lugar público del hogar donde poder controlar su uso. Es, literalmente, como permitir entrar un extraño en la habitación del adolescente. Ni más, ni menos.

Como profesor, en lo que va de curso, cada vez me llegan más comentarios de faltas de respeto, abusos, decepciones y malas intenciones, que afectan a mis alumnos, en un mundo virtual en el que los centros educativos no tienen atribuciones para actuar y los padres se topan con un una cultura que no conocieron de niños y en el que siempre van con retraso respecto a la voracidad tecnológica de sus hijos.

Cuando los docentes y las familias, a pesar de las advertencias que les hacemos a los jóvenes sobre su indefensión en las redes sociales, se topan con la anaconda en la selva, son pocos los recursos de los que disponemos. Afortunadamente están todos centralizados en Protégeles, una línea de denuncia y una fuente de información sobre estos abusos. También ahora es posible controlar el acceso de los adolescentes a Internet mediante un nuevo servicio de Microsoft llamado Protege a tus hijos del que hablaremos otro día en la sección de recomendaciones.

Para aquellas familias que suspira aliviadas al comprobar que su hijo o hija apenas sale de casa, evitando la calle y sus contraindicaciones, decirles que por el cable del teléfono se les está colando un enemigo tan desconocido como peligroso. Y lo que es más importante, las relaciones a través de una pantalla no fomentan las habilidades sociales, la comunicación del cuerpo o las transmisiones de emociones más allá de las caritas felices y mensajes con politonos.

Antonio Javier Roldán

 

Colaboraciones

El extraño

AÑO 1978: Pascualita tiene 14 años. Vive con sus padres en un piso de clase media en un barrio de Madrid. Tiene una habitación para ella sola, donde su mundo está formado por algún póster del Súper-Pop, muñecos, libros y un radio-casete harto de reproducir el primer trabajo de Los Pecos. También le gustan los tebeos, por lo que ha mandado una carta para encontrar amigos a la revista Zipi-Zape.

¡Ringgg! Una tarde llaman a la puerta de su casa. Su padre se encuentra con un señor frente a él que se presenta como un hombre de 30 años que ha leído el anuncio de Pascualita para conocer gente y que se ha sentido atraído por la foto de la chica. El padre le deja pasar, le ofrece un café e indica al desconocido donde está el dormitorio de su hija. Luego se sienta a leer el periódico. ¡Cariño! -grita la madre desde la cocina- ¿Quién era? Papá le responde que un tipo con barba que quiere ser amigo de Pascualita. ¡Ah vale! -dice la madre muy tranquila desde la lejanía- ¿Sabes si se quedará a cenar?

Pasa el rato y el padre se asoma al dormitorio de la chica. Perdón por interrumpir, es que me pregunta mamá si a este fulano le gusta la tortilla de patatas. ¡Jo papá! No molestes, que rompes mi intimidad. Lo siento hija, pero es que mira la hora que es. Seguro que el caballero tiene hambre. Por mí no se moleste señor, que estoy muy bien aquí con su niña. Pues nada. Si no te importa vamos cenando. Y usted, cuando se vaya procure no dar portazo.

AÑO 2008: Pascualita tiene 14 años. Vive con sus padres en un piso de clase media en un barrio de Madrid. Tiene una habitación para ella sola, donde su mundo está formado por un tocador repleto de bisutería, un armario con ropa de marca, cajas de dvd´s con películas que se ha descargado, una videoconsola y un ordenador de última generación. Le encanta navegar por Internet, por lo que ha colgado fotos suyas ligeramente insinuantes en su blog personal, junto a sus datos personales.

¡Pinggg! Tiene usted un mensaje. Una tarde recibe un correo en el Messenger. Su padre se encuentra en el salón viendo un partido de la Liga de Champiñones. El mensaje está firmado por Brad, sugerente nick de un chaval de 16 años tras el que se esconde un maromo del doble de edad entrado en carnes que ha leído el blog fotográfico de Pascualita (¿”Fotolog”? ¿”Hi5″? ¿”Tuenti”? ¿”Spaces”? ¿”Facebook”?) y que se ha sentido “motivado” por las fotos de la nena. El padre colocó la ADSL hace tiempo, sin instalar ningún “software canguro” que controle las páginas que visita su niñita, por lo que vive todo ufano sin saber que un adulto está conociendo el dormitorio de su hija vía webcam. ¡Cariño! -grita la madre desde la cocina- ¿Qué hace la niña? Papá le responde que está con el ordenador. ¡Ah vale! -dice la madre muy tranquila desde la lejanía- ¿Sabes si cenará con nosotros?

