Blog de Antonio Javier Roldán sobre adolescencia y educación

La Pavoteca


viernes, mayo 8th, 2009

 

Quedamos donde siempre

 

Muchas veces hemos comentado, a lo largo de este blog, que durante la adolescencia hay una tendencia a alejarse del entorno familiar para poder explorar el mundo de los adultos en un camino de ida y vuelta que llevará de nuevo al punto de partida. El cuestionamiento de los adolescentes por el mundo de sus mayores curiosamente les lleva a desear formar parte del mismo, pero llevando consigo sus propias reglas y valores. La situación que se produce es similar a la de esa familia que le regala un coche a su hijo, por acabar el bachillerato, y lo primero que hace él es tunearlo, pintarlo a su modo y añadirle todos los extras que indiquen su personalidad. De igual manera el adolescente no renuncia a las ventajas de la sociedad que le aguarda tras la puerta de la infancia, pero procura adaptarla a su personalidad. Esa adaptación incluye su propio entorno social.

El entorno social de un adolescente está formado por sus amigos, una pandilla que en algunos casos puede llegar a considerar como un verdadero hogar que le aporte el reforzamiento, el diálogo, y la afectividad que cree no encontrar en casa. Cuando el adolescente deja la tierra firme que le ofrecen sus padres, y se pone a nadar a mar abierto, encuentra en el grupo de amigos la isla del tesoro. En el seno de la pandilla hay pocas normas, tiene libertad para expresarse y comparte inquietudes con iguales que sufren sus mismos problemas y que desean lo mismo que él. La familia pasa a un segundo plano y ahora los amigos lo son todo. La relación con este nuevo núcleo, casi familiar, se realizará en el entorno del colegio, en la calle y a través de las nuevas tecnologías. Poseen su propio lenguaje, sus reglas -basadas en valores compartidos y asumidos por la mayoría- e incluso su propio hogar, ese lugar donde quedan para contarse como les ha ido el día y relacionarse.

Recuerdo un cómic que leí de niño llamado “La pandilla compra un terreno” (¡Gracias Esther por traducirme  la página incluida en este post!) en el que un heterogéneo grupo de preadolescentes luchaban por adquirir un pequeño solar con un autobús abandonado en el que se reunían y pasaban su vida.  Junto a ellos compartía la aventura el viejo mayordomo de uno de los niños, que ejercía como abuelo, y un vagabundo, cuyo papel se asemejaba al de los adultos de referencia -o amigos de mayor edad- fuera del entorno familiar. Cada uno de los protagonistas usaba sus habilidades para ganar algo de dinero para alcanzar la meta soñada, haciendo de ese pequeño trabajo un motivo de autoestima en el seno del grupo. Frente a ellos otra pandilla, “Los Caimanes”, ejercían de matones, mostrando la otra cara de las asociaciones que realizan algunos jóvenes en torno a una idea, en este caso la violencia -tema tratado en el capítulo 37.

 

Un banco del parque, unas escaleras, un ciber o un patio se pueden transforman fácilmente en un hogar improvisado donde hacer vida de pandilla y crecer socialmente: “Nuestro banco”, “Nuestro patio”, etc. Aquella historia del cómic iba más allá del deseo de compra del propio terreno, porque ellos realizaban una incursión en el mundo de la responsabilidad de los mayores para conseguir reunir la cantidad de dinero necesaria, transformando esos objetivos en un ritual de acercamiento a la sociedad, mediante el esfuerzo y el trabajo en equipo.

Cuando los padres deben competir con “la otra familia”, descubrirán que las ventajas más visibles del grupo de amigos, como la ausencia de responsabilidades, las relaciones con el sexo contrario, la concurrencia de intereses o el encuentro generacional, superan con creces a las que ofrece el hogar a la mirada interesada de sus hijos. De este modo los padres pueden sentirse desplazados por los amigos, a los que pueden acusar de ser los causantes del desapego y las nuevas costumbres que muestra el hijo, la tan nombrada frase de “va con malas compañías” (Ver Capítulo 10). Para el hijo, la crítica hacia sus amistades duele tanto como si en la infancia alguien insultara a su querida madre.

Dentro de esta nueva familia adoptiva también encontraremos algunos roles que podrían estar presentes en casa, como la figura del líder, la persona que escucha, el solucionador de problemas, el hermano mayor, etc. Este paralelismo entre las dos familias nos abre un nuevo campo de problemas como el no recibir la atención esperada, las separaciones o el maltrato.

Sin embargo, la parte menos reconfortante de la vida, como planchar, estudiar o realizar gestiones, sigue unida a sus padres, por lo que estos perciben que su hijo sólo les hace caso en temas prácticos relativos a sus necesidades. Papá… ¿Qué quieres, hijo? Necesito más pasta… Si el padre le dice que ya está bien de soltar guita “by the face”, entonces es tachado de egoísta; pero si el chaval le pide pasta a sus amigos y estos le tachan de gorrón, seguro que asume el límite que sus colegas le han marcado como algo justo y necesario. Esa disparidad de criterios  a la hora de valorar las actitudes de las dos familias es difícil de entender por los padres, cuando además están unidos a su hijo por vínculos que deberían ser más fuertes que la propia amistad.

De la misma manera que los adolescentes abandonan parcialmente el cobijo de su familia para formar parte del grupo social que han elegido, también obrarán de igual manera con la pandilla cuando encuentren a su pareja y decidan crear con ella un nuevo mundo en el que los dos primeros entornos en los que han crecido servirán de base para la construcción de esta nueva, y maravillosa, realidad. En ese momento de madurez la familia, las amistades y la pareja, configurarán juntos en el entorno afectivo de la persona, pero hasta que ese estado se alcance, a los padres deberán construir pequeños caminos  y lugares comunces para que permanezca fuerte el vínculo con sus hijos, aunque este se reduzca temporalmente.

Hace falta mucho amor para aceptar este alejamiento, pero como me gusta comentar con las familias de mis alumnos, según vayan soltando la cuerda llegará un momento en el que esta no sea necesaria y serán los propios hijos los que reconozcan el camino de vuelta a casa, sin necesidad de sendas marcadas, guiados por las semillas afectivas que sus padres sembraron un día en un terreno que parecía baldío en plena edad el pavo, pero absorbió las enseñanzas como una esponja para brotar en el inicio de la madurez.

Antonio Javier Roldán

Colaboraciones

Carta de despedida

(Como todos los años por estas fechas, los alumnos mayores de mi colegio se despiden de la comunidad escolar en el transcurso de las fiestas. Este discurso marca el final de su adolescencia y la entrada en el mundo adulto que descubrirán en la universidad. Una de estas alumnas, Carlotta Coisals, me ha prestado el discurso que hizo en nombre de sus compañeros para todos nosotros.)

Se nos acaba el colegio, chicos. Esta es nuestra misa de despedida estas son nuestras últimas fiestas, y esta noche será nuestra última gala. A pesar de que desde septiembre podía olerse este momento, la idea de separarse de un lugar al que acudes día tras día desde 1996, impone, claro que impone.

Este es uno de los grandes momentos de nuestra vida. Nos toca madurar, ser adultos, enfrentarnos a algo nuevo y desconocido. Yo soy de las que piensa que nada está escrito, que cada uno es responsable y creador de su propio destino; y probablemente eso haga aún más emocionante este momento. ¿Acaso no tenéis vosotros curiosidad de vuestro futuro? ¿No tenéis curiosidad de vosotros mismos? Este lapso, este punto de inflexión que precede a nuestra vida universitaria, me inunda la mente de sueños. Creo que ahora es tiempo de jugar y soñar con lo que nos gustaría hacer en la vida, por mucho que se salga de las preferencias convencionales; de hacer una larga lista de propósitos y de proyectos y de verdad tratar de cumplirlos. De tomar las riendas, de responsabilizarnos, y de ser lo suficientemente valientes como para hacer de nuestro futuro algo que realmente valga la pena vivir.

Han sido unos años estupendos… Hay que reconocer que ha sido genial ser niño. Vamos a tener muy buen recuerdo de este lugar, donde hemos crecido, donde hemos adquirido la mayor parte de nuestra personalidad, donde nos hemos convertido en personitas mayores. Pero por favor no olvidéis, que estas personitas que en mayo se despedirán definitivamente, muertas de miedo, curiosidad y ganas, os van a llevar siempre en el corazón.

Carlotta Cosials (2º de Bachillerato)

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

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Carmen Caffarel

Biografía: Wikipedia

Web: Instituto Cervantes

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

No lo recuerdo demasiado, pero supongo que hacia los 14 años, mas o menos.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Desconcertante y a veces muy incomprensible, no encontraba respuestas a muchas de las preguntas que me hacía, no entendía porque había tantas diferencias, tantas incomprensiones….

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En ir al cine, lo que entonces se llamaban guateques, es decir oír música, bailar y charlar en casa de algunos de los amigos de la pandilla, también en pasear e ir de excursión. Es importante destacar que en esa época no había ni siquiera televisión en muchos hogares. En fín otra época pero yo me lo pasaba estupendamente.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Bastante escasa, yo no tuve demasiados problemas con mis padres que eran abiertos y comprensibles, pero desde luego había muchos temas que no se abordaban y que si lo he hecho con mis hijos. Con el resto de adultos, sobre todo en el colegio, la comunicación era nula.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

A mi particularmente no me importaba demasiado, pero si me acuerdo que a mis amigas les importaba mucho e incluso era una fuente de complejos y discusiones con sus madres.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Está muy relacionada con la anterior, en cualquier caso yo no tenía muchas opciones, la ropa me la hacía mi madre o la heredaba de mis primas y hasta bastante mayorcita, donde la economía familiar debió ser mejor, no pude elegirla.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

JAMAS y dentro del entorno familiar bastante poco

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Sobre todo cantautores, Serrat, Víctor Manuel, Jarcha….música francesa y los Beatles (mis ídolos), a todos estos los sigo escuchando, otros, supongo que grupos o cantantes de moda, se me han olvidado

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Alguna vez no, muchísimas veces durante toda la adolescencia creí que nadie, salvo mis amigas, me entendían

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

No, las convicciones éticas han sido siempre las mismas con la evolución lógica que da la edad. Siempre he agradecido a mis padres que me inculcaran determinados valores y principios éticos que me han acompañado a lo largo de toda mi vida.

