Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

La Pavoteca


lunes, enero 29th, 2018

El incidente

Año 1978

 


Pascualito saca un bolígrafo en clase de matemáticas, extrae el cartucho de tinta y lo observa con interés. Arranca la esquina de una hoja del cuaderno, la introduce en la boca, para formar un perdigón, y la lanza, con su improvisada cerbatana, en dirección a Pili, la empollona de la clase. El misil entra directamente en la oreja de la desafortunada víctima.


–¡Profesor! Pascualito me ha tirado una bolita de papel mojada. ¡Qué asco!


–¡Pascualito! ¡Ven aquí! –ordena el iracundo docente.


El reo avanza hacia la mesa del profesor con la mano extendida y la cabeza baja, dispuesto a afrontar su destino con hombría. Don Pelayo le sacude en la mano un reglazo en toda regla (disculpen la redundancia) y le dice al francotirador que a la próxima hablará con su padre. Pascualito decide que no volverá a disparar a Pili, ya que la mano de su padre tiene el tamaño de una paellera y el tortazo que le esperaría en casa podría dividirlo en dos sin dejar resto.


Cuarenta años después…


Pascualito saca el móvil en clase, aprovechando que el profe se ha dado a vuelta, y realiza una foto furtiva del trasero de Pili. Al llegar al recreo se mete en el baño, sube la imagen a las redes sociales y la etiqueta como “Plaza de toros”. La instantánea llega al grupo de compañeros y comienzan los comentarios del público. La involuntaria modelo afirma que el posado es robado e informa a sus padres de lo ocurrido.


Media hora más tarde los padres mandan un correo al tutor, a la jefa de estudios, al orientador y al director. El improvisado gabinete de crisis virtual decide llamar a los padres de Pascualito, los cuales se muestran sorprendidos por la acusación, ya que su hijo es un modelo de urbanidad y limpieza genética. Ante la contundencia de las pruebas presentadas los progenitores alegan que:


1) El profesor es responsable por no controlar el uso del móvil en su clase.
2) Pascualito tiene diagnosticado un principio de adicción al móvil que debe ser tratado con serenidad y prudencia (solicitan para su hijo una adaptación educativa sobre la norma que prohíbe el uso de aparatos electrónicos en el centro).
3) La propietaria del pandero de la discordia llamó tonto al presunto culpable tres años antes y que el colegio no tomo las medidas oportunas.
4) Si Pascualito usa redes sociales sin tener la edad permitida es porque necesita comunicarse con sus padres en caso de emergencia.
5) El colegio no debe tomar medidas al respecto, ya que si lo hacen la familia iría a la Inspección para recurrir la norma injusta sobre el uso del móvil. Además, lo de la circulación posterior del retrato de los glúteos se hizo fuera del colegio y no se puede sancionar.


Resolución del conflicto: Pascualito realiza una presentación digital sobre los peligros de las redes sociales. Desde ese día dispone de una adaptación que le permite usar el móvil en las horas impares, para no agravar su síndrome de abstinencia. Dicha adaptación se realiza siguiendo el modelo ISO-LECHES-34, por triplicado con el visto bueno de la Consejería de Educación y la de Asuntos Sociales.


AÑO 20 DT (Después de Trump)


Borja.034 usa su dron escolar para lanzarle un disparo láser en la oreja a Amaya.104. Esta pulsa el botón rojo de su tablet. El RODO (Robot Docente) evalúa las imágenes del aula grabadas desde la cámara 2. Comprueba la culpabilidad de Borja.034 y le lanza un rayo paralizante, no sin antes haberle leído sus derechos como alumno.


Unos minutos después, tras otros trece incidentes, toda la clase está paralizada. El RODO informa a las familias, con copia al ordenador central, de que en 2ºB ya no habrá alumnos activos, ni clase, hasta las 13:23 horas. El robot se desconecta. Hay que ahorrar baterías.


Por fin la clase está en silencio.