Pasa el rato y el padre se asoma al dormitorio de la chica. Perdón por interrumpir, es que me pregunta mamá si te apetece una tortilla de patatas. ¡Jo papá! No molestes, que rompes mi intimidad. Lo siento hija, pero es que mira la hora que es. Seguro que tienes hambre. Pero papá, no voy a dejar esto a medias. Pues nada. Si no te importa vamos empezando sin ti. Y cuando acabes apaga el ordenador, que luego se queda ahí con el burrito ese bajando pelis y la electricidad cuesta.

 

CONCLUSIÓN: Se pide al perspicaz lector que adivine en pocos segundos cuál de las dos escenas narradas anteriormente es irreal, así que le ruego que marque la opción correcta:

Opción a) La primera es irreal, además de esperpéntica, porque cualquier padre con dos dedos de frente le haría una cara nueva al interfecto que llama a la puerta.

Opción b) La segunda es absurda, porque ningún menor de edad navega solo por Internet y mucho menos se crea su propio espacio personal para ser visitado.

Bien. Queda planteado el test. Le dejo 10 segundos para escoger. ¡Tiempo! Tic, tac… ¿Qué tal? ¿Cómo va el ejercicio?… Tic, tac… ¿Tiene ya la respuesta? ¿Sí? ¡Muy bien! Veamos….:

Si ha respondido “a”: ¡Buena elección! Sólo espero que si usted es padre o madre no se deje llevar por la violencia ante la aparición del individuo en cuestión y piense que ese señor que viene a visitar a su hija tiene derecho a una reinserción adecuada, permisos de finde, reducción por penas por no abusar de niños en la cárcel (¿?), preservación de su intimidad y pensión completa durante 10 años a costa de sus impuestos. Por eso debe usted plantearse el no guiarse por su instinto sacando el trabuco del abuelo y apuntar directamente al segundo cerebro del amiguito de su hija, porque a resultas del evento usted le acompañaría a la chirona y no molaría.

Si ha respondido “b”: ¿Irreal? Permítame que me machaque la caja torácica de la risa. Es usted una persona con muy buena fe, pero algo inocentona. Le puedo asegurar, como profe de informática de adolescentes, que usted y yo sólo somos conscientes del 30% de lo que hacen los cachorritos cuando entran en la boca del lobo. Si en su caso es el afortunado poseedor de un hijo con terminal conectado a Internet junto a la cama, le aconsejaría que visitara la web http://www.safenet2.com/sp/index.php para ponerse al día de lo que se lleva y las medidas a tomar.

Si no sabe por donde empezar a movilizarse, yo le aconsejaría colocar el Caballo de Troya ese de los cables en el salón, a tiro de su mirada. Puede ocurrir que su hijo le espete a la cara algo relativo a sus derechos y será entonces cuando -por la boca muere el pez- le pueda usted explicar cuántos de esos derechos, que él reivindica, se está jugando por navegar por la web sin carné, sin cinturón de seguridad y usando como airbag un globo de cumpleaños de los Lunnis.

Antonio J. Roldán (Publicado en “La máscara del bufón” en 2008)

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Luis Antonio de Villena

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

A las matemáticas elementales como es lógico me inicié muy de niño ( 3 o 4 años) pero la verdad es que nunca fueron mi plato favorito. Recuerdo -yo tendría mis propios defectos- profesores muy severos en esa materia. De uno (ya en el Bachillerato) hablé en el libro de memorias “Mi colegio” (Editorial Península, Barcelona, 2006).