¡Muchas gracias, Carmen!

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LIbro: La edad del pavo

Este libro me lo regalaron hace unos años y creo que fue el primero que leí sobre la adolescencia. Toca prácticamente todos los temas más relevantes de la edad del pavo, como se puede ver en el índice. La autora, Alejandra Vallejo-Nágera, se nos muestra el punto de vista de ambas partes, adolescentes y padres, usando a menudo la escenificación de diálogos – que nos harán esbozar una amplia sonrisa-, usando un lenguaje asequible y claro.

Especialmente considero interesante su visión sobre la mejor manera de afrontar el diálogo con el adolescente -con algunas estrategias útiles-, la sexualidad y el grupo de amigos, temática de este capítulo 40 de La Pavoteca.

Índice

  1. ¡Auxilio, un adolescente!
  2. ¿Cuándo empieza esta tortura? ¿Hasta cuándo tendremos que sufrirla?
  3. Hablar con el adolescente.
  4. El adolescente y sus problemas.
  5. “¡Sstoy fashion!” Gustos y preferencias.
  6. La tiranía del cuerpo.
  7. “El sexo me interesa mucho, pero mis padres no lo saben”.
  8. Cómo hablar de sexo durante la pubertad y la adolescencia media.
  9. Las relaciones sexuales en la adolescencia tardía.
  10. El grupo de amigos.
  11. El colegio.
  12. Drogas y alcohol.
  13. Violenci, bandas y conducta antisocial.
  14. Depresión y suicidio.
  15. Fin de la edad del pavo.
  16. Diccionario.


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jueves, abril 30th, 2009

 

La escalera y el ascensor

 

Sexualidad… Basta pronunciar esta palabra en mi clase de tutoría para que toda la audiencia agudice sus sentidos. Luego viene la clásica pregunta: ¿Qué es la sexualidad?  Unos me dicen que hacer al amor, otros lo identifican con las relaciones con penetración y alguno se limita a ponerse rojo y reírse de forma compulsiva. El caso es que en pocas ocasiones un término puede englobar tantos campos y de tanta riqueza: Amor, identidad, placer, reproducción, atracción, unión, diversión, ternura, comunicación… Sin embargo, si uno sigue los pasos de un adolescente buscando información por Internet o siendo agredido en televisión por alguna serie en prime time, se dará cuenta de que la cultura de la inmediatez y la afectividad como producto de consumo, amenazan con desorientarle.

Hemos pasado de una época de ocultación al exceso de estímulos en pocos años. Para un adolescente tener acceso a pornografía en internet es sumamente sencillo. En esas páginas percibe una visión utilitaria del sexo en el que la exageración y la perfección de los cuerpos le hace soñar con fantasías muy alejadas de la realidad. El cine es el cine. Es como si uno quisiera estudiar arqueología y su modelo fuera Indiana Jones con sus acrobacias y reliquias.

Recuerdo que antes del célebre 11-S uno podía visitar la Torre Eiffel en París y recorrerla paso a paso subiendo por sus escaleras. El valor de aquella opción era doble. Por un lado, era posible deslumbrarse con las vistas de la ciudad poco a poco, escalón  a escalón, ascendiendo en altura y belleza según transcurrían los minutos. La primera planta aguarda amplia y acogedora, con su zona de restauración, catalejos y museo, siendo un buen sitio para empaparse de la esencia del monumento y de las vistas de París. La segunda planta cuenta con un famoso restaurante y -según los expertos- el mejor paisaje. La última planta hay que hacerla en ascensor, aunque existen escaleras.

Es posible que el lector piense que de repente se ha colado en el texto un fragmento de un folleto de viajes. Pues no. Todo tiene relación…

Desde hace unos años los adolescentes españoles están usando el ascensor en sus relaciones sexuales, adelantando la edad del primer coito y subiendo desde la planta baja a la tercera planta sin detenerse a disfrutar de los estados intermedios. Para algunos de nuestros jóvenes lo único importante es sacar la entrada -encontrar a alguien dispuesto-, comprobar los requisitos técnicos del ascensor -evitar embarazos no deseados- y subir a la última planta a ver el panorama y echar unas fotitos para el Facebook. De esta manera,  tras unos pocos viajes empiezan a aburrirse nada más empezar, sin haber disfrutado plenamente de la experiencia.

No pretendo ser un tour operador de viajes, ni tan siquiera un guía que conozca la torre palmo a palmo. Sólo ofrezco un itinerario interesante para realizar la ascensión por la escalera.

  • Preparación: Toda excursión requiere unos preparativos. Hojear una guía, consultar horarios o pertrecharse con todo lo necesario. Yo aconsejo meter en la mochila información, escucha, autorevelación de sentimientos, libertad emocional, autoestima y sensibilidad.

  • Besos:  Al ser la primera aproximación conviene que sea tan progresiva como el coito, por lo que debe realizarse en un entorno romántico y sin prisas. Los labios son una parte muy atractiva y sensual de nuestro cuerpo, capaces de percibir y transmitir mucho placer.

  • Masturbación: Se logra la excitación por medios propios, sin intervención de otra persona. Tradicionalente ha sido revestida de culpabilidad y falsos mitos. Proporciona autoconocimiento y placer, permitiendo orientar a la pareja con posterioridad. Al contrario de lo que piensan muchos adolescentes, no es la causa de otros síntomas de la pubertad; simplemente coinciden en el tiempo.

  • Caricias: Toda la piel es sensible, aunque es cierto que hay zonas más erógenas que otras. En la comunicación y el conocimiento, que proporciona el usar la escalera y no el ascensor, está la clave para poder transmitir y recibir placer y ternura a través de las caricias. No todo es genitalidad…

  • Petting: Consiste en reunir todos los escalones anteriores (caricias, besos, etc) como paso previo al coito. Puede resultar muy placentera y excitante, además de servir para conocerse mutuamente para luego favorecer la relación con penetración. Está prácticamente exenta de riesgos de embarazo, por lo que la pareja está muy relajada.

  • Coito: A menudo se le identifica con la propia sexualidad como si fuera el único lugar visitable de nuestra torre, ya que son muchos los adolescentes que toman el ascensor para visitarlo. También está relacionado con muchos mitos.

  • Ascensor de bajada: Ahora sí que toca echar mano del ascensor… Podemos regresar a la planta baja usando el ascensor, porque lo más bello de una relación es usar la imaginación y la propia riqueza de la pareja para volver a subir por la torre como el primer día, pero procurando introducir novedades en cada ascensión.

(Para consultar mis apuntes completos de sexualidad y afectividad para adolescentes puedes pinchar aquí )

Culturalmente el ascensor de subida podría parecer que surge de los  impulsos de los chicos, pero actualmente también ellas buscan quemar etapas cuanto antes. Por eso es importante que cuando nos pregunten por la “primera vez” les pidamos que maticen a cual de los innumerabes escalones se refieren, porque si no lo hacemos probablemente saquen en taquilla la entrada para iniciar el recorrido en ascensor.

Antonio Javier Roldán

Colaboraciones


Ya he comentado alguna vez los problemas que los adolescentes tienen con su autoestima por motivo de su físico. Esta canción que nos ha prestado Luis Ramiro para “La Pavoteca” es todo un tesoro para escucharla atentamente.

Perfecta

Esas marquitas que hay en tus piernas,
Que te acomplejan si vas sin medias,
Son las estrellas de mi universo,
Las que me guían cuando me pierdo,
Las que me alumbran cuando navego.

Que gracias me haces cuando me cuentas,
“Amor, mis tetas son tan pequeñas”,
y yo pregunto si es grande el viento,
y qué tamaño tiene el invierno,
qué coño importa si son perfectos…

Como la vida si voy contigo,
Como la muerte si es a tu lado,
Como tu boca tapando el frío,
Perfectos como una madre besando a un hijo.

Eres perfecta y aún así no te das cuenta,
Perfecta, perfecta, perfecta.
Eres perfecta como el sol, como la tierra
Perfecta, perfecta, perfecta.

Esos dos brazos no te los tapes,
No seas tan tonta si tú ya sabes
Que son las alas de mi esperanza,
Mis dos caminos para ir a casa,
El contrapeso de mi balanza.

Con tu sonrisa yo enciendo el mundo,
miro tu culo y veo el futuro,
En esos ojos yo me hago el muerto,
En tus dos labios llego hasta el cielo,
Tengo muy claro que son perfectos…

Como la vida si voy contigo,
Como la muerte si es a tu lado,
Como tu boca tapando el frío,
Perfectos como una madre besando a un hijo.