 

 

 

domingo, febrero 12th, 2017

Los niños de la última guerra

Los niños que vivieron su infancia tras la Guerra Civil descubrieron rápidamente el valor de un juguete, un libro o unos zapatos nuevos. Conocieron las cartillas de racionamiento, el frío y la carencia de libertad, pero supieron dar lo mejor de sí mismos cuando España estrenó la democracia.

Hoy en día, casi todos esos niños de la posguerra, son los abuelos de las víctimas de un nuevo conflicto, silencioso, casi invisible, que está desmontando su futuro a golpe de capitalismo salvaje y crecimiento insostenible. Pero, al contrario que sus abuelos, esta nueva generación está creciendo entre algodones, protegidos y consentidos, alejados de cualquier frustración que les pueda traumatizar, educados como consumidores compulsivos y vecinos de unas ciudades convertidas en parque temáticos de pantallas planas deslumbrantes.

Cada mañana son depositados en los colegios, donde el gobierno de turno les ha obsequiado con un ley educativa repleta de contenidos y ocurrencias. Por si fuera poco, ahora los queremos bilingües (haciendo que otras materias como las ciencias se evalúen en lengua comanche –Flor tener estas partes- con exámenes tipo test dignos de una reposición de Un, Dos, Tres) y que pasen las tardes con extraescolares, por aquello de estar más preparados (y aparcados). Pero, eso sí, no queremos que sufran… Un suspenso es un conflicto, una incidencia en clase un fracaso del profesor, una camiseta de Chulanaldo no comprada es un síntoma de mala paternidad o un límite puesto en casa es una señal de autoritarismo.

Los profesores estamos asistiendo con estupefacción al
crecimiento de estos niños de la nueva posguerra económica y nos hacemos cruces pensando en su futuro, donde la precariedad laboral y la explotación les aguardan. Por eso he llegado a la conclusión que dentro de unos años no triunfarán los grandes estudiantes que han vivido en una urna antibalas donde conviven con su expediente inmaculado. No. Los que van a labrarse un proyecto de vida son los que están peleando cada día, levantándose ante una mala nota, los que perciben las dificultades y los reveses como oportunidades, los valientes que dan un paso al frente para arriesgarse, los que deciden pasar un verano en el extranjero porque saben que una flower no es más que un flor que no miras por el microscopio.

Así que menos contenidos y más inteligencia emocional. ¿Qué te han castigado? Algo habrás hecho. ¿Qué te han suspendido? Pues trabaja más. ¿Qué el entrenador pasa de tu culo? Ya sabes, toca entrenar más fuerte. ¿Qué todos tus amigos llevan zapatillas Nique-Fuerandepieldelince? Pues la de Alcampo tienen unos lo colores de lo más fashion.

Por cierto, mañana tengo examen de matemáticas con terribles ecuaciones y barbaridades algebraicas. Luchad, cachorrillos, luchad… Ojalá alguno suspenda y, mirándome con cara de odio, me suelte eso de: el próximo te lo apruebo por mis huevos.

 

viernes, noviembre 18th, 2016

Alimentando patos

 

Don Alejandro se levantaba cada mañana muy despacio. Se aseaba y tomaba un café caliente con magdalenas. Luego cogía la media barra de pan duro del día anterior y lo desmigaba en una bolsa de plástico. Se abrigaba muy bien y salía a la calle en dirección al parque. Al llegar al estanque se sentaba en un banco que había en la orilla. Los patos rápidamente se percataban de su presencia y acudían a su encuentro. Don Alejandro abría la bolsa y comenzaba su habitual reparto de pan entre sus anátidos. Los más avispados se llevaban la mejor parte, pero los más pequeños se buscaban la vida para asomar sus cuellos entre los corpachones de los otros, logrando así ser más fuertes cada día. Cuando el pan se agotaba los patos se alejaban muy contentos a nadar.

Años más tarde, Jandro, hijo de don Alejandro quiso continuar con la tradición familiar. Para empezar, el pan desmigado debía comprarlo en un establecimiento autorizado por sanidad, pero ningún gasto era lo bastante gravoso como para impedirle seguir con la labor de su padre.