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

De niño la sociedad eran sólo mi familia, mis amigos y mis vecinos. Los profesores hablaban poco o nada de la sociedad. En el bachillerato -sobre todo en su segunda mitad- empecé a darme cuenta de la “rareza” que mi país representaba en Europa. Me dí cuenta con vago desagrado del franquismo. Aunque los profesores evitaban el tema no hallé a ningún franquista furibundo. Para apartarme del franquismo (o eso creía yo) hacia los 15 años me hice monárquico donjuanista. No duró mucho, pero a mí me parecía antifranquismo. Y en enero de 1968 fui de los que acudió a Barajas a dar la bienvenida a la vieja reina Victoria Eugenia, que de hecho venía -fugazmente- al bautizo del hoy príncipe de Asturias.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Cuando yo era adolescente , la electrónica no existía como diversión, a no ser un “scalextric” con coches de carreras. A mí eso me gustaba poco. Yo jugaba con juegos tradicionales (especialmente soldados romanos) leía,al principio tebeos luego libros, iba al cine, y algo veía la televisión, sobre todo películas o series tipo “western”. Temo que esto ha cambiado mucho y aún no sabemos si para mejor o para peor.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Los adultos se comunicaban poco y mal con niños y adolescentes. Procuraban (a veces exageradamente) que les tuviéramos respeto e incluso miedo. La disciplina y la corrección eran rígidas. Mis primeros momentos de comunicación casi adulta los tuve con compañeros amigos al final del Bachillerato. Con los adultos había una suerte de barrera…

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Mi aspecto físico me importaba, sobre todo el cómo vestir (a partir de bastante muchachito) pero la llamada “educación física” me resultaba bruta y no me gustaba nada,

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Ya he dicho que a partir de los 14 o 15 años procuraba vestirme del modo más singular permitido (estaba prohibido llevar el pelo largo) y trataba de copiar a los románticos y estetas ingleses del XIX. Me tenían por “raro”.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

En el entorno familiar sólo muy indirectamente se aludía al sexo y eso siendo yo ya adolescente. En el colegio nos explicaron (sobre los 14 o 15 años) cómo se hacían los niños y todo -además de ultracatólico- parecía tan frío y falto de amor, que el tema del sexo lo ventilabas y aprendías, mal, entre tus amigos. Nunca se habló de drogas. Aún no se consideraban problema. Nuestra información sexual era absurda, inhumama y calamitosa. Un horror.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

En la adolescencia escuchaba la música ligera de la época. Me empezó a gustar Aute y los Beatles. Además oía, de cuando en cuando, música clásica. En mi época adolescente no podíamos ir a discotecas. Eso llegó más tarde.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Tanto como que no me comprendían no. Pero sentí que muchos adultos y en especial los curas católicos me quedaban lejos, muy lejos. A los 16 años (al final del Bachillerato) me consideraba religioso pero no católico.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

El final de la adolescencia ( o del colegio) como vengo de decir me hizo más liberal y más libre. Estaba harto de una educación basada en las prohibiciones. Faltaba una asignatura, muy de mi generación: liberarse de tanto candado.

¡Muchas gracias, Luis Antonio!


Materiales recomendados

 

Libro: Bases para una educación afectiva y sexual sana. Lo más cerca posible. Bases para una educación afectiva y sexual sana.

Este libro está escrito por profesionales de la educación y la psicoterapia, coordinados por Eva Bach Corbacho, a partir de sus conocimientos y experiencias.

Como dicen los autores, “el objetivo último de la educación sexual no tiene que ser nunca adquirir conocimientos, sino que estos lleguen a ser racional y emocionalmente significativos para la persona y puedan ser integrados a partir de una vivencia constructiva y equilibradora”.

Los padres y profesores que nos enfrentamos a este tema a menudo, hemos sido educados en los extremos de la represión o el “todo vale”, sin darnos cuenta que unos conocimientos fuera de la urdimbre de la afectividad y las emociones no bastan para lograr una educación sexual y afectiva plena.

Desde esta obra se nos invita a cambiar nuestra manera de afrontar el tema, desde la cercanía, el diálogo, la educación de las emociones, la claridad y el respeto. Todo un reto el que nos propone este maravilloso libro.