Luis Ramiro

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Luis Ramiro

MySpace: Space

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1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Creo que a los 13 aproximadamente.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como algo misterioso, que a la vez me asustaba y me atraía…

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Casi siempre estaba en la calle con los amigos, pasaba mucho tiempo en la biblioteca leyendo (era un caso raro) y también jugaba al ordenador.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Con mucho respeto, el mayor siempre era el mayor (cosa que ahora se ha ido perdiendo). Intentaba comunicarme con algunos mayores que yo, desde la admiración y fascinación por un mundo que ellos conocían y yo no.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Sí, siempre he sido presumido, y sufrí los rigores del acné…recuerdo un gran sufrimiento por este motivo.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Supongo que iba a la moda, como todos los chavales, y nos fijábamos en las zapatillas que llevábamos…siempre queríamos tener unas más chulas, íbamos convenciendo a mamá para que nos comprara “estas”…para casi nunca colaba, y al final te conformabas.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Los típicos comentarios entre amigos y cosas que escuchábamos a los mayores. Aún recuerdo la primera vez que oí “condón”, palabra prácticamente igual a cóndor, y yo pensaba, qué será eso tan misterioso con nombre casi igual al pájaro. Pero no existían las clases de educación sexual, y sobre las drogas, igual, lo íbamos aprendiendo en el barrio, con los amigos, desde pequeños teníamos claro que la heroína era ” la de los yonkis”, que la probabas y caías (y teníamos razón).

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

A muchos no, porque eran cosas que salían en los 40 principales y claro, te gustaban, pero a otros sí, como a Joaquín Sabina o a los Beatles. Los que tenían hermanos mayores aprendían de ellos y mamaban de sus gustos, yo cogí algunas cosas de mi padre, como Sabina o Serrat…también me gustaba Extremoduro. En fin, muchos grupos.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Muchas veces, tuve una adolescencia muchas veces difícil, en la que me sentía diferente a la “masa” de la gente…sentía que no era como ellos, que yo era mejor (no sé si más inteligente o qué).. cuando fui madurando comprendí que eran simplemente complejos.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Desde pequeño, debido a la educación que recibí por mis padres, nunca creí en Dios y rechazaba a la Iglesia y a las religiones, cosa que en la adolescencia reafirmé más aún.

¡Muchas gracias, Luis!

Cuando contacté con Luis para esta entrevista tuvo la amabilidad de ofrecerse a tener un encuentro musical con mis alumnos en el que intercalaría entre canción y canción algunas palabras sobre los temas que tanto les preocupan en la adolescencia. Lamentablemente lo apretado del este corto trimestre escolar nos ha impedido disfrutar de su regalo. Al menos Luis ha querido que mis alumnos y el resto de lectores de este blog pudieran escuchar su música prestándome dos de sus canciones para este proyecto. Una de ellas, “Perfecta” se puede escuchar en la sección de “Colaboraciones” y la otra, disponible bajo estás líneas, es el primer single de su nuevo disco “Dramas y Caballeros” titulado “Romper”.



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DVD:Footloose

Ren es un adolescente de Chicago que se traslada a una pequeña localidad donde están prohibidos el baile y la música rock a causa de un accidente en el que cuatro jovenes murieron años atrás. La llegada de Ren a la ciudad anima los jóvenes a pedir una fiesta con baile por su graduación.

El reverendo Moore, padre de uno de los fallecidos y promotor de esa norma contra el baile, es el padre de Ariel, una chica que ama la libertad y que empieza a salir con Ren.

Esta película forma parte de ese período que va desde Grease a Dirty Dancing en el que se estrenaron grandes películas musicales, como The Wall, Fame, Hairspray o Flashdance entre otras. Por encima de los bailes, la música o la pertenencia al género Teen de muchas de estas películas americanas, lo que más nos interesa de Footloose es la confrontación de los miedos que el reverendo quiere transmitir a la comunidad y a su hija, con las ansias de libertad y felicidad de los adolescentes del lugar.

Muchas veces hemos hablado de los límites y de las consecuencias de sobrepasarlos. Sobre esa fina frontera entre la permisividad y la tiranía, se construye la historia de Footloose. La misma Ariel evolucionará a lo largo de la película marcándose ella misma sus límites una vez que la libertad está más cercana.


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viernes, abril 24th, 2009

 

¿Sabes qué hora es?

 

La noche según Matías: Matías todavía recuerda sus juergas allá por los años ochenta. Salía con los colegas a “cazar” a cualquier chica que se les pusiera por delante, montados en sus “Vespinos” -sin llevar casco- y con el puntito cogido. La noche era especial, porque las calles de Madrid hervían de bares de copas y discotecas, y no había ninguna ley contra el botellón o el tabaco. Todavía se pregunta cómo es posible que no  tuviera ningún accidente ni se metiera en líos. Por eso sabe de lo que habla…

Cuando su Anita, con los 15 años recién cumplidos, le dijo aquello de que quería ir a la discoteca light -que eso de “light” debe ser porque hace adelgazar a los padres- y se colocó entre él y el partido de la “Liga de Champiñones” que daban por la tele,  el reflujo del aperitivo que se estaba tomando pugnó por escapar por cualquiera de sus orificios. Miró fijamente a su niña -porque es su niña, faltaría más- y le dijo aquello de ¿Qué tú quieres ir a donde? Tú no sabes lo peligrosa que es la noche y lo que le puede pasar a una muj… una niña como tú. ¿Estamos? Hay mucha droga suelta y mucho espabilado, que yo sé de qué está hecho el paño. Tú no vas a discotecas hasta que cumplas los 16. En mis tiempos…

La noche según Ana: Desde que era pequeña la noche le ha fascinado porque la  asocia a momentos mágicos, como el fin de año, las fiestas del pueblo, las escenas de amor en las películas, los sueños y las hadas flotando en el ambiente… Pero ahora que es mayor sabe que es el momento del día en el que los adultos abandonan las calles y ellos toman el poder. Todo lo interesante en su círculo social transcurre cuando se va el sol. Necesita explorar, probarse a sí misma en ese terreno nocturno, atrayente y peligroso a la vez, en el que fluyen las emociones y la diversión es la única premisa segura.

Sus padres no hacen más que cortarle las alas como si fuera a cometer un disparate. Ni que fuera tonta…

La noche según Carmen: La madre de Carmen esperaba de un momento a otro el tener que afrontar este problema. Anita ya es mayor y  ya toca ir soltando cuerda para que disponga de tiempo libre sin ellos. Es duro notar que cada vez su hija es más autónoma y que se está haciendo mayor. Como ella misma, que ya ha superado los cuarenta. El otro día se fijo en Ana cuando regresaba por la calle del colegio y descubrió que aquella persona, que caminaba por la calle ajena a su mirada, era ya toda una mujer y que ya disfrutaba de su pequeño mundo al margen de la familia.

Gran parte de los recuerdos más bellos que atesora Carmen sucedieron por la noche. Aunque comprende esa afición de los jóvenes por la nocturnidad, también le atemoriza la pérdida de horas de sueño, el  descenso del rendimiento escolar, las drogas y el alcohol, la visión del sexo de las nuevas generaciones o el poco control en los entornos de las discotecas. 

El acuerdo: Matías y Carmen van a llegar a un acuerdo con Ana. Van darle la oportunidad de demostrarles que es capaz de disfrutar de su ocio social con responsabilidad, pero dentro de un terreno acotado en el que pueda moverse con seguridad:

  • Sinceridad y comunicación: Debe fluir en los dos sentidos. Si los padres cometen el error de atosigarla con preguntas sobre el dónde, cómo y con quién, es posible que, como buena adolescente, se cierre en banda. Es mejor preguntar primero sobre lo bien que se lo ha pasado y lo que ha disfrutado, luego ya nos meteremos en cuestiones más “logísticas”.

  • Normas: Habrá que fijar un horario que no altere su descanso ni el de toda la familia, así como un compromiso de actitud responsable ante las eventualidades que le puedan surgir, porque en los momentos complicados será donde demuestre su madurez y autonomía para moverse en ese entorno social alejado de la familia.

  • Pandilla: Si no censuran su pandilla y logran que la información sobre sus amistades pueda circular con normalidad, les será más fácil evaluar el entorno en el que se mueve. En ese sentido tienen que ejercer un control en la sombra, que se note lo justo para que Ana sepa que sus padres están preparados para intervenir si lo necesita -eso tranquiliza en la exploración que ella va a emprender-. Para ello resultaría muy útil que todas las familias de los amigos se conozcan e intercambien información. No hay nada como celebrar una “fiesta del pijama” en casa para poder contactar con otros padres y conocer más de cerca a las personas del entorno de Ana.

  • Dar ejemplo: ¿No salen Carmen y Matías por la noche? Pues toca dar ejemplo. “¡Ringggg! ¡Hija, somos nosotros! Que nos hemos entretenido un poco al salir del cine y llegaremos un poco más tarde. Tienes la cena en la nevera“. “¿Sabes Ana? Nos ha gustado mucho la película. Fuimos con Pilar y Pepe al cine Goya y lo pasamos genial. Luego tomamos algo en el Mesón del Queso… Por cierto, es un sitio muy agradable…

  • Ajustar a la edad: No sé debe correr. Entre la salida con la familia al campo y la primera discoteca hay pasos intermedios que cubrir, como ir sola al colegio, visitar a los abuelos en autobús, quedarse a dormir en casa de una amiga, hacer unas compras con pandilla, etc. En cada una de esas mini-pruebas podrá demostrar su capacidad para salir airosa respondiendo a cualquier dificultad. Así Carmen y Matías conocerán más a Ana y sabrán que está preparada para afrontar nuevas situaciones por si misma.

  • Saber decir “no”: Habrá circunstancias inadmisibles en las que la propia seguridad de Ana estará en juego. En ese caso tendrán que ser firmes, aunque le expliquen sus motivos, por el deber que tienen como padres de velar por ella.

Y llega el día… Quizás Ana venga tan contenta de su primera discoteca que no repare en la cara de preocupación de sus padres. Matías y Carmen han pasado toda la tarde-noche en silencio, inmersos en sus quehaceres, pero con la mente puesta en Ana. “Ahora estará en el metro“, “Seguro que ya está dentro de la discoteca“, “Por la hora que es debe estar a punto de llamar“… Por fin se escucha un ruido de llaves y un portazo. ¡Buenas noches hija! Así me gusta, puntualita. ¿Te lo has pasado bien? ¡Mucho, mamá! Ya te contaré… ¡Hasta mañana!