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Al llegar al estanque la mayoría de los patos le ignoran. Alguno se acerca despacio, con la seguridad de que no tendrá mucha competencia. Jandro no se rinde y se sumerge en el estanque. Con el agua a la cintura nuestro héroe persigue a los patos bolsa en mano. A uno de ellos le canta la canción de “todos los patitos se fueron a bañar”. A otro, que se está quedando en los huesos, lo agarra por el pescuezo y le mete el pan como si fuera a hacer paté. Al tercero, que nada a toda velocidad, lo tiene que interceptar adaptándose a su trastorno, nadando más veloz que una planeadora del Estrecho. Mientas mamá pata le va graznando en la oreja que a su patito no le están motivando para acudir a la orilla. Papá pato le echa en cara que el pan lleve gluten. Un cuidador del parque le advierte que más de quince minutos en el agua equivale a un baño y que eso está prohibido. Una carpa que pasaba por allí opina sin venir a cuento y le da algún mordisquito por si la carne de Jandro fuera comestible. Al fondo dos patos se pelean por un trozo de pizza, que alguien tiró en un botellón del parque, mientras Jandro les ofrece su pequeña miga de pan.

Total. Jandro sale del agua, con heridas de carpa, oliendo a pato, cubierto de barro y plumas, y sacando el monedero por haberse bañado sin permiso de la autoridad. Entonces recuerda a su padre y se promete a sí mismo no rendirse.

Porque si no fuera por su vocación de alimentador de patos se iba a meter en el estanque el señor padre del concejal de parques y jardines.

sábado, noviembre 5th, 2016

Huelga de deberes-Huelga de hijos

 

Un ordenador dispone básicamente de dos tipos de memoria. Por un lado encontramos la RAM, la memoria de trabajo, la que usamos para llevar a cabo la mayoría de las tareas, pero que se borra cuando apagamos el equipo. Es lo que en nuestro cerebro conocemos como memoria inmediata. Cuando esos conocimientos se trabajan y se organizan entonces se pueden considerar aprendidos. En el ordenador se colocan por categorías en el disco duro y se almacenan de forma permanente.

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A veces un alumno confunde “entendido” con “aprendido”, pero no se da cuenta de que sus conocimientos se encuentran todavía en la memoria inmediata, por lo que estos serán olvidados rápidamente. ¿Cómo he suspendido si me lo sabía? Tú lo has dicho: has conjugado en pasado, pequeñín.

Esta semana le explicaba a mi tutoría que los conocimientos que un alumno se limita a memorizar sin comprender están condenados a ser olvidados porque no se almacenan en la memoria a largo plazo. Sin embargo, cuando se intenta comprenderlos y relacionarlos con otros conceptos, ya conocidos, serán más fáciles de memorizar. La memoria inmediata se alimenta de los sentidos (hay que estar atento en clase) y se guardan a largo plazo con el trabajo personal, que se puede hacer en el aula o en clase.

La labor que necesitamos realizar tras explorar un nuevo camino en nuestra ruta de aprendizaje precisa de ciertas tareas. En mi caso, como profesor de matemáticas, procuro que mis alumnos afiancen sus conocimientos en mi aula para que yo pueda orientarles en su proceso, porque considero que seis horas en el cole dan para mucho y, bien aprovechadas, te permiten disfrutar luego de más tiempo libre. Sin embargo, cada alumno tiene unas características diferentes y no todos lograrán alcanzar la meta con la misma estrategia, así que al llegar a casa deberán dar un paso más personalizado para archivar lo aprendido en la memoria a largo plazo. Soy de los que piensan que la verdadera atención a la diversidad es la que se hace a la salida del colegio con orientación del profesor. En mi caso he puesto a su disposición un aula virtual con actividades de ampliación, problemas, ejercicios y test, para que cada elija una vía de aprendizaje adaptada a su situación.

botonmoodleTambién yo, como docente que debe estar en plena formación, asisto cada año a diversos cursos en los que me presentan nuevas ideas que luego preparo y analizo en mi casa para hacerlas mías. Esta segunda fase del proceso de aprendizaje se suele llamar deberes porque se realiza fuera del ámbito de la escuela.