Índice

  1. Nada surge de la nada
  2. Una proposición decente
  3. Dejémonos de cuentos chinos
  4. Mitos, mentiras y confusiones
  5. Algo más que juegos prohibidos
  6. Tan cerca, y a veces tan lejos
  7. Hablar de sexo en casa
  8. Aprender a mirar con los ojos
  9. Cuanto más auténticos, mejor
  10. Síntesis de las encuestas a otros padres
  11. Aprender a enseñar sexualidad
  12. La adolescencia o las emociones nuevas
  13. Comprender y enseñar sexualidad
  14. La voz de los jóvenes
  15. Qué hacer y qué decir en la práctica
  16. De vuelta al principio


COMENTARIOS: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.

viernes, febrero 6th, 2009

 

La orientación sexual

 

Hoy tocaba Educación Física. Es uno de esos días en los que Pablo sabe que tendrá que tragarse más de una burla por parte de sus compañeros de vestuario. Parecía más sencillo en la infancia, pero desde que todos han entrado en la pubertad, su forma de hablar y comportarse, y esa amistad que mantiene con las chicas le han convertido en el blanco de las etiquetas y las bromas del resto de chicos.

Pablo siempre ha asumido su identidad sexual de hombre, aceptando su cuerpo, reconociéndolo como una parte esencial de su persona y asimilándolo como medio de relación o placer. Cuando siendo un crío no siempre disfrutaba con los juegos marcados para su género, caracterizados por la competitividad, la acción o la violencia, comenzó a envidiar la socialización, el lenguaje corporal o la ternura de las niñas, y notar a su espalda ciertos cuchicheos y comentarios sobre su persona que no acababa de entender.

Su orientación sexual se ha ido formando desde que vislumbró los primeros cambios en su cuerpo y notaba atracción por chicos de su mismo sexo. Una vez le llamó el psicólogo del colegio para comentarle que esos sentimientos son normales en la pubertad y que no por ello iban  a dejar de gustarle las chicas. Para colmo, días antes su padre le había preguntado por los estudios y, de paso, dejó caer la pregunta de “¿Te gusta alguna chica en especial? A mí me gustaban todas. Soy tu padre y me lo puedes contar todo. Tenemos los mismo genes“. Aquello parecía una complot en toda regla en la que él estaba sobre la lente de un microscopio a los ojos de todas las personas de su entorno. Entonces empezó a preocuparse de verdad. ¿Era él un bicho raro? ¿Por qué su orientación estaba movilizando a todo su entorno?

El sentimiento de culpabilidad iba en aumento según iba explorando sus relaciones con las personas de la clase, descubriendo los sentimientos y sensaciones que su cuerpo le iba transmitiendo y notando como el resto de chicos andaban detrás de las compañeras sin disimulo. Curiosamente, el amigo que parecía más cercano a él comenzaba a mostrar una homofobia en público que le tenía desconcertado. Pablo pensaba que se estaba defraudando a sí mismo, a sus profesores, amigos y, lo que más le dolía, a sus padres.

El amor va más allá del cuerpo. Eso lo ha aprendido en casa, viendo como sus padres se quieren con las palabras y los gestos, advirtiendo en ellos una entrega y generosidad dignos de ser envidiados, haciendo del diálogo la base de su relación y amándose el uno al otro en sus virtudes, pero también en sus defectos. ¿Serán capaces de aceptar que su hijo amará y se emocionará igual que ellos, más allá de las barreras y los roles de género impuestos por la sociedad? Sería inconcebible imaginar que la gente que le quiere fuera a marginarle por el color del pelo, por la estatura o por el número de zapato que calza: “Oye tío molas mazo, pero paso de ti porque eres rubio“. “No, es absurdo. No se puede amar a un ser querido con condiciones“, piensa Pablo de camino a casa.

 

Resulta curioso como sus amigas reaccionaron tan bien cuando se lo contó en el burger. Marta le insistió mucho en que cualquier orientación es válida y que con el tiempo todo el mundo le querrá tal y como es. Con ellas es más sencillo. Quizás deba empezar por su madre, porque puede que a su padre, educado en el patriarcado y las diferencias culturales y sociales de los géneros, le cueste más entenderlo, e incluso se culpabilice temporalmente por no haber sabido inculcarle la masculinidad.

Pablo ha llegado al portal de casa. El corazón le late muy deprisa. Observa el folleto que le han dejado en una asociación, respira hondo y piensa que ya nada será igual. No sabe como van a reaccionar sus padres, pero lo que más anhela en ese momento es que le abracen con todas sus fuerzas.