Ana dormirá como un tronco, víctima del agotamiento físico y las emociones vividas. Será un sueño profundo y reparador, pero nada comparable con el de Carmen y Matías, que caerán como fardos en la cama, como si una apisonadora les hubiera pasado por encima. ¡Buenas noches, cariño! ¡Qué descanses! ¿Sabes una cosa? No, ¿qué? La semana que viene Ana acaba los exámenes y tiene una fiesta especial. Ya… Bueno, pero quedan todavía siete días. Eso sí… Pues a disfrutar de las noches que faltan. ¡Hasta mañana!

Antonio Javier Roldán

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Jordi Sierra i Fabra

Biografía: Oficial

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

En tiempos de Franco, dictadura, viviendo en un hogar ciertamente humilde, con pocos recursos, trabajando desde los 16 años… Yo creo que tarde. Tarde y mal. Más o menos con 14 años empecé a sentirme mejor, pero hasta casi los 17 fui un crío que cambió de golpe con el primer amor.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Gris. Blanca, negra y gris. Yo comprendía que sucedía algo, pero no sabía muy bien que. Mi padre hizo la guerra, la perdió, jamás me contó nada. Me pedía que no levantara la cabeza, que obedeciera siempre. Pero no sonsiguió traspasarme su miedo, siempre fui un rebelde, al menos mentalmente. Quería ser escritor, novelista, viajero, romántico, y no me lo pusieron fácil.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Primero leer y sólo leer. Después escribir y sólo escribir más seguir leyemdo. Bueno, también jugaba al fútbol.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

No existía.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Siempre tuve complejo de feo, y por ser tartamudo… Eso era bastante fuerte. Superé la tartamudez ya con 18 años, cuando dejó de importarme y aprendí a reírme de mi mismo. Luego llegué a ser locutor de radio con mi propio programa de rock.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

De lo más normal y vulgar, no tenía dinero para ir a tiendas pijas. Tampoco había culto a la imagen. Vestíamos y ya está. Iba a trabajar (lo hice hasta mi emancipación a los 22 años para dirigir revistas de música) con traje y corbata.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

¿Qué? ¿Es una broma? La chica que me inició en el sexo fue mi vecina, tres años mayor que yo. Ella me contó hasta de donde salían los niños.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Viví en un erial hasta que con 16 años aparecieron los Beatles. “Twist and shout” me cambió la vida. Ahí empezó mi pasión rockera, que aún sigue. Tengo 30.000 discos y claro que sigo escuchando de todo, pasado y presente. El rock es la banda sonora de mi vida.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

¿Alguna vez? Nadie me comprendió nunca. Mi padre me prohibió escribir (“Te morirás de hambre, eso no da para comer, estudia, estudia”), en la escuela me ponían ceros en lengua por tener fantasía y ser diferente. Y los mayores me pegaban por ser “un tartaja”. Fue “maravilloso”.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Sí. Dejé de creer, de ir a misa, de todo. Basé mi vida en la confianza en mi mismo como principio y final.

¡Muchas gracias, Jordi!

Materiales recomendados

 

Web: Puleva Salud

En esta web avalada por asociaciones médicas y diversos premios en la que podemos encontrar muchos temas de salud desarrollados por edades. En concreto, en el campo de la adolescencia tenemos nutrición, problemas del acné, acoso escolar, los cambios, psicología, drogas y alcohol, violencia, primeras salidas o rebeldía.

También cuenta con una serie de vídeos sobre el cuerpo humano y tablas de ejercicios físicos para distintas situaciones.


COMENTARIOS: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.

viernes, abril 17th, 2009

 

La agresividad

 

Cuenta una leyenda que en un hermoso país un día nació un príncipe, tan esperado por el pueblo que la noticia corrió por los caminos, surcando las montañas y navegando entre las atalayas de la costa. Sus padres en palacio no dejaban de recibir las felicitaciones de dignatarios de todo el mundo y en cada jornada llegaban decenas de regalos para el futuro monarca. El niño fue objeto de todos los cuidados inimaginables, fue atendido por los mejores médicos y educado por los profesores más eminentes Toda aquella enorme atención se producía de forma inmediata sin inculcarle el valor de la paciencia, confundiendo el amor con el consentimiento, para que no fuera a convertirse en un rey traumatizado por la palabra “no”.

Si el pequeño quería un caballo nuevo, este sería seleccionado por toda la comarca; si la comida no era de su agrado, se tiraba a los cerdos y se le hacía un plato especial; cuando se aburría de sus juguetes se avisaba al carpintero para que le fabricara uno nuevo. A veces sus deseos no eran cumplidos de inmediato y el príncipe montaba en cólera, alterando el ánimo de su familia y la paz del castillo, por lo que sus gritos y pataletas lograban acelerar el cumplimiento de su voluntad. Los reyes cedían ante la presión de su enfado, una manera cómoda y efectiva de acabar con su ira. Así el príncipe descubrió que en la ausencia de normas y comunicación, la violencia era una buena forma de lograr sus propósitos, por lo que siguió haciendo uso de ella en su juventud.

Sin embargo, su pueblo, el mismo que le encumbró con sus adulaciones, empezó a dejar de amarle, produciendo una frustración personal en el príncipe, que derivó en inseguridad. Así que hizo del amedrentamiento su regla de gobierno para tenerlo todo controlado y hacerse respetar por la fuerza.

Una mañana el primer ministro llegó asustado a palacio. Un emperador tirano se estaba acercando a la frontera para conquistar el país. Los reyes, ya ancianos, delegaron en su hijo la defensa de sus tierras y súbditos, pensando que esa violencia que emanaba desde su infancia al menos supusiera un factor a favor en la guerra. El príncipe miró con desdén a sus padres y les dijo que eran un par de inútiles, que menos mal que estaba él para sacar la espada y guiar a sus ejércitos hacia la victoria. Y así lo hizo…

En el campo de batalla las tropas esperaban enfrentadas una señal de sus líderes para comenzar la contienda. Entonces el emperador mandó un emisario a parlamentar con el príncipe ofreciéndole unirse a él, entregar el país sin necesidad de derramar sangre y acompañarle en la conquista de nuevos territorios. La infancia del emperador había sido muy distinta a la del príncipe, porque él había sufrido unos padres violentos y autoritarios, que trataron de educarle desde el castigo físico y los gritos, aprendiendo así que el triunfo y el poder nacían de la imposición por la fuerza de una idea o un deseo.

El príncipe nunca había tenido normas en su vida, una jerarquía o una persona a la que respetar, por lo que quedó seducido por la autoridad del Emperador aunque su propuesta fuera del todo ilegal y consistiera en someter a pueblos enteros desde la amenaza y la coacción. Así que aceptó su ofrecimiento, porque ambos descubrieron que la violencia les uniría en su afán de conquista.

A veces no nos damos cuenta de que las conductas violentas no surgen en la adolescencia porque sí, sino que se van conformando como estratos desde la permisividad, el consentimiento o -desde el extremo opuesto- la excesiva disciplina o la intolerancia.

Como siempre, es tan difícil lograr el equilibrio, saber acertar…

Si hemos sido permisivos hará falta recuperar el respeto desde la coherencia y la firmeza en consensuar o fijar normas -dependiendo de la edad-; pero si hemos sido unos dictadores, quizás debamos sacar del desván la comunicación y la afectividad. Sea como sea, mejor hoy que mañana.

Antonio Javier Roldán

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

La Pavoteca examina a…

 

Mayte Martínez

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Creo recordar que fue con mi primer ligue, a eso de los 14 años.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como algo novedoso, pero que implicaba más responsabilidad. Te empiezas a percatar de que todo no es tan bonito como lo que hay a tu alrededor y que suceden cosas malas contra las que no puedes luchar.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Al vivir en un pueblo pequeño y tranquilo, pasaba mucho tiempo en la calle jugando con mis amigas, haciendo travesuras, excursiones a lugares prohibidos por nuestros padres, leyendo. Poco a poco empecé a utilizar mi tiempo libre en ir a entrenar, y progresivamente dejó de ser tiempo libre…

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Normal, pero prefería estar con gente de mi edad.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Bastante. De pequeña tenía complejo porque era muy delgada. Afortunadamente eso después se volvió a mi favor y me permitió ser atleta, mi pasión. Nos guste o no, vivimos en una sociedad que prima muchas veces la belleza por encima de otros valores mucho más importantes.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Casi siempre he vestido de sport, pero prestaba mucha atención a que tanto la ropa como los colores conjuntasen.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

No. Sabías por lo que oías en la tele y hablabas con las amigas.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Me gustaba mucho Heroes del Silencio, Madona, U2. He evolucionado poco musicalmente hablando

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

De vez en cuando.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Afortunadamente mis padres me transmitieron una educación en valores, y les estoy muy agradecida. El único cambio que creo que he tenido han sido mis creencias religiosas, no me considero atea, pero casi.

¡Muchas gracias, Mayte!


Materiales recomendados

 

Libro: Carta a una hija adolescente

El subtítulo de este libro es “Para ayudar a afrontar los 60 temas más importantes de la vida” porque, aunque está escrito en forma de carta de una madre a su hija, realmente es un libro de texto sobre la materia “Aprender a vivir” para orientar a las familias y a sus hijas en la adolescencia y el tránsito a la edad adulta. En esta carta se habla del amor y de las dificultades que les espera a la adolescente en el camino de la vida, desde el respeto y la mirada inteligente de las emociones.