Este fin de semana algunas familias se han puesto en huelga de deberes, acusando a los profesores de cargar en exceso de tareas a los alumnos. Los deberes han existido toda la vida, pero es ahora, en el siglo XXI, cuando empiezan a ser un problema en casa. ¿Qué ha cambiado para que surja este movimiento?

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1) Los niños de hoy en día han sido educados en la ley del mínimo esfuerzo y han nacido en un mundo tecnológico en el que todo está a su alcance. Además, en España, tienen sus necesidades cubiertas. ¿Para qué esforzarme si ya lo tengo todo?

2) En la mayoría de los hogares los padres pasan muchas horas fuera de casa, porque en España no es posible conciliar vida laboral y familiar. Los niños son “aparcados” en colegios que tenga clase por la tarde o son matriculados en actividades extraescolares, por lo que llegan a casa muy tarde para compaginar el juego con los deberes.

3) Hace años, si un profesor te castigaba tus padres te decían “algo habrás hecho”. Ahora te dicen “algo habrá hecho mal el profesor”. Existe una profunda falta de respeto profesional hacia el docente, por lo que cualquier indicación que haga a su alumno o a su familia es comentada y analizada en los grupos de whatsapp de los padres.

4) Hoy en día, todos aquellos alumnos a los que sus padres entregaron pantallitas en la infancia (cariño, déjale el móvil a la niña para que deje de jodernos, que quiero ver la Champions tranquilo) o se les dejó moverse sin límites (porque no tenemos tiempo para sentarnos con ellos) ahora se han convertido en chavales consentidos e incapaces de estar quietos en una silla. Luego pagas un psicólogo para que le ponga nombre a la enfermedad que tú mismo le has causado. Por eso los alumnos de hoy en día no aprovechan las clases y en casa necesitan trabajar el doble, entendiendo lo que han explicado en clase y reforzando ese conocimiento.

Moraleja. Haced huelga de deberes, quitadle autoridad al profesor, evitadles a vuestros hijos cualquier tipo de sufrimiento y permitid que crezcan sin límites. Dentro de unos años, cuando los soltemos en la selva serán devorados por cualquier alimaña, y para entonces no habrá solución, ni estaremos sus maestros para orientarles.

Yo propongo a mis alumnos que cambien la huelga de deberes por una huelga de hijos.

Porque basta ya de huérfanos con padres.

martes, septiembre 27th, 2016

El nuevo héroe

 

Año 1976. En un colegio de Madrid.

Don Hilario, profesor de E.G.B., ha sido informado de la aparición en una cabellera de un brote de piojos que abarca desde la patilla derecha hasta la nuca. Los susodichos inquilinos de la cabeza de Pepito Melénez, han empezado a construir hasta un mirador en las pestañas. El profesor informa a la clase para que cada mochuelo lo cuente en su olivo. Fin de la historia.

Año 2016. En el mismo colegio…

El “Hila” ha recibido un correo de una familia informando de la aparición puntual, y poco frecuente, de pediculosis en la cabeza de la criaturita conocida por José Melénez. Los padres exigen absoluta reserva y discreción, ya que no desean que la noticia llegue al grupo de whatsapp de padres.

(Nota del autor: el profesor no nombra la palabra “piojos” porque va en contra del libro de estilo del colegio)

El “Hila” consulta el expediente del niño para conocer su historial psicológico y así afrontar el caso con el tacto y aplomo que demanda la situación. De paso baja a enfermería para informarse sobre la sensibilidad de las pelambreras de la clase y la tolerancia de cada tipo de cabello a los champús que existen en el mercado. Por supuesto, elabora un informe personalizado para cada familia con el tratamiento a seguir.