Antonio Javier Roldán

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

 

La Pavoteca examina a…

 

Samuel Sánchez

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Sobre los 15

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como muy innovadora y de rápido crecimiento.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En andar en bicicleta y jugar con mis amigos.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Normal.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Lo justo. No era de los que se comían la cabeza.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Intentaba ir como los demás, sin llamar la atención.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Por supuesto que sí.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Por supuesto.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

A esas edades es bastante frecuente pensar eso.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

No.

¡Muchas gracias, Samuel!

Materiales recomendados

 

DVD Los chicos el coro

Gérard Mathieu es un profesor de música en paro que empieza a trabajar como vigilante en un internado-reformatorio de menores en la Francia de 1949. A su llegada se encuentra con un regimen interno muy duro y represivo, promovido por el director del internado Rachin, que se encuentra desbordado por la situación.

Mathieu intenta acercarse a los chicos a través del afecto y el diálogo, por lo que las faltas de respeto hacia él van desapareciendo paulatinamente. Para formar un proyecto en común y darles a los alumnos alguna esperanza a través de la música, decide formar un coro y enseñarles a cantar logrando que el ambiente en el internado vaya mejorando.

Mientras que el director sigue con su idea de “Acción-reacción”, Mathie logra más disciplina mediante la afectividad y los castigos reparadores. Por ejemplo, un niño le coloca una trampa al conserje, mandándole a la enfermía, y le hace cuidarle durante su convalecencia.

Los alumnos que se sienten reconocidos por su labor en el coro y el afecto del profesor, poco a poco ven crecer su autoestima. La llegada de un joven delincuente al centro revoluciona el ambiente y el director decide aplicarle la máxima disciplina, consiguiendo así que el chico se vuelva todavía más asocial. Este chico no se integra en el proyecto del coro y acaba huyendo. Ya lo decía Ghandi: Ojo por ojo, todos ciegos. 


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viernes, enero 30th, 2009

 

Esto no es un hotel

 

Aunque siempre he preferido viajar pateándome los destinos por mi cuenta, estas Navidades aproveché mi incursión en un nuevo continente para apuntarme a uno de esos paquetes organizados en el que la mayor parte de las actividades se desarrollan en un grupo dirigido por un guía de la agencia. Ha sido una experiencia distinta, pero interesante. El caso es que en el seno del grupo era habitual comentar las excelencias o las faltas de atención en los hoteles que cada viajero había escogido para cada etapa del viaje. Me resultó muy curioso comprobar en mis compañeros las distintas reacciones ante un mal servicio de un hotel e incluso la percepción de la calidad en los detalles cotidianos. Lo que para algunos era una anécdota para otros podía suponer un grave contratiempo. No es lo mismo visitar un país como cliente que hacerlo como turista. El cliente acude a cada evento con su carpetita de la agencia para comprobar las medidas de la cama, las calorías del menú programado o el confort del autobús, mientras que el turista exige sus derechos como consumidor permitiendo un margen de error en los servicios recibidos, compensado con la riqueza de las experiencias vividas en el país de destino.

Curiosamente, nuestros adolescentes se comportan en casa como si fueran los clientes de un hotel, pero no de uno cualquiera, sino de un establecimiento de lujo en el que ellos ocupan la suite presidencial. Al principio, durante la infancia, los pequeños de la casa hacen honor al apodo de “reyes de la casa”, siendo el centro de los desvelos y atenciones de la familia. Digamos que tienen las necesidades básicas del huésped de una pensión, pero reciben las atenciones de un marqués. Al llegar a la juventud sucede todo lo contrario. Van a casa a dormir y comer, por lo que son tratados como en una pensión,  mientras que ellos demandan un hotel “high quality”.

Durante la adolescencia parece ser que se logra el equilibrio por ambas partes: El aparthotel. Es decir, el adolescente tiene su castillito en su habitación, con intimidad y decorado a su gusto, pero con todos los servicios de habitación garantizados. Este estatus de aparthotel suele ser bastante injusto hacia los padres. La familia es responsable de la manutención, trato con el colegio, vigilancia de su salud, financiación de la ropa que el cliente escoge, y todo con una sonrisa  por delante para no traumatizarle por aquello de que el cliente siempre tiene la razón. Eso sí, que los gerentes del aparthotel no se metan en la vida del cliente ni le pasen factura en forma de responsabilidad, colaboración en las tareas o cumplimiento del régimen disciplinario establecido por el hotelero, porque puede pedir el libro de reclamaciones y toparse con algún juez despistado que le admita a trámite la protesta.