La mejor reseña para conocer un poco más este libro es comprobar la riqueza del ínidice de temas que trata:

Índice

  1. Comunicación.
  2. Pasión.
  3. ¿Qué hay que hacer para tener exito?
  4. Verdad y honestidad.
  5. Tu actitud te convetirá en una triunfadora.
  6. Cuando quieres gustar.
  7. Hablemos.
  8. Modales.
  9. Ser una adolescente.
  10. Dios y el mapa que nos fue dado.
  11. ¿Por qué los valores aportan felicidad?
  12. Consejos útiles sobre la vida.
  13. No tienes que ser perfecta.
  14. Relájate, todo resultará más fácil.
  15. Muchas facetas de tu personalidad.
  16. Relaciones.
  17. Amigos.
  18. Diferentes tipos de amor.
  19. Familia.
  20. Padres.
  21. Entender a las madres.
  22. Abuelos.
  23. Enamorarse, y el amor en sí mismo.
  24. Cuando él no sabe que existes.
  25. Cuando tú no le amas.
  26. Cuando él no te ama.
  27. Sexualidad.
  28. Sexo y relaciones sexuales.
  29. Hacer el amor por primera vez.
  30. Matrimonio.
  31. ¿La lectura puede ser un pasatiempo guay?
  32. Tu cuerpo.
  33. Ejercicio, la clave para el bienestar.
  34. Tu mente afecta a tu salud.
  35. Trabajar más eficientemente, no más duro.
  36. Ser una líder.
  37. Temas económicos.
  38. ¿Cocinar o no cocinar?
  39. Viajar.
  40. Animales.
  41. Deja que la belleza de la naturaleza te llene de energía.
  42. Música.
  43. Reflexionar acerca de una profesión.
  44. Realizar una entrevista.
  45. Tu felicidad: ¿cómo lo llevas?
  46. Cuando no consigues lo que quieres.
  47. Cuando las cosas se ponen difíciles en la escuela.
  48. Cuando estás enfadada.
  49. Sobrellevar el cambio.
  50. Tomar una decisión difícil.
  51. Cuando has cometido un error.
  52. Tentación.
  53. El tabaco, la bebida y las drogas.
  54. Cuando necesitas ayuda.
  55. Sentirse sola o estar sola.
  56. Romper.
  57. Divorcio.
  58. Cuando alguien cercano muere.
  59. Cuando hay un desorden de la alimentación o del ejercicio.
  60. Si te golpea la tragedia.
  61. Donde se esconde el peligro.


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viernes, abril 10th, 2009

 

¿Qué va a ser?

 

“¿Qué va a ser?”. Esta es la pregunta que un camarero nos suele hacer cuando nos sentamos a la mesa de un restaurante. Habitualmente salimos a comer fuera de casa en acontecimientos o momentos especiales, por lo que  no nos duele darnos algunos caprichos de acuerdo con nuestra gula. Actualmente, muchos de nuestros adolescentes afrontan su nutrición diaria con la misma mentalidad, pero en locales de comida rápida, provocando carencias y excesos que traerán consecuencias posteriormente. “Un super menú fatchicken XXL longsize con extra de tubérculos y bebida hipercalórica de tamaño barrilito. ¿Van a querer una crema de helado con toping de caramelos? Toma, una figurita de Hommer Simpson de regalo”.

Durante estos meses hemos leído que la adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes transformaciones físicas, aunque también emocionales o sociales. Los cambios en los caracteres sexuales, la talla o el peso, precisan de una mayor atención en estas edades. El desarrollo adecuado del cuerpo influye sobre el resto de cambios, por lo que es conveniente cuidar la nutrición eligiendo los alimentos que conforman una dieta equilibrada. 

Si tenemos en cuenta que durante la primera juventud el cuerpo alcanza  un gran porcentaje de la talla y el peso que tendrá de adulto, podemos imaginar la enorme demanda de materia prima por parte del organismo, especialmente de hidratos de carbono, proteínas y grasas, que deben ir acompañados por calcio (leche y sus derivados), hierro (legumbres y carnes), zinc (pescado, huevos y carne) y vitaminas (frutas y verduras).

Parece claro que estas necesidades son comunes también para los adultos, por lo que la dificultad está en diseñar un menú diario que distribuya los alimentos a lo largo del día para los más jóvenes.

Desayuno:  Debe ser la comida más importante del día, por mucho que los adolescentes se empeñen despreciarla. No olvidemos que gran parte del crecimiento se produce por la noche y que hace falta mucha energía para afrontar la jornada escolar. Un desayuno completo podría contener fruta, cereales y leche.

Recreo: La comida de media mañana en ningún caso debe sustituir al desayuno. Es su complemento, un aporte de refuerzo para recuperar las energías perdidas en las primeras horas del día con fruta, pan y queso o derivados. Conviene evitar los tentadores bollos de chocolate repletos de grasa animal y que están provocando casos de colesterol en edades tempranas.

Almuerzo: Un primer plato a escoger entre verdura, legumbres o pasta; un segundo de carne o pescado; pan y fruta.

Merienda: Ahora necesitamos azúcar para estimular el cerebro, que es el momento del estudio. Seamos más permisivos para dar paso al chocolate y los dulces, bien acompañados por el pan y la fruta.

Cena: La cena está ligada al almuerzo. Si se tomó carne por la mañana ahora toca el pescado, y viceversa. Con la pasta y la verdura pasa lo mismo, que dependerá de cual se sirvió en el almuerzo para escoger la otra.

 

Según una encuesta de semFYC el 73,3% de los jóvenes entre 14 y 20 años consumen “comida basura” casi a diario. Si a este hábito le unimos las dificultades de las familias para encontrar tiempo para preparar un menú saludable y equilibrado, encontraríamos algunas de las causas que están provocando la epidemia de obesidad y diabetes que se está observando en los adolescentes. Además, nunca los más jóvenes han tenido tanto poder adquisitivo para comprar alimentos industriales, ricos en grasas saturadas y azúcares, por lo que su propia nutrición se está incorporando peligrosamente a esa cultura del consumismo que tanto les deslumbra.

Antonio Javier Roldán

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Sergio Scariolo

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Tarde, sobre los 18 años, con el bachillerato.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Como todos los deportistas vivía un poco en una burbuja, y ademas estudiando – seriamente…- no tenía tanto tiempo para mirar a mi alrededor; ha pasado tanto tiempo, creo que el primer auténtico contacto con la sociedad “normal” lo tuve con la universidad.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Pues…entre baloncesto y liceo clasico, de tiempo libre casi nada… mis amigos, que todavía lo son, ya por entonces estaban muy presentes en mi vida…

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Era una época muy de obedecer y callar, además mi familia era una familia tradicionalista y bastante severa, y mi colegio era de jesuitas, bastante estrictos; pero no me ha venido nada mal, ¡lo aseguro!

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

No, pero mis padres sí me educaron a prestar atención a la higiene, la ropa etc.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Deportista total durante la semana, ¡más arregladito los domingos!

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Sí, mi padre se encargó de ello.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Normalmente cantautores italianos, y grupos de rock americanos e ingleses. Los sigo escuchando, pero sin gran interés.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

¡Todo el mundo siente eso al menos una vez en su vida! Yo no me acuerdo de cuantas fueron, pero seguro que bastante más de una…

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

En los valores y principios muy poco, evidentemente su traducción en la práctica es diferente con 18 años que con 47; siento necesidad de espiritualidad, pero también que necesitaría más tiempo del que tengo para profundizar, y guardo el deseo para más adelante…

¡Muchas gracias, Sergio!

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DVD: “La clase”

Aunque todavía no ha sido estrenada en dvd aún es posible ver esta película en las salas de cine.

Es la historia de un curso escolar en un centro público de Francia, donde las distintas realidades culturales y étnicas conforman un mosaico de mundos exteriores al instituto que convergen entre las cuatro paredes del aula. Entre los pupitres flota la indisciplina, el inconformismo, el desarraigo, la xenofobia, los problemas familiares o la fascinación por las nuevas tecnologías. Los profesores aparecen como moderadores de un universo en el que el respeto brilla por su ausencia y en el que enseñar el diálogo y la tolerancia pueden ser los objetivos mínimos a lograr en los largos nueve meses del curso.

Sin embargo, la indisciplina en el aula obliga a que el castigo o la sanción no discurran de forma progresiva y proporcional, causando que estos caigan sobre el alumno como una losa cuando la gota colma el vaso. Esta realidad obliga al profesor a rebajar sus aspiraciones y bajar los brazos ante la falta de interés de sus alumnos. Así la sala de profesores se convierte en un osasis donde compartir las frustraciones y el desánimo, pero también un lugar de encuentro para fortalecer los lazos.

Se ha criticado la aspereza y falta de esperanza en el planteamiento de la película. Quizás sea porque el director se ha limitado a mostrar una realidad en formato de docudrama -esto no es Hollywood, amigos- y a invitar al espectador a que se posicione y se implique en un problema que traspasa el aula para rozar esos mundos de los que hablaba antes.


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viernes, abril 3rd, 2009

 

La otra inteligencia

 

Como ya he comentado en alguna ocasión, soy profesor porque sobreviví a la carrera de matemáticas. Creo que en estos 15 años he logrado liberar mis neuronas -hay que cuidarlas, que cada vez van quedando menos- de gran parte de los contenidos que embutí en mi mente para aprobar los exámenes. Realmente son pocas las enseñanzas que recibí en la facultad útiles para enfrentarme cada día a “mis pavitos”. Una de esas perlas que descubrí entre tanta ostra -a veces me aburría como una ídem- fue saber que una máquina nunca podría igualar al ser humano en su totalidad, logrando tan sólo  imitarle en aspectos concretos, incluso a mayor velocidad que él, pero nunca en su globalidad. Es más, las decisiones que tome una máquina, por muy perfecta que sea, siempre estará cimentada en los datos de que dispone y del programa que el propio hombre ha diseñado. Nosotros, la imagen en la que se mira la máquina, también usamos nuestra memoria para actuar, unida a la esencia que nos configura que sería el equivalente al programa. Sin embargo, hay un aspecto que nos hace únicos junto a la memoria y la esencia, que son las emociones con las que completamos nuestra personalidad. La suma de esa memoria, esencia y emociones podría completar esa alma que aparentemente se funde con el cuerpo para formar la persona.