En el caso de Pascualita Crines, cuyos padres andan a la gresca, el profesor prepara los informes por separado, haciendo equilibrios con el lenguaje no vaya a ser que el tema sirva de arma arrojadiza para los progenitores y que al final le toque disculparse por su poca empatía.

También es probable que le toque a él lavarle la cabeza a Justino Rizos, ya que sus padres no disponen de los medios adecuados y no es cuestión de que los huéspedes de su cabeza encabecen la resistencia.

Una vez erradicada la plaga el “Hila” redactará un memorandum para la Jefatura de Estudios, otro para la enfermera y otro para la Consejería de Sanidad, que deberá evaluar su actuación para comprobar que ha seguido los criterios del modelo de calidad establecidos por el Consejo Escolar del Estado.

También es posible que reciba la visita de alguna familia que le reproche que el champú no fuera anticaspa o con aroma a limones del Caribe, ya que el pelo de su hija es muy sensible y cortárselo podría traumatizarla, con lo cual se iniciaría un nuevo proceso que abarcaría al Departamento de Orientación y al de Convivencia. Mejor no meterse en más berenjenales…

Así que el “Hila” cada mañana, cuando se levanta y ve a su hijo babeando ante los dibujos de Superman, se acerca a la tele y le dice al superhéroe que es un puto aficionado.

Él sí que tiene superpoderes, y no ese debilucho que se derrite con un cacho de Kriptonita.

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jueves, junio 16th, 2016

Viviré de mi mujer

Sí, ya sé que el título puede resultar algo inquietante, especialmente para la gente que me conoce, pero todo tiene su explicación.

Resulta que en los últimos años vengo observando que algunos de mis alumnos están viviendo en una burbuja de grafeno (material resistente, transparente y con muchas aplicaciones en las TIC) cuidada pacientemente por sus padres. La burbuja, que actúa como escudo protector, tiene unas propiedades fabulosas y estoy convencido de que, en breve, estará a disposición de las familias en la tienda de Amazon

Si la burbuja no se adapta al colegio esta puede ser reinstalada en otro centro educativo. De hecho, en los últimos años, cientos de burbujas pululan por las calles de Madrid buscando un proyecto docente a medida de sastre.

En caso de que el alumno precise de un esfuerzo a largo plazo, para lograr sus objetivos, la burbuja emite un pitido de alarma, llamado “Defcon 4”. Si se produce un suspenso la burbuja activará el protocolo “Defcon 3”. Si este no se soluciona en junio o septiembre, la burbuja pasa a “Defcon 2” y “Defcon 1”. La repetición de curso no se contempla, porque puede provocar una explosión en la burbuja y la empresa fabricante no se haría responsable (uso inadecuado del producto).

Sobre el tema de deberes, como profesor, considero que un alumno que pasa seis horas en el colegio tiene que irse a casa trabajado y estudiado. Hasta ahí estamos de acuerdo en que hoy en día hay exceso de deberes. El problema es que en la actualidad hay alumnos que se llevan la burbuja puesta a clase (dentro de ella se tocan las gónadas a dos manos), por lo que no se enteran de casi nada y llegan a casa en blanco. ¿Qué sucede entonces? Pues que en lugar de trabajar en el colegio y disfrutar en casa, lo están haciendo al revés. La burbuja no tiene programado ese escenario, por lo que todavía debe ser mejorada para futuras versiones.

Que levanten la mano las personas que consideren que no sufren ningún problema psicológico. ¡Todos lo sufrimos en menor o mayor medida! La burbuja lo sabe y por eso lo usa como fuente de energía. El inconveniente es que un informe del psicólogo te sirve en el colegio, pero no en la vida real, porque si le tiro una bola de papel al entrevistador simplemente no te selecciona para el puesto de trabajo.

La burbuja admite un complemento en forma de nuevas tecnologías. La Tablet viene de serie. El móvil se coloca en la burbuja a los diez años con el objetivo de evitar la frustración social y personal. Aviso del fabricante: decir “NO” puede provocar fugas en la burbuja y que esta pierda sus propiedades.