¿A qué es difícil imaginar que un camarero le pida ayuda a los clientes para servir la cena? Pues así se sienten muchos adolescentes cuando se les  invitan a colaborar en casa. Les extraña enormemente, porque los encargados últimos de la casa son sus padres. Ellos buscan la autonomía en el reino de la calle, donde tirar un papel al suelo, poner la música a todo volumen o usar el móvil sin control, difícilmente tendrá consecuencias inmediatas. Cuando llegan a casa deben respetar las normas familiares, procurando a la vez fortalecer los lazos afectivos, y asumir una serie de responsabilidades que no siempre son atractivas. Así que su primer instinto es refugiarse en su habitación, en esa especie de aparthotel donde nunca falta la ropa limpia o una conexión a la ADSL. La huida a su guarida no hace más que reforzar las dudas de los padres sobre su hijo. ¿Por qué nos da la espalda? ¿Por qué se encierra en sí mismo? ¿Qué está ocultando? La desconfianza de los padres va en aumento y con ella la presión de la que huye el propio inquilino.

Luego está el tema de la calificación de la categoría del hotel. Pues fulanito vive en un hotel en el que se puede regresar hasta las doce. Y Menganito dispone de videoconsola los días laborables. A Zutanita la dejan bajar a la discoteca, etc. Por eso suele ser efectivo realizar ofertas de promoción en las que invitar a nuevos clientes, cercanos al inquilino de la suite, para que las comparaciones fluyan en ambos sentidos creando situaciones y momentos de encuentro muy interesantes para ambas partes.

Si un joven ha vivido toda su vida en un hotel cuesta hacerle aterrizar y pedirle que colabore en las tareas domésticas de casa, pero si desde pequeño se la ha enseñado a que el mantenimiento del hogar es una labor compartida, dependiendo de la disponibilidad de cada miembro, entonces será más entendida la invitación a asumir nuevas responsabilidades que le ayudarán a entrar en el mundo de los adultos con sus ventajas e inconvenientes.

El día en el que el gerente del hotel llama a la puerta de la suite presidencial e informa al inquilino del fin de las vacaciones, porque ya tiene edad suficiente, profesión y vivienda -aunque sea bajo un puente-, nuestro protagonista sentirá agorafobia ante la contemplación de tan amplio abanico de deberes en detrimento de sus derechos. Digamos que se le acabó el chollo y no está preparado para sufrir en el nuevo mundo que le fagocita sin remedio.

Aquellos jóvenes que han participado de las tareas del hogar desde niños y que han sido invitados a asumir pequeños cargos en casa y en el colegio, sabrán penetrar en la selva y sobrevivir a ese duro proceso que les llevará a ser los protagonistas de su libertad.

Antonio Javier Roldán

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Javier Sádaba

Biografía: Wikipedia

Web: U.A.M.

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Creo que muy pronto. Si tengo que poner una fecha, entre los diez y los doce años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

“Sub specie aeternitatis”!; es decir, estática, inamovible, como si estuviera dada para siempre.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Casi todo en jugar el fútbol. Y en leer y releer un par de libros que llegué a aprender de memoria. Y música, mucha música.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Bastante normal. Creo que les caía simpático. Un poco repipi pero simpático.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Sí. Porque era muy delgado. Por eso, hacía gimnasia todos los días.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Me importaba muy poco la ropa y todo lo que tuviera que ver con mi imagen (si exceptuamos mi delgadez y llevar el pelo ordenado, dado lo rizado que lo tenía).

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Prácticamente ninguna, ni dentro ni fuera.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

La música me entusiasmó desde el principio. Los coros y las zarzuelas, sobre todo. Y los sigo oyendo hoy, solo que acompañados de música clásica.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Por supuesto. Uno, a estas edades, se cree el ombligo del mundo. De modo especial, me sentía incomprendido en mi idea de la religión, que era excesivamente personal

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Superficialmente no, aunque se fue fraguando la incredulidad respecto a lo que me habían enseñado y que se centraba en una rígida educación cristiana.

¡Muchas gracias, Javier!