Teorías filosóficas o religiosas aparte, y obviando prestaciones en situaciones concretas, lo que sí parece claro es nuestra superioridad sobre la máquina. Por eso resulta absurdo analizar el aprendizaje, la evolución o el desarrollo de un adolescente centrándose sólo en las estadísticas de sus notas, o los resultados de un test psicológico, actuando con la misma frialdad que un antivirus buscando cualquier tipo de fauna en nuestro disco duro. De igual manera resultaría inadecuado educar a una persona como quien programa a una máquina. Por supuesto que un alumno debe cursar las asignaturas de lengua, matemáticas, inglés o educación física, pero también podría matricularse en las materias que van a conformar ese catálogo de emociones que serán las que determinen gran parte de la felicidad que le acompañará en su vida. Entre los cerca de 2000 alumnos que habrán pasado por mis clases en estos años, he visto personas, que arrastraban un fracaso escolar, preparadas y dispuestas a hacer de su vida algo único, sacando petróleo de sus limitaciones y mimando sus emociones para hacer de ellas la brújula con la que alcanzar su libertad. Pero también he conocido a otras que hicieron de su excelencia el único argumento de su autoestima, y que al encontrártelos al cabo de los años e interesarte por ellos, te recitaban su curriculum de memoria sin que la palabra amor, ideales, felicidad, tolerancia o solidaridad salieran de su boca.

Ya sé que mis alumnos están muy cargados de asignaturas evaluables, pero yo reservaría sitio para algunas materias de las que no hay que examinarse y que no requieren libro de texto. Todas ellas juntas englobarían la otra inteligencia, la emocional la que nos distingue de las máquinas y pone a la tecnología en su sitio cada vez que se nos cae la baba ante los prodigios  electrónicos que creamos:

  • Ciencias empáticas: Interesante temario en el que se nos anima a ponernos las gafas del otro para ver el mundo de forma poliédrica. Fomentaría la tolerancia y la curiosidad por evolucionar y progresar.

  • Diseño de proyectos: A partir de un problema planteado podemos diseñar un boceto como solución, indicando sus pros y contras, acotándolo a nuestras posibilidades y analizando su viabilidad. Con las herramientas y materiales de las que disponemos afrontaríamos su construcción. Sobre la marcha descubriremos que rara vez se cumplen nuestras expectativas, por lo que debe ser un proyecto flexible que se ajuste a las circunstancias vitales del momento.

  • Educación relacional: No somos seres aislados. Vivimos interactuando, amando, sintiendo, comprendiendo o compartiendo. Hasta nuestras hermanas pequeñas -las máquinas- han progresado y crecido cuando se han conectado unas con otras formando Internet. ¿Qué maravillas podría hacer el ser humano si supiera luchar por un objetivo común preservando la justicia social, el reparto de riquezas y el crecimiento sostenible?

  • Autoconocimiento: Es la aventura más apasionante del currículo. Aunque dura toda la vida alcanza su momento álgido durante la adolescencia. Son muchos los jóvenes que, cegados por la cultura de lo inmediato, el consumismo o las modas, pretenden madurar sin atreverse a mirar dentro de su propio corazón. Hay que marcarles unos límites claros, darle una brújula y animarles a explorar lo que esconden bajo la falsa careta del conformismo y la autocomplaciencia.

Aunque la inteligencia emocional no aparece en los planes de estudio, desde hace años tengo la sensación de ganar audiencia en mis clases cuando mis palabras exploran el mundo de las emociones. Ellos no se atreven a reconocerlo, pero necesitan nuestra educación emocional para navegar en este mundo de placer, inmediatez, derroche y velocidad que les hemos preparado a conciencia, capa a capa, desde esta sociedad de consumo que todo lo está impregnando.

Si además logran aprender el teorema de Pitágoras, mejor todavía, que lo cortés no quita lo valiente.

 

Antonio Javier Roldán

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Silvia Intxaurrondo

Biografía: Academia de la televisión

Web: Noticias Cuatro

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

No podría ponerle una fecha. Sólo recuerdo que todo empezó a cambiar en torno a los catorce años, más o menos.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Muy complicada. De repente, empecé a darme cuenta de las historias de la gente que me rodeaba; hasta entonces, habían sido un elemento más del paisaje, un telón de fondo. Entonces descubrí -fijándome en las historias de los demás- los problemas a los que podría enfrentarme.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

Quedaba con los amigos y nos reuníamos en la calle; los fines de semana íbamos al cine, de vez en cuando nos asomábamos por las discotecas o los bares a los que nos dejaban entrar después de mirarnos con lupa el carnet… En general, le dábamos muchas vueltas a las mismas cosas.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Siempre fue fluida; pero -a la vez- siempre tuve la sensación de que vivíamos en dos mundos diferentes separados por un gigantesco abismo.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Más que mi aspecto físico me importaba mi forma de vestir. Tenía la sensación de que mi ropa transmitía por completo mi identidad. Viendo las fotos con más de una década de distancia, sólo veo a una chica grunge de pantalones anchos con pelo largo.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Campana, botas altas con poco tacón…

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Sí, recibí en los centros escolares constantes charlas sobre los peligros de las drogas. Las charlas sobre educación sexual fueron más reducidas y muy escuetas, desgraciadamente.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Escuchaba pop y rock: Guns & roses, Bon Jovi, … Huía de todo lo que fuese lento y sonase a rollo romántico; prefería las historias que sonaban más duras, me parecían más auténticas. Ya no escucho ese tipo de música, pero siempre que suena de fondo una de esas canciones no puedo evitar tararearla y sonreír.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Rotundamente, sí. Durante una época, no dejé de sentirlo. Después me di cuenta de que -precisamente porque me comprendían- los que me rodeaban sólo estaban esperando a que se me pasara esa enfermedad llamada adolescencia. Y, sí, luego siempre se cura.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

No hubo cambio en los valores que me habían enseñado mi familia; pero aprendí a ser más receptiva a los sentimientos de los demás. Y me di cuenta de que respetar los valores de los demás y no juzgarlos es esencial.

¡Muchas gracias, Silvia!

Materiales recomendados

 

Web: Educasalud

Aprovechando que la semana que viene es el día mundial de la salud voy a comentar la existencia de este portal ligado a su hermano mayor Educared que ya recomendé en su momento. En él encontramos multitud de temas relacionados con la educación para la salud en la escuela y en la familia.

Dentro del portal existen muchas secciones interesantes, como alimentación, comportamiento, sexualidad y afectividad, salud del alumno, deportes y juegos, hábitos saludables, etc.

El portal dispone de un completo glosario de términos sobre salud, un apartado de temas desarrollados con mas amplitud y un servidor de noticias relacionadas.


COMENTARIOS: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.

viernes, marzo 27th, 2009

 

Prefiero estar sola

 

Sofía llegó nueva al instituto hace unos meses. Debido a su timidez, recuerda aquel día como uno de los peores de su vida…

Desde pequeña ha sido etiquetada por su familia y amigas como “tímida”, por lo que lleva mucho tiempo cargando con el estereotipo. En primaria su profesora la elogiaba  en público por lo calladita que era y lo bien que se portaba, sin imaginarse que ese buen comportamiento, que reforzaba con sus halagos, enmascaraba un problema de relación con los demás alumnos. Cuando llegaba una visita a casa se escondía en su habitación mientras que su madre decía aquello de “si es que es muy tímida, la pobrecita“. Sin embargo en el hogar mostraba su fuerte carácter con frecuencia.

En el patio las compañeras le pusieron el nombre de la sombra, porque nunca hablaba y siempre iba acompañada de su única mejor amiga, una chica muy desenvuelta que procuraba proteger y ayudar a Sofía en sus relaciones con las demás, asumiendo a veces papeles que no le correspondían, como preguntar las dudas de Sofía en clase  o arreglar conflictos con otras chicas. Lo más curioso es que Sofía perdía gran parte de su timidez ante los desconocidos, pareciendo incluso descarada en sus formas.

Con la llegada de la adolescencia, etapa durante la cual muchas inseguridades se agudizan empezó a sentirse peor. Palpitaciones, sudores, nauseas… Ella deseaba abrirse socialmente, tener más amigas, ser popular, poder gustarle a Alfredo, pero cada vez que lo intentaba se bloqueaba, hablando a trompicones, gesticulando en exceso, observando sin actuar o colocándose en un segundo plano. Generalmente procuraba evitar situaciones sociales en las que pudiera sentirse evaluada por los demás.

El primer día en el nuevo centro se puso mala al levantarse. Se veía incapaz de enfrentarse a un entorno hostil en el que no conocía a nadie. Es cierto que más de la mitad de sus nuevos compañeros estaban como ella, asustados y expectantes, pero según pasaban los días, y las pandillas se iban formando, ella continuaba aislada, deseando que sonora el timbre para escapar al entorno seguro de su habitación, un lugar donde no sería juzgada y en el que era aceptada sin condiciones por sus padres.

A menudo una timidez en la infancia puede derivar en una fobia social en la adolescencia y edad adulta. Por eso es tan importante poder trabajar este problema desde la familia y el colegio, o acudiendo a un especialista.