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Conclusión: dentro de diez años los niños de ahora saldrán al mundo real y descubrirán que son minusválidos en materia emocional, incapaces de levantarse tras un bofetón de la vida y dependientes de sus adultos de referencia. Entonces vendrán al colegio a pedir explicaciones y yo les diré que ya les avisé, y que ahora sólo puedo darles el teléfono de la consulta de mi mujer, que es psicóloga, y que les hará un descuento especial si la terapia es familiar. Tanto dinero va a ganar mi compañera de vida que a lo mejor hasta me puedo retirar. De ahí viene el título de esta reflexión.

El que alguien gaste dinero en una burbujita es muy respetable, pero como soy profesor vocacional no me voy a rendir. Así que a partir del curso que viene me llevaré una aguja gigante de hacer punto y voy a pasarme el mes de septiembre reventando burbujas por el pasillo. Eso sí, con mucho disimulo, no vaya a ser que me toque pagar los desperfectos.

Este texto está dedicado con admiración a aquellos padres que han decidido no usar burbuja con sus hijos. Sufren y dudan porque piensan que van contracorriente, pero tanto ellos como los profesores seguro que nos sentiremos muy orgullosos de sus hijos cuando estos sean adultos.

jueves, mayo 5th, 2016

Frustración 2016

Frustración

lunes, agosto 31st, 2015

La vuelta al cole

Hay dos síntomas muy claros para descubrir que han terminado las vacaciones escolares. Uno es el inicio de la campaña comercial de “La vuelta al cole”, en la que grupos de niños, con indumentaria de serie americana, desfilan felices por la televisión y los catálogos de los hipermercados con ansias de sabiduría. Estrenan ropa, libros de texto, mochilas, prendas invernales (ayer vi un plumas infantil junto al material escolar en un hipermercado, lo juro por Wert). ¿Cómo no van a estar motivados si les esperan exámenes, pizarras llenas de números, metodologías del siglo XIX y tardes repletas de extraescolares que les impiden jugar? Hay que ser un cenutrio para no apreciar todo esto… (Algún día hablaré de la necesidad de renovar nuestras metodologías).

El otro síntoma es la recurrente noticia en los informativos del llamado “Síndrome postvacacional”, un trastorno que no está reconocido por la Organización Mundial de la Salud, pero que te puede hacer enfermar dos o tres días (si dura más recomiendan acudir al especialista, no es broma). A finales de agosto nos machacarán a los adultos con consejos para no deprimirnos por tener trabajo, pero la semana que viene les tocará a mis alumnos. Me pregunto qué síntoma tendrá la persona que lleva cinco años buscando trabajo sin conseguir nada más que un contrato temporal en la hostelería para atender las vacaciones de la clase media alta que ha salido vencedora de la crisis.

Pues yo me opongo a que me incluyan en el grupo de afectados. El único síndrome que me afecta debe ser el de Estocolmo, porque yo tengo ganas de ir al cole. ¡Sí! Lo reconozco… Y pido perdón por ello. Soy uno de esos privilegiados que se dedican a la enseñanza y que conviven cada día con personas repletas de vida, ilusiones, energía, emociones… Acudo cada mañana al cole a disfrutar con mis “pavitos” y además me pagan por ello.

Sí, es verdad que habrá malos momentos, suspensos, incomprensión de alguna familia, políticos gestionando la educación y muchas horas de trabajo en casa, pero no cambiaría mi profesión por nada en el mundo. Confío en mis alumnos para que dentro de unos años le den la vuelta a este mundo injusto que les estamos dejando, así que procuraré sortear los obstáculos que me pongan para colaborar en la formación de personas libres, responsables y autónomas. Me lo van a poner difícil, porque esta sociedad sólo quiere borregos que consuman, tanto gastas más nos importas, pero ¿quién dijo que la victoria no requiere esfuerzo y pequeñas derrotas?

Un docente nunca se rinde.

Así que hoy, aunque alguien pida mi ingreso en una institución mental, afirmo a los cuatro vientos que: ¡Yo mañana sí quiero ir al cole!