Materiales recomendados

 

Web: Stop Drogas

En esta web encontramos información de las características y riesgos de cada una de las drogas que están presentes en nuestra sociedad. También disponemos de pistas para detectar a sus consumidores y la posibilidad de conocer la legislación sobre aspectos legales de las drogas.

Como ya sucedía en la web hermana de Protégeles existe una Línea de Denuncia anónima contra las drogas. En ella es posible facilita cualquier información al respecto con la seguridad de que se realizará la investigación y la denuncia correspondiente gracias a la colaboración con la Guarcia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía.

Al final de la web hay un banner donde podemos pinchar para acceder a una material con buenos consejos para dejar de fumar que ya se ha distribuido en jornadas de prevención en algunos centros educativos.


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viernes, enero 23rd, 2009

 

La madurez

 

El Psicólogo Abraham Maslow diseñó una pirámide con cinco necesidades básicas para el ser humano que debería satisfacer para poder realizarse plenamente como persona. De esas cinco, las cuatro primeras pueden ser logradas de forma más completa, mientras que la quinta tiene más relación con la creatividad, la búsqueda del sentido de la vida o el crecimiento personal, por lo que resulta más difícil que se alcancen totalmente. Lo más interesante de este planteamiento es que para trepar por la pirámide hay que cubrir las necesidades de un estrato antes de saltar al siguiente. Hay que tener mucho cuidado con la escalada, porque también es posible bajar, dependiendo de la situación de la persona en cada momento de su vida.

Necesidades fisiológicas: Funciones como la alimentación, el descanso o el mantenimiento del cuerpo son importantes a cualquier edad, pero especialmente en la etapa de la adolescencia durante la cual el cuerpo realiza su mayor desgaste para crecer. En una pirámide, como en cualquier construcción, el primer estrato, formado por los cimientos, es básico en la consolidación de la misma y en su elevación armónica por encima del suelo. En el caso de los jóvenes esos cimientos deben contener una buena dosis de educación en hábitos saludables, alimentación, deporte, vigilancia médica y un adecuado descanso con sus horas de sueño regladas.

Necesidades de seguridad: Posiblemente muchas veces hemos oído en los centros escolares, o en conversaciones entre familias, esa frase típica que dice que los jóvenes de hoy en día tienen muchos derechos y pocas obligaciones. En el fondo esta afirmación recoge una gran verdad, porque no se recuerda un intervalo histórico en el que nuestros adolescentes estuvieran más protegidos en su integridad física y psicológica que en el actual. De hecho nunca los profesores y los padres y madres hemos estado tan fiscalizados como ahora. Si disponen de un gigantesco paraguas y están inmersos en el mundo del bienestar en el que han crecido, y que asumen como normal, comprenderemos el porque se sienten los reyes de la casa. Aunque debemos asegurarles su educación, salud, ambiente familiar o manutención, no debemos olvidar que ellos también son protagonistas de su propia seguridad, colaborando en casa, adquiriendo costumbres que repercutan positivamente en su salud, ejerciendo su papel de estudiantes con responsabilidad, o implicarse en el interés general de una sociedad de la que extraen el jugo y tiran la pulpa por ser poco atractiva. Nuestro propio Código Civil Español, libro I, título VII recoge en varios artículos los derechos, pero también los deberes, de los menores. Es muy interesante comprobar como ellos también tienen obligaciones con su familia.

Necesidades sociales: Si cualquier ser humano siente la necesidad de relacionarse, seguro que cualquier padre o madre suspira al recordar las horas que su hijo o hija pasa en el teléfono o en Messenger. Formar parte de una comunidad, o de una pandilla, es muy importante en esta etapa de socialización. Si además el colectivo al que nos apuntamos fomenta la cultura del esfuerzo, trabajo en equipo y las actividades al aire libre, estaremos ayudando, no solo a la socialización del joven, sino que estaremos reforzando los cimientos de la pirámide, mejorando la motivación en el estudio como medio para alcanzar metas y previniendo otras conductas mucho más pasivas y peligrosas como, por ejemplo, la drogadicción.