Sofía debería hacer el esfuerzo de preguntar las dudas de clase a sus profesores -aunque las primeras veces se ponga como un tomate-, expresar a sus amigas sus gustos y preferencias –¿Vemos esta película? Esa serie es un rollo. Mi color favorito es el verde-, afrontar la vida con sentido del humor de forma que las bromas y la simpatía fluyan en ambos sentidos -los tímidos a veces son el blanco de burlas a las que hay que aprender a responder con ingenio sin que parezca que nos afectan-, mirarse al espejo exterior e interior -para descubrir las grandes virtudes que tiene y asumir los defectos- y, sobre todo, no preocuparse por lo que piensen los demás. Nadie es perfecto, pero juntos, somos como los engranajes de una máquina social que funciona al ritmo de la amistad, afectividad o un interés común, por lo que todos, con nuestros puntos fuertes y debilidades, somos complementarios y necesarios para que todo siga adelante.

Los adultos podemos mostrarle nuestra confianza en ella y sus posibilidades, para ir alcanzando pequeñas metas que fomenten su buena imagen de sí misma, pero, si no lo logra, explicarle las enseñanzas que obtendrá del fracaso para estimularla para que haga un segundo intento. Como he dicho en otros artículos, nuestro ejemplo es vital. Si nos movemos en la vida de forma alegre, sin ocultar nuestros sentimientos o errores, reconociendo la necesidad de relacionarnos para aspirar a cualquier meta en la vida, estaremos plantando una semilla en la personalidad de Sofía. Por otro lado, no es bueno que le recordemos cada dos por tres que es tímida, de manera directa o indirecta, ni que la coloquemos en “situaciones de choque” similar a la de lanzar un niño a la piscina para que aprenda a nadar a base de patalear para no ahogarse. No. La inmersión en el agua debe ser progresiva y podemos usar a alguna amiga o familiar que sirva de flotador en las incursiones en situaciones sociales que la estresan. Para ello será muy importante dialogar con ella para conocer sus miedos y a las personas en las que podemos confiar para ayudarla a dar las primeras brazadas en la zona que cubre.

Y llegará un día en la que ella se quiera más a sí misma y que los demás lo perciban. Entonces, a lo mejor, Alfredo se fija en ella y le dice esas palabras que justifican toda una vida y que equilibrarán la autoestima con la confianza y la esperanza con la realidad.

 

Antonio Javier Roldán

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

La Pavoteca examina a…

 

Elvira Lindo

Biografía: Wikipedia

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Yo creo que a los 12 años, más o menos, cuando me vino la menstruación.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

No pensé mucho en la sociedad, creo, hasta los quince años o así. La percibía injusta, desigual, pero estaba muy influída por mis hermanos mayores y el ambiente muy politizado que me rodeaba. En cuestiones personales, me sentía muy atrapada, no encajaba en la idea de adolescente que le hubiera gustado a mi madre, era mucho más rebelde.

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

A mí me encantaba estar en la calle. Gastarme el poco dinero que tenía en comprarme un perrito caliente o una tostada en una cafetería de mi barrio, ir a alguna fiesta. Me gustaba estar con mis amigos. Cuando estaba sola, leía.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Con algunos era bastante fluída, sobre todo, si confíaban en mí y me concedían cierta importancia; si el adulto era brusco o autoritario, me asustaba y me sentía muy insegura.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Sí, me importaba mucho mi aspecto físico y estaba llena de complejos.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Vaqueros, camisas anchas, zapatillas. Como todas las niñas. No quería sobresalir.

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

No, no recibí ningún tipo de información, al contrario, cualquier conversación que afectara a eso, en mi casa, era reprimida. Aprendí por mi cuenta. Del sexo, como cualquiera de mis amigas; en cuanto a las drogas, cuando yo tenía quince años estaban por todas partes en mi barrio.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Me gustaban mucho los cantautores y también el rock and roll. Algunas cosas me siguen gustando, sí, en cambio, otras, no me explico cómo me pudieron gustar.

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Sí, sentí muchas veces que en casa no me entendían y que tampoco mis amigas podían entender ciertas fantasías mías, sobre todo, las relacionadas con la literatura.

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Dejé de ir a misa, aunque yo no había tenido una educación religiosa (iba a misa de niña porque quería), empecé a pensar en la igualdad social, en política, en afiliarme a un partido. Lo hice a los quince años.

¡Muchas gracias, Elvira!

Materiales recomendados

 

Libro: ¿Mi hijo es tímido?

Este libro nos acerca a un mundo que, por su propia naturaleza, a veces se nos presenta esquivo e inaccesible. A través de sus páginas comprenderemos el origen de la timidez desde el nacimiento hasta la adolescencia y como esta puede desembocar en una fobia social si no se trabaja a tiempo.

Como ya hemos visto en este capítulo a veces la timidez obedece a un estado de adaptación a una nueva situación, pero que se convierte en un problema cuando se alarga en el tiempo. Por eso en el libro explican algunas soluciones a la timidez, especialmente en la primera fase de la vida que coincide con la infancia y la adolescencia. En el libro encontramos ideas, pautas, estrategias de prevención para orientar a los padres y profesores para que puedan ayudar a los más jóvenes a superar ese sentimiento de baja autoestima y sensación constante de ser evaluados socialmente. Para ello nos ofrecen multitud de ejemplos prácticos, actividades lúdicas, pasatiempos y ejercicios de autocomprobación.

Índice

  1. ¿Qué significa ser un niño tímido?
  2. ¿Qué le pasa al niño y al joven tímido?
  3. ¿Por qué se es tímido?
  4. ¿Qué consecuencias y pronóstico tiene ser un niño tímido?
  5. ¿Qué se puede hacer?, ¿cómo puede ayudar a su hijo tímido?


COMENTARIOS: Cuando pongas un comentario el Blog te pide que sumes dos números para que este sea aceptado y evitar el spam. Por ejemplo: Si pone “Por favor añada 10 y 5” entonces hay que escribir 15. Si haces mal la suma te suspende en matemáticas.

viernes, marzo 20th, 2009

 

Educando en la afectividad

 

Adoro a mis pavitos. Sí, ni estoy loco ni sufro el llamado Síndrome de Estocolmo. Lo afirmo libremente, sin recibir ningún tipo de coacción ni amenaza. Sé que tengo la suerte de decirles adiós todos los días cuando suena el timbre a las 17:15 horas, y perderme sus contradicciones y contraindicaciones fuera del colegio -juego con ventaja-, pero las horas que comparto con ellos para mí son una gozada. Así que cuando les hablo de ecuaciones de segundo grado, parábolas, polinomios  y demás monstruosidades, procuro que se sientan motivados usando el cariño, el humor, el reforzamiento y la cercanía. Desde que introduje esa afectividad en mis clases he logrado reducir el fracaso escolar a la mitad y, lo que es más importante, enriquecerme como persona gracias a todo lo que ellos me aportan.

La afectividad debe fluir en ambos sentidos. Te respeto porque te quiero; todo lo tuyo me importa; tus problemas son mis problemas; etc. Así que si suspendes matemáticas es una cuestión que nos concierne a los dos, y juntos debemos afrontarlo y trabajar en equipo. Si entre mis alumnos y yo logramos un clima de felicidad,  confianza, respeto, constancia, esfuerzo, cariño, cercanía, les estaré enseñando algo mucho más valioso que el Teorema de Pitágoras, porque les estaré educando en las emociones. Seguro que alguien me dice que los adolescentes sólo sienten con la videoconsola o el Messenger, y que a veces parecen tan egoístas que no ven más allá de su nariz. Pues disiento, no estoy de acuerdo. Son auténticas máquinas de sentir, que ríen y lloran, sumergidas en una vorágine de sensaciones capaces de transformar su personalidad en poco tiempo, actuando como esponjas cuando se trata de interpretar los latidos de su corazón. Pero, ¿son capaces de poner nombre a esas emociones? Los adultos que tenemos que actuar como referentes en el mundo de los adolescentes tenemos que abrir una ventana que permita contemplar nuestras propias emociones –sí, queridos alumnos, yo estoy enamorado…- para que ellos sepan reconocerlas y hacerlas suyas. Las palabras que no se sustentan en la coherencia se las lleva el viento de la falta de credibilidad.

¿Cuántas veces hemos escuchado a un adolescente decir eso de “estoy hecho un lío y ni yo mismo me entiendo”? En ese momento podemos entablar con él un diálogo para ayudarle a precisar lo que siente entregándole como herramienta el vocabulario de las emociones que quizás no enseñamos en clase de mates. No basta un “estoy por ti” si lo que realmente quiere expresar es que quiere a alguien, o puede evitar eso de “no me gustas” si lo que enmascaran esas palabras es que “ni siquiera sé si me gusto a mí misma como para pensar en ti“. Por eso no debemos sentir pudor a la hora de mostrar nuestras emociones en público ante los jóvenes, porque necesitan esa referencia tanto, o más, que la académica.

Partiendo de esa premisa es inútil hablar de la prevención del consumo de drogas -ellos saben de sobra que son nocivas, no paramos de decírselo- sin analizar el motivo que lleva a su uso, como esas carencias sociales, falta de autoestima, presión del grupo o hastío ante un ocio inexistente. De igual manera no se puede afrontar una educación afectivo-sexual como si fuera un manual de fontanería o un croquis de Ikea, porque de manuales de instrucciones e ilustraciones deslumbrantes está Internet lleno, pero de respeto, equilibrio entre generosidad y búsqueda del placer, comunicación, construcción de un mundo de pareja íntimo, autoconocimiento en el espejo del otro, etc,  poco enseña el ágora del siglo XXI.

Así que la gran noticia en el desarrollo afectivo de un adolescente no es tanto su madurez física, sino la emocional, esa maravillosa urdimbre que anuda los sentimientos con la sexualidad y que los adultos debemos mostrarles para que en el día de mañana sepan disfrutar plenamente del amor.