Necesidades de estima: En enero de 2009 mis alumnos y alumnas del grupo de teatro estrenaron un musical tras un año y medio de trabajo. Durante muchas semanas estuve con ellos ensayando, corrigiendo defectos, desarrollando las virtudes y colaborando en equipo para volcarlo todo en una tarde presentándose a la comunidad escolar. Cuando el público les despidió con una sonora ovación, los profesores de esta actividad subimos al escenario, para celebrar con ellos el éxito. En ese momento, ocultos a ojos del público, treinta adolescentes entre gritos de júbilo descubrieron que el esfuerzo tiene recompensa cuando decenas de personas les brindaron un aplauso que ya nunca olvidarán. Aunque ellos no sean conscientes inmersos en la euforia, los que fuimos testigos de su emoción y alegría sabemos que su autoestima creció tanto que ahora se sentirán capaces de afrontar nuevas metas y acceder a esa culminación de la pirámide donde ya los sueños se tocarán con la punta de los dedos. La autoestima trae consigo confianza, independencia, libertad, dignidad y felicidad.

Necesidades de autorealización: Desde las alturas, observando los cimientos a nuestros pies, el paisaje es amplio y hermoso. La mochila está llena y el corazón late con fuerza. Es el momento de usar la madurez lograda en los distintos pisos de la pirámide para desarrollar todo el potencial siguiendo una vocación por una profesión, imaginando proyectos relacionados con la creación, gozando de la vida y de nuestro entorno, enfrentando los problemas con las soluciones, amando la verdad como una realidad descubierta, pero a la vez en constante movimiento, relacionándose con la sociedad desde la experiencia y análisis personales, al margen de influencias, usando el humor como forma de aceptación de nuestra propia realidad y gozando de cada minuto del día como si fuera el último que nos queda por vivir.

Mostremos a los adolescentes los planos de nuestras pirámides, para que juzguen y saquen de ellos lo que precisen, proporcionándoles materiales de construcción de primera calidad para que sean los protagonistas de su obra. Entonces observaremos como alrededor de nuestra pirámide comienzan a surgir maravillas que algún día nos cobijarán a nosotros del viento y del frío.

 

Antonio Javier Roldán

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Fernando Sánchez Dragó

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

La adolescencia no tiene fecha de comienzo. Se trata de un proceso ambiguo. No se sabe cuándo empieza.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Nunca me ha interesado la sociedad, sólo las personas.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

No tengo -ni tenía- tiempo libre. Sólo es libre quien se sale del tiempo.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

A los adultos los veía como “los mayores”: mis enemigos.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

De niño, no. Luego, sí.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Extravagante. Lo sigo siendo.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

La educación sexual siempre llega fuera del entorno familiar. En cuanto a las drogas, me las apañé solo.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Casi nunca escucho música. Cuando era niño apenas había tocadiscos.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Me encanta que no me comprendan. Mis países favoritos son aquéllos en los que su lengua me resulta ininteligible.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Por supuesto. El sexo se llevó por delante la religión. Los valores éticos no pueden cambiar nunca, porque proceden de la ley natural, que es de nacimiento.

¡Muchas gracias, Fernando!

Materiales recomendados

 

Libro: “SOS Adolescentes”

Este libro, de la psicóloga y escritora Ana Isabel Saz-Martín, está basado en el programa de televisión del Canal Cuatro del mismo nombre. En él se recogen las dificultades en las que se ven los padres de hoy en día para educar, y entender también, a sus hijos cuando son adolescentes.

A  lo largo de su lectura encontramos capítulos relacionados con los cambios en el cuerpo y la mente, las distintas maneras de educar que tienen las familias, los problemas de conducta, la información y prevención en los campos de las drogas y la sexualidad, el estudio, la imagen personal, los trastornos de la alimentación y la comunicación.

Pienso que el libro es de gran ayuda como primera lectura sobre la adolescencia, ya que toca todos los temas de forma amena dejándonos pistas para profundizar en aquellos que más nos interesen.

Al final podemos leer una lectura optimista de este etapa y la autora nos recuerda lo maravillosa que es la adolescencia como oportunidad de ver crecer a los jóvenes mientras se sigue creciendo como padre, como madre, como pareja, etc. Desde mi experiencia de profesor que conoce a sus alumnos con 12-13 años y que se reencuentra con ellos más tarde a los 17 años, coincido con Ana Isabel en afirmar que, a pesar de los disgustos y las preocupaciones, esta es una historia que suele acabar bien.

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