Una vez, tratando estos temas en clase, un alumno me confesaba que sus padres le habían dejado un libro de la biblioteca del barrio sobre sexualidad. Lo estuvo hojeando durante toda la tarde y a la noche se lo devolvió  a sus paders algo decepcionado, diciéndoles que aquel tocho se parecía al manual de instrucciones de su discman -reproductor de discos-, porque explicaba como se manejaba el aparato, pero no enseñaba a sentir y gozar de la música que reproducía.

Es curioso… A veces son ellos los que nos enseñan emociones a nosotros. Por eso cada vez que entro en un aula lo primero que hago es abrir las orejas antes que la boca. Vale la pena.

Recomendación: Aunque ya lo dije en el capítulo 28 de este blog, para aquellos educadores o padres interesados en educación afectiva-sexual recomiendo el libro coordinado por Eva Bach “Lo más cerca posible. Bases para una educación afectiva y sexual sana”.


Antonio Javier Roldán

Colaboraciones

La urdimbre afectiva

Hay que situarse en el contexto de mi historia. Unos cuarenta y dos adolescentes furibundos de 15 años en el año 1984 metidos en un aula de dibujo, esperando que una psicóloga desconocida nos iluminara por los ignotos caminos de la sexualidad. La ponente en cuestión estaba imponente. La mitad éramos varones, y el resto compañeras de clase y de sueños, cuya madurez física y mental nos sacaba más de un curso de ventaja a nosotros, pobres portadores de hormonas desbocadas.

Pues en este ambiente, en el que más de una profesional se achantaría, lo primero que nos pidió a toda la concurrencia fue un concurso de sinónimos de la palabra “pene”, así en frío, con un par de ovarios, sin anestesia ni nada. A eso se le llama ser una valiente. La sorpresa inicial duró un minuto. Una vez lanzada la primera propuesta, aquello se transformó en una especie de taberna portuaria en la que nuestras amigas de género opuesto pugnaron por retomar la senda adulta a base de preguntas que nos abrumaron por nuestra ignorancia. Ya se sabe lo que se puede encontrar uno en una revista para chicas. Ellas con la revista “Vale” y nosotros con la “Heavy Metal” y el “Mortadelo”.

Así que, angustiados por la superioridad de las contrarias, pusimos orejas de burro gachas y en posición de escucha, dispuestos a que todas las mujeres, incluida nuestra im-ponente, nos sacaran de la ignorancia más vergonzosa. Nuestro único manual hasta la fecha, era el clásico diccionario Sopena de bolsillo, cuyas definiciones fisiológicas se convertían en citas filosóficas destinadas a ser debatidas en profundidad por nuestros cerebros en ebullición.

Quizás la charla nos decepcionó, porque en algunos casos la dinámica y los contenidos eran similares al que usaría un vendedor de multipropiedad. Todo ventajas, cláusulas abusivas y sonrisa Profiden ante al mundo de posibilidades que se nos abría por el simple hecho de ser ya hombrecitos y mujercitas. Pero faltaba algo, algo que ella no nos contaba y que era el pegamento capaz de das sentido a cada una de las extrañas piezas del puzzle. Para esa generación, espectadora de una televisión que todavía mantenía la vocación educadora, crecida entre el amor de Pancho y Bea, el machismo de Koji Kabuto hacia Sayaca, la ternura de Melody –película de Alan Parker sobre el amor de dos adolescentes que TVE nos puso dos sábados por la mañana- o las lecciones morales de Fama, no era difícil hilvanar la información recibida en clase con las implicaciones de la afectividad de la que fuimos testigos.

En junio imparto mis charlas anuales en el colegio sobre sexualidad y afectividad. Cada año encuentro a las familias más motivadas con esta aventura fin de curso en la que me embarco como despedida de la tutoría. Quizás los padres de mi generación recuerdan su adolescencia como una travesía a través del desierto de la desinformación, en la que la mayoría de ellos creció en un ambiente afectivo muy sano, que no se podía complementar en su colegio con una formación sexual adecuada. Eran otros tiempos. Buenos o malos, pero distintos.

Ahora resulta que a sus hijos les ocurre lo contrario. Poseen tanta información que mi pobre diccionario Sopena produciría ataques de risa compulsiva. Sería como comparar un ábaco con una PDA. El problema es que esa inmensa cantidad de conocimientos no forman la urdimbre necesaria con la educación afectiva. Los padres lo saben, y por eso coinciden conmigo en que este cursillo fin de curso se lo imparta el tutor en colaboración con ellos mismos desde casa. Es muy importante que la persona que te explique estos temas tenga un vínculo de cariño y respeto mutuo con los que te escuchan, para que no todo sean cuestiones prácticas, láminas fisiológicas o manuales de instrucciones. La coherencia en tus actos, el cariño que les muestras a diario y la credibilidad con la que afirmas que el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos, son unos buenos cimientos para empezar.

Siempre que recopilo los correos electrónicos de las familias en las que me transmiten los apartados en los que desean que haga hincapié, les suelo avisar de un grave defecto que tengo a la hora de afrontar esta semana, y es que me cuesta separar la sexualidad del amor. Sé que más de un especialista en la materia me diría que este lastre me impide ser un buen orientador para mis alumnos. Lo sé y lo admito. Nadie es perfecto. Pero a pesar de esta tara, soy de los que creen que es preferible escuchar al corazón a leer lo que nos cuentan por Internet.

Así que si me corazón me susurra las palabras ternura, respeto, escucha, unión, identidad, placer, relación, atracción y diversión, entremezcladas con los clásicos términos que mis alumnos conocen desde que se despertó en ellos la curiosidad por el sexo, espero que ninguno me llame anticuado por no seguir los dictados del prime-time televisivo o de los mensajes publicitarios que asocian el consumo de bienes materiales con la sexualidad.

Antonio Javier Roldán

(Publicado en “Corazones de tiza en las paredes del patio”)

Puedes enviar tus reflexiones, poesías o artículos sobre la adolescencia para que se publiquen en “La pavoteca” enviando un correo electrónico.

 

La Pavoteca examina a…

 

Ana Isabel Saz

Programa: S.O.S. Adolescentes

Web: Oficial

1.Pregunta de Matemáticas: ¿A qué edad recuerda que se inició su adolescencia?

Pronto físicamente, demasiado pronto emocionalmente.

2.Pregunta de Ciencias Sociales: ¿Cómo percibía entonces la sociedad que estaba descubriendo?

Estaba deseando poder entender el mundo de los adultos. Había muchas cosas que hacer, que pensar, que sentir…

3.Pregunta de Tecnología: Hoy en día muchos adolescentes se sienten fascinados por las consolas, los ordenadores, los móviles… ¿En qué empleaba usted su tiempo libre?

En mi familia, deseando cada minuto crecer, hacerme médico y curar la enfermedad de mi madre. También amigas y amigos, mucha conversación, escribir, música y lectura.

4.Pregunta de Lengua: ¿Cómo era su comunicación con los adultos?

Abierta, sabiendo los límites, pero con la posibilidad de hablar con libertad y de poder expresar. Por esa época era puro fuego con lo que pensaba y con como lo expresaba.

5.Pregunta de Educación Física: ¿Le importaba mucho su aspecto físico?

Me gustaba sentirme bien conmigo. Eso me hacía mostrarme segura ante los demás.

6.Pregunta de Educación Plástica: En la adolescencia procuramos escoger nuestra ropa según la imagen que queremos transmitir a los demás. ¿Cómo era su imagen entonces?

Me gustaba y me quería, o al menos eso decía…

7.Pregunta de Ciencias Naturales: ¿Recibió alguna información sobre educación sexual o prevención de drogas fuera del entorno familiar?

Muy reducida.

8.Pregunta de Música: ¿Qué tipo de música o artistas escuchaba en su adolescencia? ¿Los sigue escuchando?

Influencias de la música que se escuchaba en casa, de mi hermano y descubrimientos propios. Lo cierto es que escuchaba y sigo escuchando casi de todo. Ráphael, Paloma San Basilio, Mocedades; Whitesnake, Dream Theather, Bon Jovi; El Último de la fila, Mecano, Madonna… Sigo teniendo un oído abierto, aunque hay estilos con los que no logro conectar…

9.Pregunta de Idioma extranjero: ¿Sintió alguna vez que nadie le comprendía?

Sentí en algún momento que la vida era terriblemente cruel…

10.Pregunta de Religión/Ética: Al llegar a esta etapa de la vida, ¿hubo algún cambio en sus valores o principios?

Muchos cambios, muchas preguntas, muchas dudas. Algunas cuestiones las he resuelto, otras no hay manera…

¡Muchas gracias, Ana Isabel!

Materiales recomendados

 

DVD: Cinema Paradiso

Salvatore Di Vita es un director de cine de éxito, a punto de estrenar una película a finales de los años ochenta. Al regresar a casa, tras una dura jornada de trabajo, recibe la noticia de la muerte de Alfredo, un viejo amigo de su pueblo natal en Sicilia. Durante toda la noche recordará la ausencia de su padre -desaparecido en la guerra- y a Alfredo, proyeccionista del cine de su pueblo, que ejerció a la vez de mentor y figura paterna. También Salvatore fue el hijo que Alfredo no pudo tener.

Es una película sobre la vocación por una profesión, de la que ya hablamos en el capítulo 11, pero también sobre el amor, los sentimientos, el tiempo y la añoranza, el tránsito de la niñez a la adolescencia y la memoria que nos acompaña durante toda la vida y que conforma lo que somos.

Existen dos versiones. La llamada “Montaje del director” tiene 43´ extra y aclara algunos interrogantes de la historia, pero no añade belleza a esta película ya de por sí mágica.


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